Entre Ingmar Bergman y Calígula

La infancia de cada cual marca la vida, la influye grandemente, no la determina, puesto que la persona siempre debe tener presente que el segundero del reloj pasa rápido y que es su responsabilidad qué hace con su yo. No es conducente pasar el tiempo despotricando contra el padre que no le prestó la bicicleta o incluso temas mucho peores que pueden haber ocurrido. Es imprescindible arremangarse y encaminarse con decisión hacia metas de excelencia; los pretextos y las excusas no valen como escudo para no lograr lo que se debe.

Ingmar Bergman tuvo una infancia por cierto difícil, llena de nubarrones y tormentas. Su autobiografía se titula Linterna mágica, que tiene un sentido figurado, que es el cine y uno literal, que consiste en que cuando era frecuentemente castigado físicamente por su padre, a quien “terminada la tanda de azotes había que besar su mano” y luego encerrado en un ropero a oscuras durante largo tiempo, llevaba consigo de contrabando una linterna que al prenderla se imaginaba una producción cinematográfica.

Desde que nació, en julio de 1918, tuvo enfermedades y achaques de salud varios hasta su muerte en 2007. Inmediatamente después del parto, los médicos consideraban que no sobreviviría: “Era como si no acababa de decidirme a vivir”, escribe Bergman. Transcurrió su niñez acosado por su padre —pastor protestante—, con la noción truculenta de autoridad absoluta, pecado, castigo y misericordia, a pesar de lo cual asistió a discusiones de tono y contenido muy elevado entre sus padres; incluso en una oportunidad vio cómo el padre le pegaba a su madre. Continuar leyendo

Acerca del contragolpe de Estado

Es de gran relevancia destacar que en la tradición liberal está presente la rebelión contra el abuso insoportable del poder. En la obra más conocida y citada de John Locke puede decirse que comenzó el tratamiento sistemático de esa tradición donde se subraya que “Aquél que ejerciendo autoridad sobrepasa el poder que le fue otorgado por la ley y utiliza la fuerza que posee a su mando para gravar sobre sus súbditos obligaciones que la ley no determina, por ello mismo deja de ser juez y se le puede oponer resistencia, igual que a cualquier persona que atropella el derecho de otra por la fuerza”.

En este contexto, se trata de un contragolpe de Estado, puesto que el golpe de Estado original lo dieron quienes avasallaron derechos, atropellaron instituciones clave de una república que, como es sabido, significa alternancia en el poder, transparencia en los actos de gobierno, responsabilidad de los gobernantes ante los gobernados, igualdad ante la ley anclada en el “dar a cada uno lo suyo” de la Justicia y división e independencia de poderes.

Por supuesto que pude suceder, y de hecho sucede, un golpe de Estado contra un sistema republicano, lo cual es condenable desde toda perspectiva moral, pero aquí nos referimos al contragolpe en el sentido explicado. Continuar leyendo