Nos acostumbramos

Es un fenómeno habitual en los populismos latinoamericanos: jamás muestran sus tintes autoritarios al comenzar la gestión. A diferencia de aquella máxima que sostiene que hay que aprovechar los primeros 100 días de gobierno para tomar las medidas más extremas, ellos no muestran su “juego” al comienzo. Es más, niegan tener esas intenciones y se visten con ropaje institucional para ir avanzando de a poco y sigilosamente. Parecen conocer a la perfección cuál es el límite que la sociedad puede tolerar en cada momento. Cuesta encontrar una figura más gráfica (aunque no tan grosera) como la que el lector y yo imaginamos en este momento para describir la situación. Sin embargo, el desarrollo del gobierno, sobre todo en mandatos largos como el del kirchnerismo, muestra poco a poco todos sus deseos de silenciamiento a la prensa no adicta, aniquilamiento de la oposición, control de la justicia e intervención directa en todas las áreas de desarrollo de la sociedad civil, desde el deporte y la cultura hasta el comercio y la industria. Todo es factible de ser intervenido arbitrariamente por el Estado en sus manos. Continuar leyendo