La herencia en números

Esta nota intenta aclarar la dimensión de la herencia. Notará el lector que ha habido avances parciales en algunos campos, pero que aún resta mucho camino por recorrer en este proceso de normalización de la economía argentina.

1. Sobreempleo público

En la última década se multiplicó excesivamente el empleo público. A nivel nacional el personal aumentó un 61%, desde 241.400 en 2003 hasta 389.830 en 2015; a nivel provincial, el incremento fue del 72%, desde 1,7 a 3 millones de personas en el mismo período; a nivel municipal, la suba fue del 110%, pasando de 379 mil en 2003 a 796.300 en 2015. En total, en el período bajo estudio, el incremento fue del 77%, pasando de 2,3 a 4,2 millones de empleados públicos.

En América Latina, la relación empleo público-población económicamente activa apenas supera el 10 por ciento. En Argentina estamos cerca de alcanzar el 20 por ciento. Duplicar esta relación por supuesto tiene un costo fiscal importante. Debemos interpretarlo como una mochila excesivamente pesada sobre las empresas privadas y una traba fundamental para la creación de empleo. Continuar leyendo

Dos décadas perdidas (1996-2016)

La devaluación fue una mala idea. Fue la peor salida de la convertibilidad que se pudo imaginar. No sólo se quebraron los contratos y se debilitaron las instituciones, sino que además se dejó al país en una profunda crisis económica y social, de la que después de 20 años apenas logramos recuperarnos, pero no superar.

El punto de inflexión fue quizás esa carta de renuncia que Ricardo López Murphy tuvo en su bolsillo por unos pocos días entre el 5 y el 20 de marzo de 2001, antes de que retornara Domingo Cavallo al frente del Ministerio de Economía. Ricardo López Murphy fue quien tenía un diagnóstico apropiado y quien explicó con claridad a la sociedad y a la dirigencia las consecuencias de abandonar la convertibilidad. Fernando de la Rúa le dio la espalda y el peor escenario se hizo realidad. Domingo Cavallo partió de un diagnóstico equivocado: “El problema no es el déficit, es la competitividad”. Y con aquella frase y una mala idea de una canasta de monedas inició una gradual salida de la convertibilidad que ocasionó una fuga de capitales fenomenal. Ya sin reservas, y con Eduardo Duhalde en la Presidencia, que siempre se le fue esquiva en el proceso electoral, Argentina se entregó nuevamente a una enorme intervención estatal, con mucha propaganda política y con ello vinieron las dos décadas perdidas en materia de crecimiento económico. Continuar leyendo

Sturzenegger en una lección

Estamos mal, pero vamos bien. Es la conclusión a la que he llegado luego de escuchar el diagnóstico que el presidente Mauricio Macri ofreció en el Congreso al inaugurar las sesiones ordinarias de este 2016. Es la conclusión a la que he llegado también luego de leer la disertación que el Dr. Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central de la República Argentina, ofreció como expositor invitado a la sesión ordinaria de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (se puede leer aquí).

Su exposición me recordó a un clásico de la economía. Me refiero a La economía en una lección, de Henry Hazlitt (1946). Un libro que he recomendado durante años a toda persona que desee tener una primera introducción a esta ciencia. Se analizan allí falacias económicas diversas que, en los últimos años de esta vapuleada Argentina, se han convertido en una nueva ortodoxia.

¿Pero cuál esa famosa lección? Consiste en la tendencia a considerar exclusivamente las consecuencias inmediatas de una política o sus efectos sobre un grupo particular, sin inquirir cuáles produciría a largo plazo y sobre toda la comunidad.

El libro en cuestión repasa diversos casos, como las obras públicas, el efecto de los impuestos o el crédito estatal sobre la producción, el odio a la máquina, los planes sociales, los aranceles, los controles de precios, el proteccionismo sobre una industria en particular, el salario mínimo, la inflación o el injustificado ataque de algunos economistas al ahorro, entre otras cuestiones. Continuar leyendo

¿Coparticipación federal o correspondencia fiscal?

Dada la precariedad de las cuentas públicas, existe consenso en la necesidad de abrir un diálogo acerca de cambios en la coparticipación federal de impuestos. Son pocos, sin embargo, los estudios que proponen una verdadera modificación del sistema. En su lugar, se promueven distintas formas arbitrarias de redistribuir los ingresos, que ignoran la pregunta primordial: ¿por qué continuar con la coparticipación? ¿Por qué no retornar a un federalismo real, basado en el principio de correspondencia fiscal? Alberto Porto, de la Universidad Nacional de La Plata y Jorge Ávila, de la Universidad del CEMA, son quizás excepciones entre los economistas que marcaron este problema central en las finanzas públicas argentinas. 

Antecedentes históricos

A principios del siglo XX, regía en la Argentina una clara estructura de imputabilidad fiscal. La nación financiaba sólo un 5% del gasto público provincial. Este hecho aseguraba un auténtico federalismo fiscal y garantizaba la vigencia del principio de correspondencia. Continuar leyendo

Balance del primer mes de gestión

Este 10 de enero se cumplen los primeros treinta días del Gobierno de Mauricio Macri y el cambio de modelo económico es una realidad. No podían enfrentarse los desequilibrios fiscal, monetario y cambiario si se mantenía la misma política económica. El nuevo equipo no tardó en ofrecer señales claras y avanzar en varios frentes a la vez. ¿Qué se hizo y qué es lo que falta?

Comenzando por el frente fiscal, el Gobierno eliminó retenciones a la industria y a los productos agropecuarios, excepto para la soja, que se redujo de 35 a 30 por ciento. La apuesta consistió en recuperar las economías regionales mejorando los incentivos, tanto por reducción de la presión tributaria que recaía sobre el sector como por supresión del cepo cambiario, que lo contenía acorralado en los márgenes de ganancia. La medida contribuiría, en paralelo, a incentivar en la inmediatez a los productores agropecuarios para que liquiden las cosechas y ayuden con ello a engrosar las debilitadas reservas del Banco Central. Continuar leyendo

Un tipo de cambio real alto para la transición

El nuevo equipo económico avanza en el cumplimiento de sus promesas de campaña. Primero, redujo retenciones de exportaciones a cero para todos los cereales —e incluso para la industria—, excepto la soja, que bajó de 35 a 30 por ciento. Segundo, eliminó el cepo cambiario, estabilizó su valor oficial en torno a 13,90 pesos. Algunos analistas esperaban que su valor fuera un poco más elevado, pero eso obligaría al Banco Central a desembolsar mayor cantidad de pesos por la excesiva —y quizás fraudulenta— venta del dólar futuro durante la gestión de Alejandro Vanoli.

Argentina inició, con estas y otras medidas, un proceso de cambio de modelo económico que todavía necesita definir en sus aspectos fundamentales. Uno de ellos trata acerca de la integración comercial global, a través del mantenimiento de las relaciones con el Mercosur y con China, pero también de la integración con Estados Unidos y Europa, aspecto que se comenzará a profundizar en la cumbre del Mercosur en Paraguay. No estoy en la mesa chica del PRO, pero creo que la ambición de pertenecer al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) o generar acuerdos bilaterales con Europa y el Primer Mundo es una de las intenciones del nuevo Gobierno.

Al respecto, uno de los temas que deben discutirse es de qué modo desmantelar todo el arsenal de medidas proteccionistas que el kirchnerismo formó durante estos últimos doce años para proteger a la débil industria local de la “amenaza extranjera”. Recordemos que uno de los requisitos para ingresar en estos bloques es no contar precisamente con este tipo de obstáculos a la inversión extranjera, ni tampoco a los productos extranjeros.

Tanto en campaña como también durante estas dos primeras semanas de gobierno, el tema giró en torno a liberar el tipo de cambio y que sea determinado por la oferta y la demanda, pero nada se ha dicho sobre eliminar aranceles o, al menos, unificarlos en un valor para todas las ramas industriales, para no generar arbitrariedades entre sectores. Esto es precisamente el camino que tomó Chile tras las recomendaciones de Milton Friedman, al unificar todos los aranceles en el 10% y luego ir descendiendo año a año un uno por ciento. Con ello, en diez años se llega a una economía libre de aranceles. Continuar leyendo

El desarrollismo de Frondizi

Mauricio Macri enfrenta un contexto económico similar al que enfrentó Arturo Frondizi en 1958, con agudos desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios. Los historiadores que resumen aquel período destacan el déficit fiscal y la sobredimensión de empleo público, la monetización de dichos déficits con su consecuente inflación y la escasez tanto de divisas como de reservas del Banco Central (BCRA) para sostener un peso fuerte. También para importar materias primas, productos intermedios y bienes de capital, indispensables para la industria.

El “estrangulamiento” —entendido como la falta de divisas para sostener el crecimiento económico de la industria por su necesidad de insumos importados— aparecía como un problema estructural generado por tres décadas de proteccionismo y la aplicación de un modelo de industrialización por sustitución de importaciones que sólo había logrado estancar a la economía argentina desde la gran depresión de 1930. La producción agropecuaria no era ajena a esas dificultades y declinaba tanto por los bajos precios internacionales como también por el exceso de regulaciones y controles, incluyendo retenciones a las exportaciones. Continuar leyendo

Recuperar la igualdad ante la ley y el mercado

“Si se aplica un plan liberal, ninguna pyme va a sobrevivir”, dijo el ministro de Economía Axel Kicillof mientras anunciaba la creación de un consejo de defensa a las pequeñas y medianas empresas. Luego sentenció: “En el mercado, si no está el Estado, rige la ley de la selva”.

La frase del ministro deja mucha tela para cortar, como cada una de sus reflexiones. ¿Qué parte es cierta y qué parte no lo es?

Lo cierto es que liberales y socialistas llegan a pocos consensos en la política económica, pero en la medida en que haya buenas intenciones, coincidirán en terminar con la corrupción y también con el favor político que el Estado ofrece a algunos empresarios. En este sentido, el pensamiento del ministro de Economía no encaja en ninguna escuela económica de pensamiento. Su política económica consiste en reemplazar al mercado y ofrecer privilegios o sanciones arbitrarias a quienes él cree que lo merecen. La igualdad ante la ley lógicamente brilla por su ausencia. Continuar leyendo

La devaluación del peso argentino en 2011-2015

Devaluar es, según la Real Academia Española, ‘rebajar el valor de la moneda’. Nadie contribuyó tanto a rebajar el valor del peso argentino como este último Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en el que tuvo una destacada participación el actual ministro de Economía, Axel Kicillof. El economista Luis Secco guarda plena razón cuando explica: “La devaluación ya está hecha”, “Solo resta sincerarla”, algo que aparentemente le corresponderá hacer al próximo Gobierno, con el costo político y social que eso trae aparejado.

Para mostrar esta rebaja en el valor del peso entre 2011 y 2015, cabe una mirada a la evolución de las distintas partidas del balance del Banco Central de la República Argentina (BCRA), institución que cuenta con el monopolio de emisión de estos billetes depreciados. El cuadro presentado a continuación es un extracto del resumen estadístico que elabora trimestralmente Nicolás Cachanosky para nuestro blog Punto de Vista Económico. Continuar leyendo

Los mayores errores de la gestión Kicillof

El ministro de Economía, Axel Kicillof, fue entrevistado recientemente por Joaquín Morales Solá y nos dejó -en 35 minutos- interesantes argumentos para defender su administración de la política económica.

En la entrevista arremetió una vez más contra los economistas ortodoxos, defendió la política de desendeudamiento, de reindustrialización y de inclusión social, enfatizó el fuerte crecimiento económico que el país experimentó desde 2003, recordó la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas. Se apoyó sobre ciertos economistas como Miguel Ángel Broda, Orlando Ferreres y Carlos Melconian para señalar que la economía está bien, creciendo un 1 %, que la inflación se desaceleró de un 40 % a un 25 % -sin recetas ortodoxas-, que las reservas están estables, que no hay problemas con los vencimientos de deuda, lo que deja una buena herencia para el próximo Gobierno, garantizando continuidad del modelo luego de 2015.

Cuando se le cuestionó el bajo crecimiento, el ministro de Economía explicó el complejo contexto internacional que nos acompaña, con caída en los precios de los commodities, con las locomotoras de China y Estados Unidos bajo ciertas dificultades y con Brasil en recesión.

Es precisamente ese contexto el que lo obligó a decidir aplicar una política contracíclica desde principios de 2014 para estimular el consumo interno mediante planes y programas, apoyado en un supuesto consenso de los economistas en las recetas keynesianas que se presentan en todos los manuales de macroeconomía y política económica. Continuar leyendo