La contracara del sueño americano

No basta con los desastres que ha provocado Bush II ni los estropicios de Barack Obama respecto a los derechos individuales; ahora irrumpe en la escena política Donald Trump, el exitoso agente inmobiliario que por esa razón cree que puede llevarse al mundo por delante con sus propuestas fascistas de gran repercusión en el público estadounidense.

En su discurso de cincuenta minutos de junio último desde el Trump Tower en Manhattan el personaje de marras lanzó parte de su campaña presidencial que por el momento, según las encuestas (frecuentemente sujetas a gruesos errores), lidera las preferencias en círculos republicanos.

Sus aseveraciones resultan por cierto inquietantes para cualquier persona mínimamente inclinada a los postulados de la sociedad abierta. Desafortunadamente, está en línea con los resurgimientos de los nefastos nacionalismos europeos de estos tiempos.

La emprendió contra la inmigración, especialmente contra los mexicanos, a quienes tildó de traficantes de drogas, violadores y criminales, al tiempo que aseguró que construirá un muro muy alto que hará financiar a los propios mexicanos. Continuar leyendo

Cumbre de las Américas: un fiasco

Luego de las palabras del secretario general de las Naciones Unidas que instó a que se aplicara la “justicia social” en el continente, abrió oficialmente las deliberaciones el presidente de Panamá como representante del país anfitrión. Cayó en el lugar común de condenar las desigualdades de resultados sin distinguir entre regímenes fascistoides donde empresarios prebendarios se enriquecen a costa de sus semejantes de los sistemas de mercado donde los empresarios que se enriquecen se debe a que aciertan satisfacer las necesidades de su prójimo.

Asimismo rindió homenaje a Monseñor Oscar Romero de El Salvador, abanderado de la teología de la liberación quien insistía en sus recetas marxistas en un contexto de gobiernos corruptos y estatistas. Celebró el acuerdo Estados Unidos-Cuba por el que se le da cabida a la isla-cárcel en foros supuestamente democráticos para que los estadounidenses sean usados para financiar el aparato comunista en reemplazo primero de la Unión Soviética y luego de Venezuela. Afirmó que en el continente no hay represión haciendo oídos sordos al antedicho caso cubano y al venezolano. Alabó los muy discutidos arreglos del gobierno colombiano con el terrorismo de ese país y festejó lo que estimó ha sido el fin de conflictos territoriales en el continente como si no leyera los periódicos. Nada dijo de las amenazas a la libertad de prensa en medios ecuatorianos y argentinos ni sobre las alarmantes corrupciones en Brasil, Nicaragua, Bolivia y Argentina. Desde luego que tampoco hubiera quedado bien que criticara las reiteradas actitudes dilatorias y de apoyo a medidas autoritarias por parte de la OEA y de su secretario general, en su momento amigo y admirador de Salvador Allende (en ese foro, ufanándose de una peculiar noción de la diplomacia, el embajador venezolano declaró que “las balas pasan más rápido por las cabezas huecas de lo opositores”). Continuar leyendo

Obama y el estado de la Unión

Desde la época del segundo Bush, insisto en que Estados Unidos se viene latinoamericanizando a pasos agigantados en el peor sentido de la expresión, con gastos y deudas públicas gigantescas en cuyo contexto no es una exageración decir que viven de prestado (de 2001 a 2008 G.W.Bush duplicó la deuda y Obama desde 2009 al presente la volvió a duplicar, lo cual significa el 103% del producto) a lo que se agregan crecientes regulaciones absurdas y muchas veces contradictorias. Es cierto que la declinación viene de antes en ese país, pero el problema se ha acentuado enormemente en los últimos tiempos.

El discurso de Obama del 28 de enero de 2014 en el Congreso, para rendir cuentas sobre lo ocurrido en el ejercicio 2013, contiene afirmaciones que clara y contundentemente están en las antípodas de los extraordinarios principios y valores de los padres fundadores de esa notable nación en la que se produjo la revolución más exitosa de la historia de la humanidad como consecuencia de la libertad y el consiguiente respeto a los derechos individuales.

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