Recorrido intelectual de Vargas Llosa

Uno de mis proyectos aún no ejecutados consiste en invitar a varios de mis amigos, con algunos de los cuales he hablado en borrador, ex-marxistas y ahora formidables liberales para que escriban sobre sus respectivos tránsitos intelectuales y recopilar esos documentos en un libro (y no digo tránsitos ideológicos, porque esta palabreja en su acepción más difundida implica algo cerrado, terminado e inexpugnable, lo cual es la antítesis del liberalismo y de todo conocimiento que es por definición provisorio y abierto a refutaciones tal como nos enseña la visión popperiana).

Esta idea es naturalmente en interés personal al efecto de percatarme de cuáles han sido los autores, las obras y las ideas que los atrajeron cuando eran socialistas, cuales fueron las que los incitaron al cambio y finalmente cuales las que primeramente los atrajeron del lado liberal.

Esto es lo que en cierto sentido ha hecho muy resumidamente Mario Vargas Llosa en su reciente presentación Mi trayectoria intelectual, una conferencia suya titulada “Mi trayectoria intelectual: del marxismo al liberalismo”, pronunciada en el Institut économique de Montréal un año antes de la publicación a que hacemos referencia, también en francés y en inglés en la misma edición. Continuar leyendo

Otra vez sobre marxismo

Muchas veces he escrito y, desde luego, se ha escrito sobre marxismo pero nunca parece suficiente para intentar esclarecer sobre los errores de esta tradición de pensamiento y, consecuentemente, sobre los inconvenientes de la política contemporánea influida por esas recetas, las más de las veces sin reconocer la fuente pero imbuidos de la marcada tendencia a recortar el rol de la propiedad privada a través de la llamada “redistribución de ingresos” y afines.

En el Manifiesto Comunista de 1848, se sostiene que “la burguesía es incapaz de gobernar” porque “la existencia de la burguesía es incompatible con la sociedad” ya que “se apropia de los productos del trabajo. La burguesía engendra, por sí misma, a sus propios enterradores. Su destrucción es tan inevitable como el triunfo del proletariado” (secciones 31 y 32 del segundo capítulo).

Y más adelante Marx y Engels escriben que “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada” (sección 36 del capítulo tercero), para concluir en la necesidad de que el proletariado se ubique en el vértice político : “los proletarios se servirán de su supremacía política para arrebatar poco a poco a la burguesía toda clase de capital para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, en las del proletariado organizado como clase gobernante” (sección 52 del mismo capítulo, el cual concluye con la necesidad de la revolución en la sección 54).

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