La presidencia del Senado cobra gran interés

El llamado a indagatoria al vicepresidente Amado Boudou por el caso Ciccone no sólo abre un enorme interrogante respecto a su permanencia en ese cargo en su hecho sin precedentes en la historia política moderna, sino que además le da mucha más importancia a la pelea que se viene a fin de mes por la sucesión de Beatriz Rojkes de Alperovich en la presidencia provisional del Senado, cargo que ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión presidencial.

La sesión preparatoria será el miércoles 26 o el jueves 27 y cada día genera más expectativa ya que la definición fue postergada en diciembre, pese a que en esa fecha siempre se eligen las nuevas autoridades del Congreso. Oficialmente no se ha informado el nombre de quien va a reemplazar a la esposa del gobernador de Tucumán aunque hace meses que se viene especulando con que el flamante senador santiagueño Gerardo Zamora sería el preferido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Incluso el propio ex gobernador se ha encargado de comentarlo en varias mesas políticas.

Pero los tiempos políticos van cambiando y se percibe cierto estado deliberativo en el bloque de senadores del Frente para la Victoria ya que su titular, Miguel Ángel Pichetto, está dispuesto a pelear por ese cargo. Fortalecido por su contundente triunfo en Río Negro en las legislativas de octubre se ofrece como alternativa para evitar que un radical K quede en la línea de sucesión, sobre todo por la importancia estratégica de ese cargo si Boudou debe pedir licencia o dar un paso al costado.

Precisamente, esto es lo que preocupa a varios senadores del PJ. No les causa ninguna gracia la simple posibilidad de que un aliado extrapartidario quede muy cerca de la vicepresidencia en detrimento del peronismo. Zamora asegura que tiene la promesa de Carlos Zannini, el secretario y legal técnico de la Presidencia, para ser titular del Senado. Argumenta además que por eso asumió la banca ya que al ser inhabilitado por la Corte Suprema a presentarse a un tercer mandato como gobernador estaba dispuesto a quedarse en Santiago del Estero para “cogobernar” junto a su esposa, quien debió sucederlo.

Conviene tener en cuenta que el santiagueño tiene otra traba para llegar a la presidencia provisional del cuerpo que es el rechazo unánime de los senadores de la UCR, primera minoría, que no le perdonan su decisión de abandonar el partido e incorporarse sin disimulo al kirchnerismo. La bancada que lidera Gerardo Morales preferiría que Rojkes de Alperovich siguiera en ese cargo o avalar a Pichetto con quien se llevan muy bien. También Zamora genera resistencias entre el resto de los legisladores de la oposición, incluyendo al centro-izquierda, el PJ disidente y el PRO.

Aparentemente el escenario resulta favorable a las aspiraciones de Pichetto, quien incluso podría lograr los votos de muchos senadores opositores pero en la Casa Rosada no es visto con bueno ojos. Pese a que el martes estuvo en primera fila aplaudiendo el discurso de la jefa de Estado, los kirchneristas recelan del rionegrino porque en los últimos tiempos ha mostrado ciertos signos de independencia de criterio y no disimula su entusiasmo por la candidatura presidencial de Daniel Scioli. Luego de los comicios legislativos del año pasado hasta aparecieron afiches en Viedma con la fórmula Scioli-Pichetto. 

Con estos antecedentes no parece ser el mejor candidato para ocupar un cargo que lo puede transformar en números dos en la sucesión presidencial ante la delicada situación de Boudou. Los K de paladar negro siempre recuerdan que Néstor solía decir, frente a las bromas que recibía luego del voto no positivo de Julio Cobos, así actuó un radical “imagínense si el vicepresidente era peronista”. Esa visión es compartida por Cristina quien prefiere un líbero en lugar estratégico antes que un representante del establishment del peronismo.

Claro que la sangre no puede llegar al río y se supone que el nombre del sucesor se conocerá antes de que los senadores bajen al recinto para definir la titularidad del cuerpo. La definición no parece sencilla. Zamora la tiene complicada pero no sabe hasta dónde puede avanzar Pichetto en su movida rebelde. No habría que descartar entonces que no haya cambio y se quede Rojkes para evitar conflictos.  El kirchnerista Marcelo Fuentes podría ser una salida consensuada. Una pelea para alquilar balcones.

Insaurralde no es el único K que pierde por más diferencia que en agosto

Si bien la mirada de la dirigencia política, empresaria y financiera está puesta en la diferencia que le saque Sergio Massa a Martín Insaurralde el último domingo de octubre, lo cierto es que a partir de las PASO se percibe un escenario desfavorable para los candidatos del Frente para la Victoria que va más allá de la provincia de Buenos Aires y que marca un cansancio en la sociedad frente al estilo kirchnerista y al liderazgo de la presidenta Cristina Fernández.

Es cierto que lo que ocurre en el principal distrito del país siempre es noticia, sobre todo cuando surge una joven figura como Massa, que rápidamente coloca en jaque al aparato del Estado provincial y nacional. El peso específico del escenario electoral bonaerense es inigualable pero conviene repasar otros distritos grandes y chicos para percibir la profundidad de lo que realmente está ocurriendo en la sociedad argentina.

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Todos miran al lunes 28 de octubre

La confesión de Cristina Fernández sobre su voto por el FIP de Jorge Abelardo Ramos de la izquierda nacional de los 70 explica gran parte de lo que sucedió en esta primera mitad de su segundo mandato. “Voté a Perón por izquierda”, no sólo demuestra por qué acuño e implementó el “vamos por todo” que comenzó en 2011, sino que además anticipa como pretende llegar a diciembre de 2015. “Ni un paso atrás”, sería el slogan que va más allá de la campaña electoral.

Claro que las PASO sirvieron para poner en blanco sobre negro el divorcio entre el relato oficial y la fuga de votantes que respaldaron a CFK en las presidenciales. El 11 de agosto irrumpió esa realidad y ahora todo promete ser más cuesta arriba para octubre. Porque se trata de un creciente desencanto que, sumando a los que nunca la votaron, transforma a la presidenta en un personaje que genera cada vez más rechazo por más que haga anuncios como para los trabajadores, monotributistas o el giro en el discurso sobre la inseguridad.

Gestos tardíos para poder revertir las derrotas electorales que se registraron en las primarias. Aunque la jefa de Estado pretende ceder en cuestiones electoralistas conviene tener en cuenta que no aceptará bajo ningún punto de vista cambiar la matriz del modelo económico ni tampoco tomar decisiones que sean interpretadas como un giro a la ortodoxia que supuestamente le impondrían desde la oposición y los grupos económicos. Claro que al enfatizar la semana pasada frente a empresarios y sindicalistas que prefiere dejar el poder antes de negociar su política económica puso un límite e instaló un problema a mediano plazo.

La exagerada denuncia de Elisa Carrió sobre un supuesto golpe del PJ contra CFK puso el dedo en la llaga. La derrota electoral y el inicio del poscristinismo abre un período de tremenda lucha por el poder donde se mezclan expresiones de deseos o análisis irresponsables como especular con la renuncia presidencial, un gobierno de transición de Daniel Scioli que culminaría en elecciones generales para consagrar a Sergio Massa presidente. Un verdadero dislate.

La hipótesis de Lilita fue explicitada con su estilo rimbombante pero conviene tener en cuenta que el escenario de una salida anticipada del poder de Cristina cada vez se escucha más en mesas políticas, empresarias y diplomáticas. Obviamente no hay ninguna certeza concreta para afirmar esa posibilidad pero es lo que genera en la Argentina la visión de un gobierno que se debilita luego de haber ejercido tanto poder en forma hegemónica y autoritaria. Y eso ya es un dato político en sí mismo.

Sin embargo, este episodio desnuda que la mayoría de las fuerza políticas tiene sus ojos puestos en el 28 de octubre, el día después de las elecciones. La mayoría coincide en que el retroceso electoral del kirchnerismo será tan fuerte que abrirá una incógnita muy grande hacia la transición de los próximos dos años. Nadie lo desea, pero nadie se anima a descartarlo de plano. En la mente de los dirigentes políticos, sobre todo en los opositores, la reacción que pueda tomar CFK luego de los comicios venideros es realmente imprevisible.

Desde el Frente Renovador, que es quien se encamina a darle un fuerte golpe en las urnas en la provincia de Buenos Aires, sostienen que serán ellos quienes más empeño pongan “en cuidar la gobernabilidad”. Quieren que la presidenta tome el camino del consenso y la negociación para llegar a 2015 de la mejor manera posible. Lo mismo que pidió Scioli para ella y para su propio gobierno.

El tema pasa por saber si las medidas recientes tomadas en campaña por el gobierno nacional son un adelanto de racionalidad, o sólo un intento de influir positivamente en el bolsillo de los votantes. Para el día después, las alarmas de la economía empiezan a mandar mensajes complicados. No hay margen para hacer la plancha hasta el 2015. Habrá que tomar medidas fuertes. ¿Cristina está dispuesta a pagar los costos políticos de desandar parte de lo que ella ha construido como relato? Parecería que no.

Por eso se comenta que Massa ha empezado a percibir cierto temor frente a la proximidad del poder. El famoso “Teorema de Baglini” que exige mayor responsabilidad a aquel que se siente muy cerca de la Casa Rosada. Y, sobre todo, la preocupa la perspectiva del ajuste, que ante la eventual negativa de CFK, deberá hacer el próximo gobierno en 2015 o antes de esa fecha.

Ha trascendido en las últimas horas que el intendente de Tigre le ha encomendado a Felipe Solá que inicie gestiones con todos los referentes del espectro político, incluido el kirchnerismo, para discutir la agenda económica de los próximos dos años. Las conversaciones ya se iniciaron, sobre todo con la Unión Cívica Radical. No se trata de la única movida en ese sentido que se ha impulsado por la creciente preocupación.

Voceros confiables hablan de contactos más frecuentes que de costumbre entre Scioli y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, para intercambiar ideas sobre los problemas económicos y fiscales. También José Pampuro, en representación del gobernador, compartió una comida con los radicales Ernesto Sanz y Julio Cobos para analizar los mismos problemas.

Pero ahora el más activo parece ser Massa quien desea darle un rol más activo a Roberto Lavagna, recurriendo a su experiencia y contacto con la dirigencia política, empresaria y sindical. También abrió canales de diálogo con Martín Insaurralde, a través del ex ucedeista Guillermo Viñuales, y con el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien le habría insinuado la posibilidad de que el fallo de por la Ley de Medios salga unos días antes de las elecciones.

Sea como fuere, los temores y la preocupación va en aumento respeto a lo que pueda llegar a ocurrir después del 27 de octubre. Está claro que el peronismo ya olfateó la crisis de liderazgo que se viene, a partir de la no re-reelección de la presidenta. Pero el proyecto de relanzar al peronismo, no ya como la columna vertebral del Frente para la Victoria sino como el PJ, podría chocar con sus propias aspiraciones y alimentar su descomposición, si no mejoran la performance en octubre. Y la oposición empieza a reunirse para buscar una agenda económica común. Pero nadie conspira porque quieren que CFK termine el mandato. La incógnita es si ella aceptará gobernar con límites y plazo fijo.

En octubre comienza a definirse la sucesión de Macri en Capital

Despejadas algunas incógnitas en el mapa político para octubre -es casi seguro que Sergio Massa gane en Buenos Aires, Hermes Binner en Santa Fe, Juan Schiaretti en Córdoba o Julio Cobos en Mendoza-, cada vez resulta más atractiva la elección en la Ciudad de Buenos Aires. No sólo porque se eligen 3 senadores, 13 diputados y 30 legisladores locales, sino que además empieza a perfilarse cómo será la sucesión de Mauricio Macri luego de dos mandatos consecutivos en la Jefatura de Gobierno porteña.

Si bien los pronósticos indican que esta contienda electoral será ganada por el PRO de la mano de Gabriela Michetti, aparecen varios interrogantes respecto a cñomo lo irá al macrismo en la categoría de diputados nacionales y legisladores y quiénes quedarán mejor perfilados para las elecciones de 2015 en el distrito. Por eso, desde el oficialismo porteño salen desde esta semana a “comerse la cancha” para intentar recuperar muchos de los votos perdidos en las PASO a manos de UNEN, la gran revelación de esos comicios.

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Cobos y Binner pueden beneficiarse de la puja peronista Massa-Scioli

Si bien cualquier pronóstico que vaya más allá de las elecciones legislativas del mes octubre suena sumamente arriesgado, lo cierto es que todo parece indicar que la coalición radical socialista amenaza con convertirse en una fuerza electoral competitiva para las presidenciales de 2015 sobre todo si “nacionalizan” la experiencia que empleó UNEN en la Ciudad de Buenos Aires.

Tal como lo anticipamos desde esta columna el 29 de julio pasado, las PASO fortalecieron finalmente a la oposición no peronista. La contundencia de los triunfos de Julio Cobos en Mendoza y Hermes Binner en Santa Fe, las buenas performances de Elisa Carrió en CABA y las victorias radicales en Catamarca, La Rioja, Corrientes, además del excelente desempeño en Jujuy, pusieron en el centro de la escena al panradicalismo como un protagonista clave para los dos próximos años.

En primera instancia el objetivo de la UCR, el socialismo y la Coalición Cívica es consolidar los triunfos logrados el 11 de agosto y estrechar diferencias en los distritos donde vienen de abajo. Binner pretende ganar con más comodidad pero se percibe un corrimiento de votos peronistas de Jorge Obeid a Miguel Del Sel que podría provocar un escenario más parejo entre el PRO y el Frente Progresista. Aunque nadie duda de la victoria del médico rosarino que se impuso en 18 de los 19 departamentos provinciales.

Cobos aparece mucho más entusiasmado que Binner ya que la decisión del ex gobernador radical Roberto Iglesias de bajar su lista podría ampliar su triunfo en octubre con la posibilidad de arañar el 50% de los votos. Tan relajado se lo ve que pretende viajar a otros distritos al igual que el socialista para darle una mano a los candidatos afines. Pero el ex vicepresidente sabe que de confirmarse esos números no sólo se transforma en uno de los presidenciables de ese espacio político para 2015 sino que además su voz será más influyente en la conducción de la UCR.

La otra expectativa destacada está puesta en la figura de Carrió que, de acuerdo a los últimos sondeos, podría ganar la competencia porteña por los diputados nacionales. Si la lista que encabeza la líder de la Coalición Cívica se impone a la del PRO con el rabino Sergio Bergman no habrá que descartar su incorporación al pelotón de los que competirían en las presidenciales por esta coalición dentro de dos años. El otro aspirante sería Ernesto Sanz, quien quedaría con poco espacio al ser mendocino igual que Cobos.

Quienes ya programan esa primaria entre Cobos, Binner y Carrió anticipan que la estrategia debe incluir objetivos que demuestran que esa coalición tiene ansias de poder. Sostienen que el posicionamiento del Frente Progresista debe comenzar el 10 de diciembre con la pelea por cargos estratégicos en la Cámara de Diputados. Los radicales aspirar a la presidencia del cuerpo pero los socialistas no se muestran muy entusiasmados. Quizás se zanje la diferencia apuntando a quedarse con la titularidad de las comisiones más estratégicas.

También apuntan a que los liderazgos provinciales que se consagrarán en octubre se transformen en candidatos para competir seriamente por varias gobernaciones. Este espacio político pretende llegar a 2015 quedándose con el control de cinco o seis provincias más de las que gobiernan actualmente (Santa Fe y Corrientes). Por razones emblemáticas y no tanto por peso territorial, se entusiasman con Santa Cruz de la mano del ganador de las PASO el radical Eduardo Costa. La resurrección de Cobos les permitirá recuperar la gobernación de Mendoza. Suena la senadora Laura Montero o Alfredo Cornejo, ambos de confianza del ex vicepresidente.

Consideran además que podrán pelear voto a voto por Tucumán de la mano del senador José Cano ya que el gobernador José Alperovich no puede presentarse a un nuevo mandato. Eduardo Brizuela del Moral, reciente ganador en las PASO de Catamarca, ya se anota para volver a ser gobernador, mientras que Ángel Rozas, Gerardo Morales, Julio Martínez y Ramón Mestre (h) competirán con más chances por las gobernaciones de Chaco, Jujuy, La Rioja y Córdoba.

Evidentemente el talón de Aquiles de esta construcción de la oposición no peronista se da en la provincia de Buenos Aires, más concretamente en el Conurbano bonaerense donde no tiene inserción desde hace más de una década. La floja performance del dúo Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín anticipa un recambio de figuras para 2015. Claro que no sobran las alternativas. Algunos pretenden “provincializar” las figuras de intendentes radicales del interior o recuperar a los ahora massistas Gustavo Posse, jefe comunal de San Isidro o el de Junín, Mario Moeni.

Quizás la apuesta más audaz sea la que analizan en usinas radicales respecto a mudar a territorio bonaerense a Martín Lousteau, gran revelación por su debut electoral en UNEN. Debe ser la figura más atractiva que tiene el panradicalismo para captar votos en el primer cordón del GBA y especialmente entre los jóvenes. Claro que el ex ministro de Economía también es número puesto para pelear por la jefatura de gobierno porteña, aunque si lo trasladan a provincia de Buenos Aires podría ser reemplazado por Alfonso Prat Gay para la sucesión de Mauricio Macri.

Obviamente no todo está lineal y sencillo a la hora de volver a construir una fuerza no PJ como alternativa de gobierno después del fracaso de la Alianza en 2001. Tarea complicada. Deberán convencer al electorado y revertir ese “lugar común” que en la Argentina solo garantizan gobernabilidad los peronistas. En ese sentido, quizás se vean favorecidos por los pronósticos que indican un final ajetreado al mandato de Cristina Kirchner y la propia interna justicialista por la sucesión entre Sergio Massa y Daniel Scioli.

También tendrán que lidiar con el fantasma de Fernando De la Rúa y las peleas con el Frepaso de Chacho Álvarez. Los conocedores de esta coalición creen que lo más competitivo sería la fórmula Cobos-Binner porque creen que el ex vicepresidente es el favorito a ganar esa primaria por el peso territorial de la UCR a nivel nacional. Con ese binomio presidencial y candidatos de peso en las provincias se tienen fe para llegar a una segunda vuelta. Tienen una nueva oportunidad pero dos años en la Argentina es como una década en otro país.  También es cierto que un sector importante del electorado está harto de gobiernos peronistas.

Las PASO pueden fortalecer a la oposición no peronista

A medida que los pronósticos electorales anticipan una elección reñida entre Sergio Massa y Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires, comienza a instalarse la percepción acerca de un debilitamiento del kirchnerismo en las urnas del 11 de agosto pero sin la irrupción de un ganador contundente. Las elecciones de medio término siempre han encaramado a un triunfador que queda posicionado para las presidenciales siguientes, más allá de que muchos quedaron en el camino.

En 1987 el alfonsinismo recibió un golpe mortal y surgió Antonio Cafiero, a partir de su triunfo bonaerense, como el gran candidato a suceder al ex presidente radical. Claro que después Carlos Menem le ganó la interna. Diez años después el duro revés lo recibió el menemismo y la ganadora en la provincia de Buenos Aires fue Graciela Fernández Meijide aunque al año siguiente Fernando De la Rúa le birló la candidatura presidencial.

En 2005 Cristina Fernández de Kirchner se quedó con el distrito bonaerense derrotando a Hilda “Chiche” Duhalde. Ella fue la única que pudo llegar a la Casa Rosada. En 2009 surgió la figura de Francisco De Narváez luego de derrotar a Néstor Kirchner. Pero no supo administrar ese triunfo y el kirchnerismo resurgió de las cenizas y se quedó nuevamente con el premio mayor. En esta oportunidad parecería que el oficialismo no tendría mucho margen para impulsar a la jefa de Estado para un nuevo período.

Pero tampoco aparece a la vista una figura descollante con proyección y estructura nacional. Puede ser Massa si su cosecha electoral es convincente pero luego debe construir una base política a nivel nacional si pretende desembarcar en la Casa Rosada en 2015. Es una alternativa que no habría que desechar al igual que a Daniel Scioli quien trabaja para levantar el techo electoral de Insaurralde y luego recibir la bendición de CFK para las presidenciales.

Dentro de las especulaciones que surgen de las tendencias electorales para las PASO conviene mirar con atención al espacio que nuclea a radicales y socialistas. Esa coalición, o mejor dicho algunos de sus dirigentes más prominentes, podrían verse beneficiados con la floja performance electoral que podría cosechar el Frente para la Victoria a nivel nacional. También los favorecerá el fracaso de la construcción de una alianza del PJ disidente y el PRO. Distinto hubiera sido el escenario si se armaba un frente integrado por Mauricio Macri, José Manuel De la Sota, Francisco De Narváez, Roberto Lavagna y Hugo Moyano.

Evidentemente el default de una coalición neoperonista más inclinada al centroderecha deja huérfano a un sector importante de la sociedad que no comulga con el kirchnerismo. En todo caso esa porción del electorado deberá conformarse, salvo en la Capital y en algún otro distrito, con la construcción socialdemócrata que lideran radicales y socialistas. Aún no se percibe ni siquiera un símil de la Concertación chilena pero en las PASO y en octubre pueden emerger varios dirigentes muy fortalecidos como para pensar en una interna abierta para 2015.

Es verdad que este espacio político aún difuso no espera una gran performance electoral en la provincia de Buenos Aires con todo lo que eso significa. Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín miden por abajo del techo histórico del voto radical y son víctimas de la polarización Massa-Insaurralde. Pero compensarán con un contundente triunfo de Hermes Binner en Santa Fe que lo va posicionar nuevamente en la carrera presidencial. Dicen que puede superar el 40% de los votos y sacarles una gran diferencia a Jorge Obeid y Miguel Del Sel.

También se sumaría Julio Cobos si como dicen las encuestas más recientes gana en Mendoza y deja golpeado al gobernador Paco Pérez una de las jóvenes figuras del kirchnerismo que surgieron en 2011. Pero parece que el candidato K Alejandro Abraham ha comenzado a subir en la intención de voto y está estrechando la diferencia que llevaba el vicepresidente. También Cobos pierde votos por la candidatura del ex gobernador Roberto Iglesias impulsada por usinas cercanas a la Casa Rosada. De todas formas, hasta ahora nadie pone en duda su triunfo.

Pese a que vienen remando desde abajo en los sondeos, conviene seguir la suerte electoral de Elisa Carrió y Oscar Aguad por el peso específico de la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba. Lilita viene de una debacle dolorosa en 2011 y en dos años logro revertir su creciente imagen negativa y varios sondeos pronostican que puede ser la más votada por los porteños entre aquellos que se postulan para la Cámara de Diputados. Parece que el lanzamiento de UNEN es la nueva atracción en la Capital y la lista de Carrió, a la que sumarán luego de las PASO Martín Lousteau y Ricardo Gil Lavedra, puede rendir mucho más en octubre.

Aguad, luego de un tercer lugar incómodo en la pelea por la gobernación, vuelve a ser competitivo y está a cinco puntos del candidato del PJ, Juan Schiaretti. Sus chances dependen en gran medida de los votos que pueda sacarle al delasotismo el macrista Héctor Baldassi y la peronista Olga Riutort con fuerte presencia en la Capital mediterránea. También necesita del apoyo del intendente Ramón Mestre, cuya popularidad puede llegar a ser decisiva en la campaña cordobesa.

La otra disputa electoral que ha comenzado a generar atractivo es la de Tucumán donde el gobernador José Alperovich, luego de obtener más del 70% de los votos en 2011, intenta retener el poder en medio de una fuerte crisis de la economía regional por la caída del precio de la caña de azúcar y jaqueado por el crimen de Paulina Lebbos que compromete a uno de sus hijos. En este escenario complicado para el mandatario y su candidato Juan Manzur irrumpió el senador radical José Cano para tratar de encolumnar el “voto castigo” detrás de su figura. Se habla de una competencia más reñida con ventaja para Alperovich. Pero en octubre el candidato opositor podría dar un batacazo.

También se esperan sorpresas en distritos muy feudalizados pero el mal momento económico y el efecto Misiones (Maurice Closs perdió 200.000 votos en las recientes elecciones locales) anticipan un retroceso del oficialismo. Lo más resonante se percibe en Santa Cruz donde el radical Eduardo Costa no sólo podría volver a ganar la provincia de los Kirchner, sino además dejaría sin banca de diputado a La Cámpora, que lleva su propia lista al margen de la que impulsa el gobernador Daniel Peralta.

Similar panorama se registra en La Rioja porque el diputado de la UCR Julio Martínez lidera las encuestas porque el voto peronista se divide entre los candidatos del gobernador Beder Herrera y la lista de Jorge Yoma. El legislador del PJ disidente podría dejar tercera la nómina del kirchnerismo. En Catamarca el ex gobernador Eduardo Brizuela del Moral le estaría ganando a los postulantes de la gobernadora Lucía Corpacci beneficiado por los votos peronistas que tracciona Luís Barrionuevo.

Este panorama anticipa un escenario donde la Unión Cívica Radical y sus aliados de centro izquierda podrían volver a tener una oportunidad. Es muy probable que sean la segunda fuerza electoral nacional luego del FpV. Más allá del fracaso de la gestión de De la Rúa y las peleas internas, el radicalismo sigue siendo la única estructura política con presencia nacional y puede ser la columna vertebral de una coalición no peronista para 2015. Claro que no deberían cometer el error de 2011 y aprovechar las PASO dentro de dos años para definir su candidato presidencial.

Poner en la cancha a Binner, Cobos, Sanz, y Carrió generaría un atractivo en el electorado no PJ y en aquellos que se sienten fatigados de tanto peronismo de diversos colores e ideología pero que al final siempre se ponen de acuerdo. También estarán Aguad, Mestre, Costa o Cano para integrar algunas de esas fórmulas. No será fácil por el estigma instalado de que no saben garantizar la gobernabilidad. Vuelven a tener chances pero quizás esta sea la última.