Juventud sustentable

Andrea Strauss Rivarola

Aquellos que hoy contamos con la edad de entre 15 y 30 años, somos la primera generación de jóvenes en el mundo que contamos con los recursos, la tecnología y el acceso para ejercer el derecho a un desarrollo sustentable mundial en todos sus aspectos. Es importante aclarar que la crisis climática se debe a la forma en que los seres humanos nos hemos comportado con respecto a la naturaleza. Nuestra forma de pensar y actuar ha roto el equilibrio y dinámica natural del planeta. Sólo podremos enfrentarlo si rompemos con la problemática lo cual significa romper con la desinformación, la apatía, la inmovilidad y el exceso.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) son metas establecidas en la Declaración del Milenio por las Naciones Unidas en el 2000, y cuyo cumplimiento está planteado para el 2015, fecha en la cual la Asamblea General de la ONU hará una revisión de los avances de cada país. Expresan la visión común del desarrollo consistente a colocar a la persona humana y al desarrollo social en el centro de la agenda política internacional.

A diario se hace evidente la necesidad de la creación de políticas públicas que sean sustentables para lograr el desarrollo de la población hacia la que van dirigidas. En este sentido la concreción y permanencia de los proyectos y el activismo juvenil pueden lograr una incidencia en la realidad que ayude a alcanzar el desarrollo sustentable que se busca, y que tanta falta hace en un mundo que juega diariamente con la autodestrucción y el hiperconsumismo, que ha llegado a niveles impensados. Considero la sustentabilidad del activismo juvenil como la llave maestra para lograr el desarrollo, y a consecuencia de esto, que los países alcancen los ODM.

La sociedad civil organizada es el actor clave para la construcción de la realidad a la que aspiramos, y su capacidad transformadora debe ser el motor que impulse al desarrollo sustentable social. La vida en comunidad necesita de una activa, responsable y generosa participación de sus integrantes, en especial la generación del cambio.

La participación es un elemento direccional, a la vez que construye, la comunidad se construye a sí misma. ¿Por qué los jóvenes? Porque por sus características y movilidad tienen la capacidad de dinamizar los procesos políticos, económicos, sociales y culturales. Es tal el impacto que  Naciones Unidas lo reconoció lanzando en 1995 el Plan de Acción de la Juventud. El objetivo más importante de este plan es la inclusión de los jóvenes en la toma de decisiones. La participación puede generar un efecto cascada.

Hay que hacerles saber a todos los dirigentes que a diario toman las decisiones en nuestros países que se los está vigilando y que pueden recibir una llamada de atención, por eso es necesario hacer saber el poder que los jóvenes tienen de observar. La denuncia debe ser constante, la observación una permanente y la rendición de cuentas, una necesidad.

Ahora, ¿está bien repetir aquello que se tiene que decir? Sí, y no importa cuántas veces, hay que decirlo. Vale la pena repetir que se tiene que comenzar a actuar, que se tiene que hacer algo frente a la crisis climática que estamos viviendo como sociedad y como (dentro de) naturaleza. Debemos tomar la posición de actuar ahora, de invertir en sustentabilidad, en energía limpia y cuidar los hábitos de consumo; pero lo más importante es invertir en legislación ambiental a nivel nacional, desde la separación de residuos al cumplimiento de la reducción del 8% del consumo energético, y por qué no, aún más.

Como sostuve anteriormente, el mejor lugar donde un joven puede desarrollarse es dentro de su misma comunidad, por lo que hay que darles/hacerles ganar su espacio en la toma de decisiones diarias dentro de las posibilidades y aspectos competentes. ¿Cómo? Es la oportunidad para todos los municipios y comunas del país de crear esos espacios a través de los “Consejos de Juventud Municipal”, también llamadas direcciones o secretarías. A través de ellos y el intercambio de experiencias se elaboran propuestas, recomendaciones y realizan estudios e investigaciones para ser presentados ante organismos públicos y privados de su propia comunidad. Es necesario que posean un sector de educación ambiental e inserción en la sustentabilidad, que los jóvenes tengamos la oportunidad de cambiar las actitudes y costumbres de nuestra comunidad, para una vida más sana.

En nuestro país, ya muchos han comenzado con estos trabajos a través de talleres y sistemas de integración de los jóvenes a su comunidad. Sólo por nombrar algunos, los podemos encontrar en: La Plata (Bs. As.), Victoria (La Pampa)Godoy Cruz (Mza.), Morón (Bs. As.), Lamarque (Río Negro), Bell Ville (Cba.), Resistencia (Chaco). Como muestra y ejemplo, la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático, estará lanzando el primer encuentro Nacional “Jóvenes por el Clima”, el 1º de noviembre del corriente año en la Pcia. de Santa Fe. 

Los líderes mundiales, grupos de la sociedad civil, jóvenes y niños deben converger nuevamente para asegurar un compromiso político en el desarrollo sostenible, evaluar progresos hechos en compromisos internacionales y afrontar nuevos y emergentes desafíos.