Más Nueva York, menos París

Alexander Martín Güvenel

Un paseo familiar de domingo por el partido de Tigre transitando la ruta 27 desde la Au. Pascual Palazzo (Panamericana para los amigos) ramal Escobar hasta volver por la misma autovía  pero por el ramal Tigre me hizo pensar en las gestiones municipales. Con una nueva relevancia adquirida desde que Sergio Massa decidió aglutinarlos bajo un nuevo espacio (“empoderarlos” según la palabra de moda), los intendentes han cobrado mayor protagonismo. Considerados como el primer dique de contención frente a los reclamos ciudadanos, son también lo más representativo de la política tradicional, con mandatarios que llevan décadas gobernando el pago chico. Habiendo aceitado al máximo el viejo “toma y daca”, tienen a muchos ciudadanos de sus municipios presos de asistencias y empleos públicos, que constituyen a su vez el pesado lastre que deben soportar quienes allí emprenden en el sector privado de la economía. Seguramente esta es una de las razones que explican por qué municipios anclados en los problemas de siempre reeligen de forma indefinida a los mismos intendentes. Clientelismo en primera persona.

Queda claro que la gestión de Massa en su municipio lo catapultó a los primeros planos de la política y luego también le sirvió como trampolín para saltar del oficialista Frente para la Victoria al opositor Frente Renovador. Considerada durante un tiempo, por quienes acostumbran usar hipérboles, como la “Miami argentina” (creo que ya nadie se anima a tanto), es claro que es un municipio que se ha modernizado desde la gestión del fallecido vecinalista Ricardo Ubieto, a quien el actual diputado nacional suele reconocerle méritos, hasta la actualidad. Ruta en buen estado en la mayor parte de la traza, luminarias en funcionamiento, carteles inteligentes y modernos semáforos acompañaron nuestro recorrido. No fue lo único; abriendo el campo visual aparecieron las contradicciones. Lujosas edificaciones dentro de la mega ciudad privada Nordelta en contraste con precarias casas a la vera de la ruta dispararon la pregunta: ¿alcanza con la buena gestión de los recursos públicos para ser un intendente exitoso?

Otra anécdota personal, 15 años atrás y en otro municipio. Allá por comienzos del año 2000 tenía un local de venta por menor en la peatonal de San Martín (partido de zona noroeste del conurbano bonaerense). Etapa previa a la crisis del año 2001, está claro que quienes nos dedicábamos al comercio no la estábamos pasando bien. Por aquel local, el cual dejamos a mediados de 2003, me interioricé de algunos funcionamientos del municipio que son a su vez, y lamentablemente, propios de la mayoría de los municipios del conurbano. Abonábamos una “tasa por inspección de seguridad e higiene”. Lo increíble de esa tasa era que las inspecciones de higiene nunca las recibimos en los 4 años de locación pero sí recibíamos a los inspectores para corroborar que esa tasa esté paga. Siempre me sorprendió el ingenio para inventar contribuciones que sirvan para solventar los salarios de aquellos que tenían que controlarlas y cobrarlas; el perro mordiéndose la cola.

A medida que nos acercábamos a la finalización del contrato y sabiendo que íbamos a dejar el local, quisimos hacer un cierre municipalmente prolijo. Obviamente no fue tan sencillo como esperábamos. Como ocurre con todo trámite en dependencia pública que uno haga, cuando encuentra personal idóneo se aferra al funcionario como la garrapata al perro. Así fue como nos topamos con un contador que había logrado simplificar los habitualmente complicados pasos para dar de baja un negocio en el municipio y no “morir” en el intento. El problema era que este amable contador trabajaba un solo día al mes, era un cargo rotativo. Evidentemente eran muchos los favores que se debían pagar y el empleo público parece ser una buena forma de hacerlo. No sería muy original si dijera que los Estados en sus diferentes niveles (nacional, provincial y municipal) funcionan en la mayoría de los casos como seguros de desempleo. Sin dudas, el funcionamiento de las municipalidades hace que uno ponga a prueba, y hasta lo haga dudar, de su pensamiento lógico.

Suele observarse también a los jefes municipales tratando de embarcarse en la solución de problemas que los exceden mientras no tienen su Alumbrado, Barrido y Limpieza en condiciones, y en este sentido es un aliciente ver que algunos jefes comunales se ocupan satisfactoriamente de este servicio primordial. Sin embargo, deberían enfocarse también en ayudar a los ciudadanos a que puedan progresar en sus negocios privados. Argentina está entre los países que más trámites requieren para abrir una empresa y un gran aporte para ello lo hacen los municipios; entorpecer y molestar parece ser el lema de muchos.

Es habitual la discusión entre viajeros frecuentes acerca de la preferencia por los monumentos europeos o por los edificios neoyorkinos. Más allá de la enorme belleza y formidable historia con la que cuentan los históricos edificios del viejo continente, hay algo en lo cual los edificios de Nueva York son superiores y es que fueron hechos por privados, con capitales privados y para provecho mutuo, mientras que los monumentos, que ciertamente hoy podemos visitar, fueron hechos por gobernantes, con recursos de los miserables pobladores de la época y para regodeo personal. Basta recorrer la historia del Palacio de Versalles o del Taj Majal (por no poner sólo a Europa bajo la lupa) para recordar el vicio de origen que, en la versión edulcorada y escasa de recursos de los estados modernos, deberíamos evitar replicar.