Pensar cómo votamos, antes que a quién

Adam Dubove

Los candidatos a diputados y senadores nacionales están entrando en la recta final de la elección. El próximo domingo se celebran las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias (PASO), un ejercicio compulsivo de democracia interna de los partidos que, aun siendo obligatorias por ley, la mayoría de los partidos se encarga de eludir.

Las PASO tienen su origen en un paquete de medidas que fueron aprobadas por el kirchnerismo a finales de 2009 en el marco de la llamada “reforma política”. Una serie de modificaciones en la normativa legislativa que impuso condiciones que resultan desfavorables para los partidos más chicos. Como acostumbran, desde el oficialismo aseguraban que se trataba de una ley para mejorar el sistema electoral, cuando en realidad estábamos ante una reforma que resultó muy dañina para la subsistencia de los partidos en crecimiento.

Las PASO fueron, dentro de este paquete de reforma electoral, una de las propuestas que más perjudicó la vida de los partidos más pequeños. ¿Qué son realmente las PASO? No se trata de un sistema para elegir candidatos dentro de los partidos. El próximo domingo sólo un par de partidos participarán en internas. La razón de las PASO está en el umbral que deben sobrepasar los partidos antes de participar en las elecciones generales. Sus usos son múltiples, y algunos utilizan las PASO como un circo puntano para obtener mayor financiación estatal para su partido, mientras que las ubicaciones en las listas definitivas de octubre ya fueron acordadas de antemano.

Según los datos de la secretaría electoral, el 29,8% del padrón electoral está afiliado a algún partido político. En provincias como Jujuy, Formosa y Catamarca ese porcentaje aumenta considerablemente hasta alcanzar casi un 50%, pero son los correntinos los que se llevan el oro con más de la mitad de ellos afiliados. Analizando estos números es fácil concluir que en gran parte del país la mayoría ha decidido no formar parte, al menos como afiliado, de la vida interna de los partidos. La utilización de la obligatoriedad como medio para promover la participación en la vida interna partidaria es injustificable.

Formar parte de un club, una religión, una empresa, y también de un partido político está contemplado por el derecho a la libre asociación, sin embargo también se debería contemplar el derecho implícito a no querer asociarse o ser parte de las decisiones internas de un partido político. Frente a esto, los defensores de estas internas obligatorias argumentan que sirven para involucrar a la gente en la vida política; esto para ellos es un valor positivo que debería ser promovido. Aun si realmente se tratase de un valor positivo, esto no justifica que deba ser impuesto contra la voluntad de las personas.

Durante los gobiernos de Nestor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, el Estado se multiplicó en su tamaño, lo cual no sólo se ve a través de su intervencionismo en la economía, sino también mediante la situación de constante atropello a los derechos individuales. En estos momentos, las decisiones de gran parte de nuestras vidas están fuera de nuestro alcance, están en manos de la clase política. Por eso, defender la libertad implica que hoy sea necesario influir de alguna forma en la política.

La implementación de las PASO fue la reforma más visible del paquete impulsado desde el oficialismo. Otra pieza fundamental, aunque ignorada por los medios, fueron las modificaciones relativas a la formación de nuevos partidos políticos. Aunque la propia presidente haya sugerido a manifestantes que pretendían expresarse en la vía pública “que formen un partido y que ganen las elecciones”, las dificultades para comenzar un partido desde cero se incrementaron con esta ley. Las 4000 adhesiones para presentar candidatos nacionales se convirtieron en 4000 afiliaciones además de las 4000 adhesiones que exigían con anterioridad. Antes de la reforma, las adhesiones se recolectaban en simples planillas que podían completar fácilmente quienes querían avalar la formación de un partido político; esto se modificó con la reforma y después de la implementación las planillas pasaron a ser fichas individuales similares a las afiliaciones, generando confusión y hasta un efecto de espanto entre quienes se acercaban a conocer las propuestas y manifestar su adhesión. Es decir que al mismo tiempo que el kirchnerismo propone la participación en la vida interna de los partidos política obstruyen una vía de participación menos comprometida aunque igual de válida como puede ser optar por darle una adhesión a un partido político.

El próximo domingo los partidos que presentan candidatos a diputados y senadores nacionales estarán disputando lo que para muchos es “una gran encuesta nacional” en la que la gente está obligada a participar. Además de pensar a quién votamos, hay que pensar cómo votamos. ¿Por qué no es una alternativa legal elegir no votar?

Los sistemas electorales pueden ser reformados para lograr una mayor participación política a través del uso de la fuerza, pero también pueden ser reformados para que el voto sea verdaderamente un derecho e ir votar una opción.