Los tres aspectos que explican una futura devaluación del peso

Por lo general, la frase donde decimos que algo está a la vuelta de la esquina es cuando algún acontecimiento está muy próximo a suceder, es decir, algo que va a ocurrir rápido, como podemos señalar una futura devaluación del peso frente al dólar. Por eso, frente a las diferencias que proponen los economistas de los distintos candidatos presidenciales la gran duda en el mercado financiero local y de inversores extranjeros no es si el próximo Gobierno deberá devaluar el peso frente al dólar, sino la magnitud que tendrá esa devaluación. Hay tres aspectos relacionados con el mercado cambiario para explicar por qué hay una alta probabilidad de que el próximo Gobierno realice una devaluación del peso frente al dólar en el mercado oficial de gran magnitud.

El primero es que por primera vez el presidente que asuma el 10 de diciembre próximo encontrará varios tipos de cambio diferenciales, algo que no ocurría desde que Carlos Menem asumió el poder, el 9 de julio de 1989. En ese entonces existían por los menos cinco tipos de cambio diferentes, como el dólar oficial, el financiero, el turista y el paralelo, entre otros, una situación parecida a la actual, pero donde la brecha cambiaria no superaba más del 40 % entre el valor más caro y el más barato, mientras que hoy la diferencia es del 70 %, pero con un mercado declarado ilegal, una diferencia muy importante con respecto a aquella época donde el Banco Central (BCRA) podía intervenir en el mercado cambiario comprando y vendiendo dólares en el mercado paralelo, algo que ahora está impedido de hacer. Por consiguiente, esta situación de desdoblamiento cambiario se debe modificar. Continuar leyendo

Un error de diagnóstico que provocará más inflación

Una de las grandes preguntas que se hace el mercado financiero es cómo hará en el futuro el presidente del BCRA Alejandro Vanoli para emitir entre 100.000 y 120.000 millones de pesos y evitar otra devaluación del peso en caso de que el gobierno no no logre sacar a la economía de la recesión, no reduzca la tasa de inflación ni el déficit fiscal, se mantenga la actual brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar paralelo y no  haya un arreglo con los holdouts. En recientes reuniones con banqueros Vanoli reiteró que “no debe esperarse una devaluación y que se proyecta un escenario favorable para sostener el nivel de actividad y preservar el nivel de empleo”.

Pero el error de diagnostico del equipo económico que comanda Axel Kicillof, de creer que el aumento de la inflación es producido por un aumento de la demanda de bienes y servicios superior a la oferta de los mismos o culpa de empresarios inescrupulosos que aumentan los precios, le juega en contra. El problema es que la inflación se debe a un fenómeno monetario. Un proceso de emisión de pesos nunca visto desde los 90 a la fecha para financiar el déficit fiscal, agravado ahora por una caída en la demanda de dinero de los agentes económicos que se desprenden de los pesos para comprar bienes o dólares legales, ilegales o los que consiga. Continuar leyendo

Las tres brechas que ponen en jaque a Kicillof

La actual brecha cambiaria entre un dólar blue por encima de los 15 pesos y un dólar oficial a 8,44 pesos que ya supera el 75%, sumada a la reciente disparada de las otras versiones del paralelo como el dólar contado con liqui, acosan el ya de por sí endeble futuro del ministro de Economia Axel Kicillof.  Como cualquiera puede deducir, estas brechas generan mayores expectativas de devaluación del dólar oficial en la medida que el valor del blue en sus distintas versiones siga subiendo. El Banco Central de la República Argentina podría detener esta suba devaluando el peso en el mercado oficial, subiendo las tasas de interés y aumentando los encajes de los bancos para sacar pesos de circulación en un mercado donde sobran pesos y faltan dólares.

Este fenómeno de brecha cambiaria no es una novedad y es una concecuencia del cepo cambiario instrumentado a partir de noviembre de 2011. Lo que sí es original es que se sumen dos brechas más, agravando todavía más la situación. La brecha de precios, del 80%, que surge de la diferencia en las estimaciones de inflación entre la consultoras privadas que calculan un 40 % para este año mientras el INDEC proyecta un 25 % de aumento, distorsiona el calculo del retraso del tipo de cambio para las proyecciones de la macroeconomía.

Además, se suma la brecha energética del 150 % entre el costo que el Estado se paga por importar gas a 17,50 dólares el millón de BTU y el costo de venderlo en el país a 7 dólares para subsidiar la energía, lo que provoca una demanda adicional de dólares por parte del Gobierno que compra los dólares en el mercado oficial y un déficit de la balanza energética de unos USD 8000 millones.

El crecimiento de esas importaciones hace que la administración kirchnerista gaste cada vez mas reservas internacionales, lo que a su vez genera una mayor emisión de pesos sin respaldo para que el Gobierno compre los dólares oficiales baratos que necesita para pagar esa energía. Estas importaciones avanzan a tanta velocidad que se llevan cada año una porción mayor de los dólares que ingresan al país por la soja. Estas brechas nunca estuvieron presentes en las mega devaluaciones históricas que tuvo la Argentina, convirtiendo al problema en más espinoso que en anteriores ocasiones.

El dólar blue no sube, como afirma Kicillof, por un supuesto “plan de cinco puntos los fondos buitre”; lo hace porque el Gobierno no hace nada para que baje. ¿La razón? No le interesa ese mercado. Grave error.

Un trabajo del economista del IEERAL, Gustavo Reyes, señala que “la brecha cambiaria tradicionalmente ha aparecido en Argentina debido a la tentación de los distintos gobiernos de mitigar los procesos inflacionarios retrasando el tipo de cambio real con devaluaciones inferiores al ritmo de crecimiento de los precios y anclando el valor del dólar. Tarde o temprano, esta política termina generando pérdidas en las reservas internacionales del Banco Central y cuando ésta dinámica comienza a ser importante, en numerosas veces las autoridades monetarias han decidido restringir la venta de divisas sin permitir que el tipo de cambio oficial flote hacia su  nivel de equilibrio por temores inflacionarios”.

Esta menor venta de dólares del BCRA, sumada a una mayor demanda de la divisa de los particulares, empresas que consideran que valor del tipo de cambio es“barato” y la falta de ajuste en el tipo de cambio “oficial”, genera automáticamente la aparición de un tipo de cambio marginal, pero ahora el escenario es más preocupante.

En los últimos 70 años, la Argentina ha soportado fenómenos como el de la brecha cambiaria que inevitablemente finalizaron luego en abruptas devaluaciones del peso frente al dólar. El último ejemplo de una situación similar a la actual fue el final de la Convertibilidad. La Argentina no está lejos de un proceso semejante y hasta podría ser peor. Con esta dinámica, la devaluación del 25 % de enero pasado podría ser solo una anécdota si el Gobierno no reacciona.