Las imprevisibles consecuencias económicas del caso Nisman

Carlos Arbia

En la medida que pasan los días,  la muerte del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, se transforma en un hecho conmocionante que repercute en todos los estratos de la sociedad. Las consecuencias parecen imprevisibles tanto en lo político como en lo económico. No queda duda que para el Gobierno esta especie de terremoto institucional representa un duro golpe difícil de asimilar y con una situación económica que no pasa por su mejor momento.

La reciente historia argentina tiene dos antecedentes de episodios que golperaron a los gobiernos de turno y provocaron luego drásticos cambios en la política económica: el copamiento al Regimiento de La Tablada y la renuncia del vicepresidente de la Nación, Carlos “Cacho” Alvarez. La característica común de estos procesos es que ambos finalizaron con una gran perdida de confianza de los inversores, aumento de la tasa de inflación, salida de dólares del sistema financiero, corridas bancarias, corridas cambiarias y abruptas megadevaluaciones del peso.

El copamiento del Regimiento de La Tablada sucedió el 23 y 24 de enero de 1989 en manos del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), cuando estaba en vigencia el “Plan Primavera” en el gobierno de la UCR de Raúl Alfonsín. Luego de esa toma se produjo la primera hiperinflación, hubo una fuerte fuga de dólares del sistema financiero, aumento del valor del dólar y se debieron adelantar las elecciones y la entrega del poder en julio del 89 a Carlos Menen. La renuncia el 5 de octubre de 2000 de Carlos “Chacho Alvarez” como vicepresidente el gobierno de la Alianza, por los sobornos que se habrían pagado en el Senado de la Nación para sacar la Ley de Reforma Laboral durante la “Convertibilidad”, finalizó con la renuncia del presidente De La Rúa, una posterior salida traumática de la Convertibilidad y la llegada de Néstor Kirchner al poder en mayo de 2003.

Si bien el escenario actual dista bastante del que se observaba en enero de 1989 y en octubre de 2000, tanto en el aspecto local como internacional, es importante que el Gobierno tome las previsiones necesarias para evitar que el caso Nisman provoque disturbios en el campo económico. A pesar del cepo cambiario no se debe descartar que este terremoto institucional genere una nueva pérdida en la confianza de los inversores, lo que podría traducirse en una corrida como producto de una salida de dólares del sistema cuya consecuencia podría ser una crisis cambiaria.

Sobre ese punto, recientemente el presidente del Banco Central República Argentina (BCRA), Alejandro Vanoli, reconoció que se podrían hacer los cambios rápidos con respecto a las restricciones cambiarias. Pero por el momento el Gobierno no tiene esa intención. “Ahora es necesario fortalecer esta calma cambiaria”, aseguró Vanoli. Pero deben estar atentas las autoridades del ministerio de Economia y del BCRA acerca de esta ultima cuestión si la muerte del fiscal genera una mayor perdida de confianza de los agentes económicos.