Cambio climático: una conversación distorsionada

Un estudio reciente de la revista Nature revela hasta qué punto el aumento de dióxido de carbono (CO₂) ha reverdecido a la Tierra durante las últimas tres décadas. Debido a que el CO₂ actúa como un fertilizante, alrededor de la mitad del total de las tierras con vegetación está persistentemente más verde en la actualidad. Esto debería ser un motivo de gran alegría. En cambio, la BBC se centró en advertir que no debemos dejar de preocuparnos por el calentamiento global y por amenazas tales como el derretimiento de glaciares y las tormentas tropicales más graves. Muchos otros medios de prensa importantes ni siquiera informaron sobre el estudio.

Nuestra conversación climática está ladeada. Existe un amplio margen para sugerir que el cambio climático ha causado tal o cual problema, pero cualquier mención a aspectos positivos es desaprobada. Hemos sabido durante décadas que el aumento de CO₂ y de precipitaciones haría que el mundo fuera mucho más verde —hacia finales de siglo—; es probable que la biomasa mundial haya aumentado en un 40 por ciento. Del mismo modo, sabemos que muchas más personas mueren de frío que de calor. El mayor estudio sobre las muertes causadas por el calor y el frío, publicado el año pasado en la revista The Lancet, evaluó más de 74 millones de muertes en todo el planeta, desde la fría Suecia hasta la caliente Tailandia. Los investigadores descubrieron que el calor causa casi 0,5% de todas las muertes, mientras que más de un 7% son causadas por el frío. Continuar leyendo

El fin de la pobreza es posible

La pobreza es la principal y más cruel aflicción que azota a la humanidad, pero el mundo ha hecho grandes avances contra la pobreza. En 1820, el 83% de las personas vivía en la pobreza extrema. El Banco Mundial estima que, por primera vez en la historia humana, la pobreza se redujo a un solo dígito en 2015. Eso sigue siendo el 9,6% de la población mundial, o setecientos millones de personas que viven con menos de 1,90 dólares por día (o lo que solía ser un dólar en 1985).

Esta cifra es un límite muy ajustado. No se trata de lo que un turista puede comprar en un país barato del Tercer Mundo, sino de lo que un estadounidense puede comprar en su país por ese valor. En otras partes del mundo, el nivel es ajustado a la capacidad de compra equivalente en la moneda local.

¿Cuánto costaría resolver este problema para siempre? El economista Anthony Clunies Ross, quien falleció el año pasado, hizo un intento inicial en la identificación del costo en 2005, estimando cuánto dinero se necesitaría en transferencias en efectivo para sacar a todos de la pobreza.

Vamos a actualizar su enfoque y mirar, por ejemplo, a Bangladesh —un país con aproximadamente 160 millones de personas y casi un 44% de la población viviendo con menos de 1,90 dólares por día. (Esta es probablemente una sobreestimación, porque la pobreza ha disminuido rápidamente en la última década y la encuesta de gasto de los hogares de Bangladesh data de 2010, pero es la mejor información que tenemos). Continuar leyendo

Combustible subsidiado: un lujo que los pobres no pueden permitirse

El sufrimiento de Venezuela muestra por qué los subsidios a los combustibles deben acabarse (y por qué ahora es el momento perfecto). Esta semana, Venezuela aumentó el precio de la gasolina seis mil por ciento, la primera vez que el país ha aumentado los precios del combustible en dos décadas.

Después de un aumento tan drástico de la noche a la mañana, ¿por qué algunos observadores dicen que la subida de precios no fue suficiente? Parte de la respuesta es que Venezuela todavía tiene los precios de gasolina más bajos del mundo.

Cuando la gasolina cuesta menos que el agua o la cerveza, sabes que su precio aún no es el adecuado. Ofrecer gasolina barata es una buena política a corto plazo, pero una medida económica terrible a largo plazo.

Por otra parte, los subsidios a los combustibles fósiles hacen que sea más barato usar la energía, lo que significa más contaminación del aire, más dióxido de carbono y más automóviles que congestionan las calles. Continuar leyendo

Tenemos un tratado, pero ¿a qué precio?

Después de dos semanas, una enorme cantidad de retórica política, y mucha actividad a puerta cerrada, tenemos un tratado. Si bien habrá celebraciones entre los activistas, el Tratado de París va a hacer muy poco para controlar la reducción de temperatura. El acuerdo promete mantener los aumentos de temperatura por debajo de los 2°C. Sin embargo, las promesas reales hechas aquí van a hacer casi nada para lograrlo. Es ampliamente aceptado que para mantener los aumentos de temperatura por debajo de 2°C, tenemos que reducir las emisiones de CO2 en 6,000Gt.

La CMNUCC estima que si todos los países cumplen cada una de las promesas de reducción de emisiones del Tratado de París entre 2016 y 2030 y no hay fugas de carbono, las emisiones de CO2 se reducirán en 56Gt hacia 2030. La matemática es simple: en el mejor escenario inverosímilmente optimista, París deja 99% del problema en su lugar.

Decir que París nos llevará a 2°C es, en el mejor de los casos, adoptar una postura cínica. Se basa en una ilusión. Es como iniciar una dieta para bajar de peso, y declarar la victoria después de la primera ensalada.

París será extraordinariamente costoso. Es probable que este sea el tratado más caro en la historia de la humanidad.

Utilizando los mejores modelos económicos revisados por pares individual y colectivamente, el costo total de Paris – a través de un menor crecimiento del PBI a partir de mayores costos de energía – alcanzará US$1-2 billones cada año a partir de 2030.

Le debemos al mundo mucho más, tanto en términos de una mejor lucha contra el cambio climático, como en el gasto más inteligente de los recursos.

La mejor noticia de París fue el anuncio del fondo de innovación en energía verde liderado por Bill Gates, junto con individuos particulares y gobiernos, entre ellos Australia, EE.UU., Brasil, Canadá, Chile, China, Dinamarca, Alemania, Francia, Arabia Saudita, Suecia, Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos. Esta es una excelente iniciativa. He argumentado por un mayor gasto en I+D durante una década. Aunque es necesaria más financiación, el fondo dirigido por Gates es lo que realmente va a hacer una diferencia en el clima.

Hasta que no haya un avance que convierta a la energía verde en competitiva por sus propios méritos, es extremadamente poco probable que haya reducciones masivas de carbono.

Las afirmaciones de que las reducciones de carbono serán gratuitas o incluso generarán crecimiento económico no cuadran dada la tecnología actual. Cada modelo económico muestra costos reales. Si no, no necesitaríamos el tratado de París: todas las naciones se abalanzarían para recortar voluntariamente el CO2 y hacerse ricas.

El acuerdo para gastar US$100 mil millones en ayuda climática es una mala manera de ayudar a los países en desarrollo. Sus ciudadanos dicen claramente que esta es su prioridad política más baja y la ayuda climática proporcionada por la distribución de paneles solares tiene escasos beneficios en comparación con mejores y más baratas formas de ayudar, como invertir en la inmunización, la educación de las niñas y la planificación familiar. Mientras miles de millones carecen de alimentos, salud, agua y educación, la distribución de paneles solares es simplemente inmoral.

El impulso de innovación de Gates es una gran noticia y es la única manera en que podremos empezar a hacer frente al 99% del problema climático no abordado por el tratado de París.

Después de París, voy a estar abogando por una mayor inversión en investigación y desarrollo en energía verde. Financiación por US$100 mil millones al año es lo que se necesita.

Al hablar de calentamiento global, las cifras cuentan

Muchos delegados aquí en la conferencia climática de París deben haber saltado de alegría cuando el actor y ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger publicó un mensaje de Facebook que se viralizó esta semana, titulado “Me importa un *** si estamos de acuerdo sobre el cambio climático”.

Los políticos y los burócratas reunidos en esta ciudad —ahora en tiempo extra— deben hablar en un lenguaje medido; rara vez dicen lo que realmente piensan. Los ex políticos, por otro lado, tienen mucha más libertad de acción.

Y Schwarzenegger quiere que se sepa que no le importa si usted piensa que tiene razón sobre el cambio climático. No está interesado en debatir la ciencia o la respuesta al calentamiento global.

Por un lado, entiendo su sentimiento. Desde mi primer libro, he reconocido la realidad del cambio climático provocado por el hombre y he preguntado cuál es la mejor respuesta política. Es muy difícil relacionarse con personas que no reconocen (o no están interesadas en escuchar) lo que los científicos o los economistas claramente nos dicen.

Por ello, es aún más importante que quienes estamos hablando sobre el calentamiento global y sus respuestas políticas seamos responsables sobre las estadísticas y los datos. Continuar leyendo

Objetivo de 1,5 grados: triunfo del simbolismo sobre la esencia

Fuera del centro de conferencias donde se desarrolla la Cumbre del Clima en París, los organizadores han erigido un árbol de viento (arbre à vent) que produce electricidad a partir de la potencia de la brisa. Al hacerlo, han resumido exactamente el enfoque equivocado de la conferencia.

El árbol sólo producirá 3.500 kWh por año y cuesta alrededor de 27 mil dólares (25 mil euros). Por lo tanto, a un precio de producción de alrededor de ocho centavos de dólar al año, tomará 89 años compensar sólo el costo de capital. Dicho de otra manera, el costo es 300% más caro que la energía eólica, incluso tradicional, que aún lucha sin subsidios.

Lomborg Blog 12 for Dec 11

La conferencia COP 21 se trata de simbolismos: gastar un montón de dinero para sentirse bien, pero hacer muy poco.

Esta semana el cinismo alcanzó nuevas alturas, cuando Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, firmó una declaración liderada por Filipinas y otros Gobiernos que indica que las temperaturas deben limitarse a un aumento de 1,5 grados, en lugar del objetivo de 2 ºC del que muchos habían estado hablando. Los anfitriones franceses apoyaron la idea. Los periodistas ambientales publicaron esta noticia con caras serias y los activistas declararon que mantener las temperaturas por debajo de 1,5 °C era de hecho lo moralmente correcto. Continuar leyendo

¿Es el cambio climático el culpable de ISIS?

En la preparación para París, activistas y celebridades han estado, con bombos y platillos, promoviendo la acción con respecto al cambio climático. Parte de esto ha implicado proclamar los efectos del calentamiento global.

El candidato presidencial de los Estados Unidos Bernie Sanders advierte de que “el cambio climático está directamente relacionado con el crecimiento del terrorismo”, mientras que el príncipe Carlos de Inglaterra cree que “una de las principales razones de este horror en Siria” es los efectos del calentamiento global.

Obviamente, ISIS y la amenaza terrorista están en la mente de todo el mundo aquí en París. Pero la exageración no ayuda a nadie. El sitio web PolitiFact, ganador del premio Pulitzer, clasifica el reclamo de Sanders como “mayormente falso”.

Sanders podría apuntar a un artículo reciente que sugiere que el cambio climático podría haber jugado un papel en la guerra civil siria. La idea principal del trabajo es que el aumento de la sequía es consistente con el aumento de las temperaturas en la región por el calentamiento global. Continuar leyendo

¿Cómo se ve el tratado de París desde Ghana?

El suburbio de Alajo, en la ciudad capital de Ghana, Accra, está muy alejado de los hoteles de lujo de París. Pero los burócratas y los políticos aquí en Francia están negociando un tratado sobre el clima para “ayudar a los más pobres del mundo”, incluyendo miles de millones de dólares en garantías de ayuda climática a las naciones en desarrollo.

He argumentado en mis artículos que este tipo de ayuda no es lo que se quiere. He señalado una encuesta mundial masiva de 8 millones de personas mostrando que la gente en los países más pobres del mundo clasifica la política climática en último lugar, detrás de otras prioridades políticas.

Pero para entender mejor por qué es esto —y para dar voz a aquellos a quienes los activistas climáticos dicen representar— el Copenhagen Consensus entrevistó a personas de todo el mundo. Una de ellas fue Esther Gyan, viuda y madre de ocho hijos, de 46 años de edad, que vive en Alajo.

Alajo es un suburbio pobre densamente poblado. Las paredes de las viviendas están hechas de barro, madera no tratada y tejas de zinc. Hay un desagüe deficiente que crea inundaciones. Continuar leyendo

La ayuda climática falló: un estudio de caso

En mis recientes columnas  escritas desde la Cumbre del Clima en París, he criticado a activistas y participantes por su fijación con la ‘ayuda climática’. He argumentado que esto no es lo que quieren o necesitan los pobres del mundo.

Sobre este punto, resulta interesante examinar un ejemplo de la vida real. El sitio web de Greenpeace, Dharnai Live, tiene un ejemplo de ello. Con fotos de gente sonriente en la India, vistas de ojos de drones sobre techos cubiertos de paneles solares, está diseñado para hacernos sentir satisfechos por dentro. Después de “30 años de oscuridad”, afirman en el sitio web, la energía verde vino al rescate.

Pero si echamos un vistazo a este artículo de la revista Scientific American tendremos una verificación aleccionadora de la realidad. Continuar leyendo

Dos pensamientos incompatibles sobre política climática

Aquí en París, hay muchas personas bienintencionadas que creen que necesitamos fuertes reducciones de carbono y subsidios a la producción de energía verde, ahora y por muchos años por venir, para lograr que el mundo avance en la lucha contra el cambio climático. Pero al mismo tiempo, estas mismas personas argumentan que la energía solar y eólica ya es competitiva, o que este momento está a la vuelta de la esquina.

Estos dos argumentos son incompatibles y muchas personas que parecen estar apuntando a ambos simplemente están equivocadas, en uno o en el otro.

Parte del exceso de optimismo en los recortes de carbono es esta afirmación de que en pocos años, la energía solar y eólica será tan barata que va a abarcar el mundo. Si ese fuera el caso, entonces este tratado en realidad sería bastante inútil. Habremos resuelto el calentamiento global. En realidad no hay necesidad de hacer más.

La secretaria ejecutiva del clima (ONU), Christiana Figueres, dice: “En combinación con las inversiones en baterías para almacenamiento, las energías renovables son ahora realmente competitivas con los combustibles fósiles, incluso para la electricidad de red”.

Si su afirmación es verdadera, la energía solar y eólica deben dominar los mercados energéticos pronto. Después de todo, la gente no quema combustibles fósiles para molestar a gente como Figueres. Lo hace porque es barato y confiable. Si la afirmación de Figueres es cierta, y ya no tiene sentido económico utilizar combustibles fósiles, la gente va a cambiar.

Pero eso deja la pregunta de ¿por qué Figueres insta a “un claro compromiso de acción a lo largo de un siglo” sobre el cambio climático?

Muy posiblemente se debe a que la afirmación acerca de que las energías renovables son competitivas simplemente no es verdad.

Lo hemos escuchado antes. Años atrás, en 1976, el famoso ecologista Amory Lovins dijo que para la energía solar, la competitividad estaba a la vuelta de la esquina: “una economía solar en gran parte o en su totalidad puede ser construida en los Estados Unidos con tecnologías blandas sencillas que ahora se evidencian y son económicas o casi económicas”. En 1984, el Instituto Worldwatch nos informó que los subsidios eólicos, “no serán necesarios dentro de unos pocos años”. Un ejemplo más reciente proviene de la Asociación de Comercio Solar del Reino Unido, que había pronosticado que podría vivir sin subsidios para el año 2020. Poco después, pospusieron esa fecha y solicitaron subsidios por lo menos hasta 2028.

A menudo se nos dice que la energía verde es competitiva en África. La energía verde, especialmente el viento, de hecho puede ayudar a los países africanos, por ejemplo, para obtener electricidad en zonas remotas y rurales.

Pero eso es sólo una pequeña parte de todo el panorama. La red eléctrica ofrecerá, por lejos, el mayor beneficio para el mayor número de personas. Según un estudio del Banco Mundial de 2011, la energía renovable “será la opción más económica para una minoría de los hogares en África, incluso cuando se consideran probables reducciones de costos en los próximos 20 años”. Las luces solares más populares cuestan casi US$2 por kWh. Usando energía hidroeléctrica, gas y petróleo, el costo de red eléctrica de los principales centros de población en Etiopía, Ghana y Kenia probablemente será de US$0,16-25 por kWh. En Sudáfrica, donde el carbón alimenta 90% de la electricidad, el costo es de sólo US$0,09 por kWh.

Esto es aún más cierto para la India. A pesar de que los precios de ambas fuentes, solar y eólica, están bajando, aún en 2040 la Agencia Internacional de Energía estima que ambas serán más costosas que la producción de energía promedio.

La energía verde cuesta US$168 mil millones en subsidios al año en este momento y para el 2040, en realidad, estaremos pagando aún más, unos US$206 mil millones por año.

Es, sin embargo, interesante – y sorprendente para muchos – darse cuenta que  incluso con estos enormes subsidios y políticas muy verdes, aun haciendo todo lo que los gobiernos están prometiendo ahora, obtendremos solo 2,4% de nuestra energía a partir de fuentes verdes en el 2040, según la Agencia Internacional de Energía.

Usted realmente debe ponerse un par de gafas teñidas de verde para ver un mundo en el que las energías renovables estén a punto de ser competitivas o, como afirma Figueres, que ya lo son. Pero si usted insiste en argumentar eso, no puede también instar coherentemente por subsidios de largo plazo.

Ya sea la energía solar o la eólica, ambas necesitarán apoyo durante mucho tiempo y no contribuirán significativamente a la solución del cambio climático en los próximos años. O, están a punto de ser competitivas y entonces podremos recortar los subsidios.