Líderes en pontencia

Andrea Strauss Rivarola

“En vez de bajarle línea a los jóvenes hay que escucharlos; porque en sus nervios hay mucha más información del futuro que la que los tipos de nuestra edad pueden tener como para aconsejarlos”

Indio Solari

Los grandes temas que comprometen el desarrollo regional pasan muy lejos de la formulación de políticas de juventud; ésta se debe reflexionar e implementar como parte de las políticas de desarrollo. La inversión pública es necesaria, no como simple política de población. Se debe buscar un Norte, ir de la visión a la articulación. Ésta debe ser una herramienta útil y eficaz para aprovechar estas perspectivas y catalizar derechos políticos, económicos, sociales y culturales en este momento.

Los jóvenes somos el futuro, sí; pero, antes, hay que cuidar el presente. Estamos dotados de una gran capacidad para cooperar y comunicarnos más allá de cualquier barrera y frontera. Es importante que desarrollemos más este talento.

Cuando no participamos, tampoco participan nuestros problemas, ni nuestras ideas, ni nuestros proyectos de solución o mejora. Las ideas y acciones no caminan solas portando los derechos de autor, ni yendo junto a la persona indicada o competitiva. La juventud demuestra día a día que posee un talante incuestionable para enfrentar la adversidad  y que está preparada para ocupar un papel protagónico en la construcción del futuro.

Hoy con el “voto joven”, más allá de quién esté o no de acuerdo, es la hora y la oportunidad de que la sociedad los ayude a incluirlos y les enseñe el ser ciudadano y lo que esto implica, no incurrir tanto en críticas y que se busque el lado positivo de los hechos; utilizando la brecha para incluir, presentarles y hacer entender qué significa votar y qué derechos y obligaciones eso conlleva hoy día.

Que no se haga de los jóvenes una militancia errada, violenta y sin argumentos. Eduquen, cada uno desde su posición y línea de pensamiento, y el de al lado, respete o muestre con argumentos y en especial con actos, porque es diferente y cree ser una opción mejor. No se educa con violencia, paros o más o menos días de clases. Se educa comunicando y dando el ejemplo a través de los actos; los jóvenes no somos más que esponjas que absorbemos lo que se ve en la realidad.

Hay que presionar a los dirigentes, pero también nos debemos presionar a nosotros mismos. Nos quejamos, como juventud, de que no nos incluyen al “sistema”, pero ¿nosotros pedimos que nos incluyan en él?

La condición juvenil contemporánea atraviesa por una serie de contradicciones que los hace ciudadanos de un mundo globalizado por medio de la tecnología, el conocimiento y la innovación pero a la vez atados en lo local por las desigualdades, discriminaciones y exclusiones de nuestras sociedades polarizadas.

Diez paradojas de los jóvenes iberoamericanos (Fuente CEPAL-OIJ)

  1. Poseen más acceso a la educación y menos acceso al empleo
  2. Gozan de más acceso a la información y menos acceso al poder
  3. Tienen más expectativas de autonomía y menos opciones para materializarla
  4. Están mejor provistos de salud pero menos reconocidos en su morbimortalidad específica
  5. Son más dúctiles y móviles pero más afectados por las trayectorias migratorias inciertas
  6. Están más cohesionados hacia adentro, pero con mayor impermeabilidad hacia fuera
  7. Son más aptos para el cambio productivo, pero más excluidos de éste
  8. Ostentan un lugar ambiguo entre receptores de políticas y protagonistas del cambio
  9. Están más abiertos a la expansión del cambio simbólico y poseen una mayor restricción del consumo material
  10. Están confrontados entre la autodeterminación y el protagonismo por una parte, y la precariedad y desmovilización por otra.

Todas estas tensiones, se sabe, provocan malestares y conflictos de suma relevancia, todo lo cual es vivido por los jóvenes de maneras muy diversas, pero en todos los casos atravesadas por circunstancias preocupantes y complejas.

Mi propósito es una palabra clave y poderosa, una palabra que aplica en toda acción huma­na. Siempre hay y debe de haber un propósito. Si todos somos líderes, grandes y chicos, nacemos como tal, ¿por qué no hay tantos líderes conduciendo entonces? Terminemos con el “yo no nací para..”, “no estoy preparado para..”; debemos descubrir nuestro liderazgo. Porque al final, nunca terminamos de hacernos líderes. Esto es una acción constante a lo largo de la vida.