Barbieri, rector: un pacto contra la universidad

El jueves 5 se realizó una farsa: la elección de rector de la UBA, en un ámbito que nada tuvo de ‘asamblea’, y mucho menos de ‘universitaria’. Con la intervención directa del gobierno nacional, pisoteando nuevamente la autonomía, se consumó la nominación de Alberto Barbieri en el Congreso, protegido por la Infantería. Este peronista ocupa el sillón máximo de la UBA con la bendición de la Casa Rosada, en un pacto que incluye a radicales, massistas, y hasta al PRO. Como ya señalamos, la reunión entre el flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y Barbieri selló un pacto reaccionario contra la universidad pública. La “foto” de la elección lo ilustra: vallas y gases policiales. Un escenario buscado por el gobierno para oscurecer la crisis de la UBA y los reclamos de las mayorías. Las trenzas políticas de los grupos profesorales nada tienen que ver con la masa que estudia y trabaja en la UBA. Muy por el contrario, representan tan sólo a una ínfima minoría de profesores, que deja por fuera al 99% de la población universitaria -estudiantes, docentes, y no docentes. El resultado de este gobierno antidemocrático es devastador para la UBA. Mientras un puñado de funcionarios gana arriba de 50 mil pesos, más de 10 mil docentes trabaja gratis. Se incrementa la privatización de contenidos, con posgrados que llegan a los 180 mil pesos. El nuevo rector Barbieri es ‘campeón’ de esta política degradante, pues su facultad -Económicas-, lidera la lista de geración de recursos propios y convenios espurios con empresas.

Mientras se realizaba la asamblea antidemocrática, los trabajadores del Hospital de Clínicas, que depende de la UBA y supo ser el principal hospital-escuela de América Latina, denunciaban un vaciamiento conciente, como lo prueba no sólo la falta de tomógrafos, sino incluso de analgésicos y sábanas para los pacientes. ¿No es un contundente testimonio de por qué las camarillas están inhabilitadas para gobernar la UBA?

Vale una triste mención para el candidato “alternativo” Schuster. Siempre refugiándose en la defensa de la legitimidad de una asamblea que carece por completo de ella, los falsos “progresistas” ni arrimaron a ser alternativa, por la sencilla razón de que fueron parte constitutiva del pacto podrido de gestión de la UBA, que incluyó a los Barbieri y compañía. Si quedaron “pedaleando en el aire” es porque “su” gobierno cerró filas con el candidato del “establishment” universitario. Finalmente, Carta Abierta y La Cámpora quedan colgados del pincel y ceden terreno ante los Capitanich-Barbieri. No pueden alegar inocencia: es el resultado de la experiencia política que “construyeron”.

La intervención del movimiento estudiantil frente a la Asamblea 

Frente a un Congreso blindado, se movilizaron la Fuba y la Asociación Gremial Docente. Cumpliendo lo votado por la Junta Ejecutiva de la Federación, ingresamos a la asamblea para denunciar la situación de la UBA y presentar la moción que reclamaba la convocatoria a otra asamblea, democrática, electa por el voto igualitario y universal. Al ser rechazada, nos retiramos. Otros, sin embargo, se apartaron de la orientación de la Fuba. Las divergencias de método y orientación intentaron ser encubiertas aludiendo a una supuesta “disposición a impedir la elección de rector”, una posibilidad que ni siquiera entraba en fantasía, tras el acuerdo de las camarillas con el gobierno y la militarización. En realidad, estaba en juego de qué modo se esclarecería el contenido social y político frente a los trabajadores y jóvenes del país, pues nuestra lucha sólo prosperará en forma masiva. El día anterior, también en el Congreso, pero del “lado de adentro” se apreció claramente el contenido de esa divergencia: mientras Néstor Pitrola denunció al gobierno y las autoridades de la Cámara por ceder las instalaciones y la fuerza represiva contra estudiantes y docentes, Claudio Lozano, diputado de muchos de los “impedidores”, no abría la boca al respecto y saludaba a Julián Domínguez como el “mejor presidente” que tuvo la Cámara.

Más que nunca, vamos por la democratización

Se abre una nueva etapa en la universidad. El giro a la derecha de su camarilla dirigente deberá ser enfrentado con una fuerte intervención del movimiento de estudiantes y trabajadores universitarios. Los mandatos de la Fuba y la AGD apuntan en esa dirección. La experiencia de la lucha por la democratización ilustró la necesidad insustituible de la independencia política para afrontarla. El reforzamiento de la lucha por la democratización es, en definitiva, colocar la UBA al servicio de las mayorías trabajadoras, algo incompatible con Barbieri y toda su camarilla.

A poco de la Asamblea Universitaria

Resta sólo un día para la realización de la Asamblea Universitaria de la Universidad de Buenos Aires. Por eso, la FUBA y la AGD-UBA redoblaron su actividad, para movilizarse contra la farsa que perpetrarán el 5 de diciembre. La Federación salió a ganar el apoyo de la población el sábado 30, con un “mesazo” por las principales calles de la ciudad. Hoy 4 organiza un festival, con acampe y vigilia frente al Congreso, donde se realizará la asamblea. La gremial docente, por su parte, tuvo reunión de mesa ampliada el pasado viernes, en la que resolvió participar del acto propuesto por la FUBA y editar un afiche común, “por una Asamblea realmente democrática para reformar los estatutos y una UBA al servicio de las mayorías trabajadoras”. De este modo, el miércoles 27, estudiantes y docentes estuvimos frente a las puertas del rectorado, oponiendo a la asamblea trucha de las camarillas otra asamblea, surgida del voto de toda la población universitaria, para democratizar y deliberar respecto de la orientación social de la UBA. Además, la AGD realizó un acto propio el 3, donde participó una docente riojana, protagonista de la gesta democratizadora de este 2013, y profesores de la UBA que apoyan la lucha.

¿Asamblea Universitaria?

Hemos dicho que el nombre le queda grande, pues no tendrá lugar ninguna deliberación asamblearia para establecer el destino de la universidad más importante del país. Mañana 5 de diciembre, las camarillas profesorales que controlan la UBA votarán a Alberto Barbieri como rector, según trenzas preestablecidas a espaldas de todo el mundo. A diez días de la asamblea, un decano que también sonó como “candidateable” -Marcelo Miguez, de Veterinaria- ocupó páginas de los diarios por agarrarse a trompadas con otro funcionario tras su desplazamiento del Senasa. En esto anda la camarilla profesoral, que reclama privilegios por sus “méritos” y no pasa la prueba de un carrerismo vinculado con el gobierno de turno.

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La pelea por la democratización

En los últimos quince días cobró impulso la lucha por la democratización universitaria, a raíz de la designación “anticipada” de decanos tras una década de falsas promesas sobre la reforma estatutaria. La casta profesoral acomoda sus piezas para el postkirchnerismo, lo cual no ocurre sin fricciones. En las facultades hay una inquietud generalizada. Las autoridades hicieron causa común con los medios más reaccionarios -Carta Abierta con Feinmann- para demonizar a los estudiantes.

La Ciudad Universitaria, agitada

En la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, las camarillas profesorales acordaron el reemplazo del pseudoprogresista Cajide, actual decano, por Luis Bruno, un representante de los grandes estudios de Arquitectura, ligado al PRO. Él mismo es dueño de uno, que lucra con los emprendimientos típicos de la especulación inmobiliaria y hasta está inscripto para la construcción del Centro Cívico en el Borda. Su “mandato”, completar la acreditación de la carrera a la Coneau, movilizó el rechazo del Centro de Estudiantes. La tentativa de las autoridades de “torear” al movimiento estudiantil, trasladando la sesión al hall central, convirtió al lugar en una tribuna. La consejera de la UJS denunció su política frente a más de mil estudiantes que se asomaron a los “balcones”, en lo que fue el preludio de una enorme asamblea. Queda clara la posibilidad de una gran campaña del Centro para masificar la lucha, lo que es claramente superior a la improvisación ‘putchista’ que acompañaba la presidencia-CRCR.

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