El problema es la numerología K

Carlos Arbia

El intento del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, de justificar que el ministro Kicillof diera la orden de no difundir los índices de pobreza e indigencia por “problemas metodológicos, de actualización y de empalme con el nuevo IPC nacional” esconde no sólo una gran hipocresía, sino también el desconocimiento total del tema del que está hablando. En realidad no se trata de un problema de la metodología de medición que aplica el Indec sino de la especie de numerología que viene practicando el Gobierno desde enero de 2007, cuando Guillermo Moreno decidió intervenir el organismo oficial de estadística.

En primer lugar, debemos decir que la metodología es una pieza fundamental para todo tipo de investigación, y es un método científico, internacionalmente aceptado, cuyo fin es sistematizar los procedimientos. En cambio la numerología, a la que parece suscribir el jefe de Gabinete, es una práctica adivinatoria que utiliza los números. Se trata de un conjunto de creencias o tradiciones que pretende establecer una relación mística entre los números, los seres vivos y las fuerzas físicas o espirituales. Algo parecido a lo que ocurre en el Indec, más allá de la pseudo-normalización recientemente anunciada del cálculo del índice de precios al consumidor, definido como IPCNu.

Si bien Capitanich reconoció que el Instituto Nacional de Estadística discontinuó la publicación de la serie histórica del indicador por “severas carencias” en la medición anterior con la actual, omitió explicar que se trata de dos series totalmente distintas.  Los indicadores que se tenían que dar a conocer ayer eran los correspondientes a la Encuesta Permanente de Hogares del segundo semestre del año pasado. El último dato se divulgó el 29 de octubre de 2013, correspondiente al primer semestre de ese año. Además, Capitanich debería explicar por qué Axel Kicillof dio la orden no sólo de no publicar los indicadores sino también de adulterar el cronograma de publicación de esos datos del Indec.

En su justificación el Jefe de Gabinete manifestó que “hay una metodología de cálculo diferente, una modificación de carácter estructural en el cálculo del IPC urbano federal, antes era sólo del Gran Buenos Aires. Hay problemas de empalme”. Esto es totalmente inexacto, ya que en febrero, en la conferencia de prensa que dio Axel Kicillof para presentar el nuevo IPCNu base 2004, que reemplaza al viejo IPC base 1993, el ministro dijo “no habrá coeficiente de empalme entre la base nueva y la base vieja, algo inédito en la historia de la estadísticas del Indec”. Por ese motivo el jefe de Gabinete sumó otra incongruencia al advirtir que “cuando se dé a conocer nuevamente los valores de pobreza e indigencia, será porque se habrán resuelto estos problemas metodológicos y de empalme”. ¿De qué empalme habla Capitanich si Kicillof dijo que las series no se podrán empalmar porque se trata de canastas de medición con diferentes productos y diferentes precios?

Claramente, lo que el Gobierno no quiso hacer es mostrar los números que tiene el Indec en base a las nuevas mediciones que no tienen nada que ver con los de la última EPH difundida en octubre que indicaba que al cierre del primer semestre de 2013 se encontraban por debajo de la línea de pobreza unos 448.000 hogares, los que incluían a 1.189.000 personas. A su vez de ese total se encontraban bajo la línea de indigencia 189.000 hogares, lo que significaba unas 367.000 personas indigentes. Esto es, apenas 4,7 por ciento del total de la población en el primer caso y 1,4 por ciento en el segundo.

Por si esto fuera poco, y exhibiendo un desconocimiento total del tema, Capitanich afirmó que “la última actualización del poder de compra se hizo en 2001 y se determinó en ese momento el valor de la CBA actualizando el valor de la misma que daba el proyecto de investigación sobre pobreza en la Argentina, del Gobierno de Raúl Alfonsín”. Esto también es falso ya que para construir la nueva metodología del IPCNu se tomaron los valores de las canastas actualizadas del último trimestre del 2004.

El Indec salió al cruce con un comunicado que virtualmente replica los dichos de Capitanich, al indicar que “el valor de la CBA se determinó actualizando mensualmente el valor de la canasta que el proyecto ‘Investigación sobre Pobreza en Argentina’ fijó en 1985 en 16 australes. Esto es lo que se conoce como ‘Canasta de Costo Mínimo’. Para realizar esta actualización se utilizó la variación de precios del IPC GBA según la composición de la CBA inicialmente definida. Según el tipo de cambio nominal los referidos 16 australes eran equivalentes a algo menos de u$s17. de 1985”.

De este modo, las expectativas favorables, a favor de una mayor transparencia que generó la elaboración de un nuevo índice de inflación, con la venia del FMI, vuelven a opacarse. Está claro que esta nueva intervención del ministro de Economía dan cuenta de un manejo discrecional de las estadísticas públicas similar o peor al de la época en que Guillermo Moreno mandaba en el Indec.