El dólar entre el relato salvaje y el relato ficcional

Carlos Arbia

El reciente reclamo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la sociedad argentina de que “en lugar de comprar dólares adquieran bienes” y su recomendación de “no destinar ahorros a adquirir dólares sino a invertir en cosas que se tocan y se ven” forma parte del relato ficcional que utiliza el gobierno para explicar distintos eventos económicos. El relato salvaje muestra una economía que se desmorona y un dólar que aparece nuevamente como refugio para los argentinos frente a la suba de inflación que el gobierno no reconoce.

Los dólares, como las cosas, se tocan y se ven. El problema es por la imposición del cepo cambiario, la caída del ingreso de capitales desde el exterior son cada vez más escasos. Al convertirse en una mercancía escasa es probable que siga aumentando su valor porque la demanda sigue subiendo. Los pesos también se tocan y se ven pero como consecuencia de la emisión monetaria desmedida para financiar el déficit fiscal se han convertido en una mercancía muy abundante. Cada vez valen menos y la gente busca desprenderse de ellos más rápido comprando bienes o dólares si nos atenemos al relato salvaje y no al ficcional del gobierno. Una economía bimonetaria con pocos dólares y muchos pesos no podrá funcionar por mucho tiempo así.

El relato ficcional considera además, de acuerdo a la declaraciones de la Presidente que “una porción ínfima de argentinos compra dólares por medio del sistema oficial de la AFIP”. En cambio el relato salvaje indica que cada vez más argentinos quieren comprar dólares por medio del sistema de la AFIP, en el mercado paralelo, en el contado con liqui o donde se pueda. Los números están a la vista. Mientras en enero cada argentino compraba con la autorización de la AFIP unos 550 dólares en promedio por mes, ahora de acuerdo a los números de setiembre ese cifra llega a los 750 dólares por cada compra. Es probable que de acuerdo a las compras autorizadas en lo que va de setiembre el valor de este mes supere a los 268 millones de dólares autorizados en agosto que fue record de compras de dólar ahorro desde enero pasado. La  conclusión del relato salvaje es que ante un aumento en las restricciones del gobierno a través de la AFIP, los argentinos compran más dólares a un Banco Central de la República Argentina que cada vez tiene menos dólares. En cambio el relato ficcional del gobierno es que hay una ínfima cantidad de argentinos que compran dólares.

Parte de ese relato ficcional es la frase vertida por la Presidente al asegurar que “en el país no pueden pasar tantas cosas negativas, porque si no la gente estaría suicidándose en masa”. En materia económica en el país pasan muchas cosas negativas. La suba de la inflación que deteriora el salario real de los trabajadores, las jubilaciones y las asignaciones sociales, un aumento de los niveles de pobreza y la indigencia de la población que el gobierno no puede explicar porque desde mediados del año pasado decidió no difundir más esos datos, una caída en el Producto Bruto Interno (PBI) de aproximadamente un 3 % para este año y la desaparición del superávit fiscal por una fuerte baja en el precio internacional de la soja y una importante caída de las exportaciones en particular a Brasil que ha entrado en recesión. Entre las cosas negativas también podemos mencionar un país al borde del default por no cumplir con una sentencia firme de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, que ha perdido la posibilidad de volver a los mercados de crédito internacional. Esto es parte del relato salvaje en cambio es ficcional pensar que por estos casos negativos “le gente se suicidará en masa”. Como manifiesta la Presidente.

Este constante intento de utilizar el relato ficcional frente a una realidad económica cada vez  más preocupante pone al dólar en el centro de la escena como siempre ha ocurrido en los momentos de inestabilidad económica en la República Argentina.