Las N sombras de Kicillof

El sadomasoquismo es el hilo conductor de  la trilogía compuesta por Cincuenta sombras de Grey, Cincuenta sombras más oscuras y  Cincuenta sombras liberadas. Estas historias relatan la vida de Anastasia Steele, joven estudiante que es sometida por Christian Grey, un multimillonario cuyo pasado esconde una gran cantidad de sombras de las que Anastasia con amor tratará de liberarlo.

Por analogía, podemos decir que desde el 2007 la economía argentina ha sido sometida poco a poco a una suerte de “sadomasoquismo keynesiano estructural”, que se incrementó en los últimos años ensombreciendo cada vez más la política económica. La economía argentina está llena de sombras y la que más oscurece el futuro en vistas a su normalización es la inflación; sin bajar la inflación a un rango del 5 % anual no hay solución. Es necesario dejar claro que el precio del dólar sube porque aumenta la inflación y no al revés. Para que ésta se ubique en un valor que oscila entre el 25 % y el 30 % anual la economía ha sido maniatada a los únicos dos precios cuidados del gobierno: el dólar oficial de 8,75 pesos y las tarifas de servicios públicos privatizados congeladas. La otra sombra que se esconde detrás de esos dos precios cuidados es la del Estado. Este es el mayor demandante de divisas en ese mercado para poder pagar la energía que importa y la deuda renegociada. Estos dos ítems insumen más del 80 por ciento de los dólares que se venden en el mercado oficial de cambios. El resto son las compras de dólares ahorro y de dólar turista que desde enero del año pasado se llevaron mas de 4000 millones de dólares de las reservas del BCRA.

Aparece aquí otra sombra; la de un cepo y desdoblamiento cambiario de facto por el que el Estado y los particulares disfrutan y gozan comprando dólares baratos mientras se castiga a las empresas que no pueden comprar esos dólares al tipo de cambio oficial. El cepo junto al desdoblamiento han desnaturalizado varios mercados en la argentina como el financiero, el agropecuario, el inmobiliario y el automotriz. Las empresas no pueden comprar los dólares que necesitan en el mercado paralelo o ilegal como lo llama el gobierno para hacer frente a sus pagos en el exterior y aumentan su deuda con sus casas matrices como ocurre con la industria automotriz. No hay dólares para la producción, pero la AFIP autoriza compras de dólares para depositar ahorrar o viajar. Se castiga a la inversión y a la producción.

También aparece la sombra de la falta de competitividad en las economías regionales por mantener un dólar oficial de 8,75 para exportar mientras que los precios de sus insumos están fijados a un dólar de 13 pesos y el estado además les cobra retenciones por sus exportaciones. Se nota un atraso cambirio con respecto al dólar oficial. No se sabe si el valor de equilibrio del tipo de cambio son los 13,20 pesos que vale el dolar paralelo, los 12 pesos del dólar bolsa, los 11,80 del dólar tarjeta o los 11,90 del dólar ahorro con el agravante que todos los paises de la región devaluan sus monedas frente al dólar.

El oscuro mecanismo llamado Declaraciones Juradas de Anticipo de Importaciones (DJAIs) para frenar las importaciones y la salida de dólares es la sombra del comercio exterior. Frena las importaciones de insumos básicos pero además ahora debe haber operaciones calzadas para hacerse de dólares. Esto implica que las empresas deben ingresar dólares por el mismo monto que quieren comprar. Esto produce una caída en las importaciones que se traslada luego a una baja de las exportaciones y de la producción y la inversión.

La emisión de pesos del BCRA sin respaldo es otra de las sombras sobre la economía. Es para financiar el déficit fiscal del gobierno que en la actualidad llega a unos $ 250.000 millones, un 6 % del PBI, a su vez genera inflación. El aumento del déficit fiscal se debe en particular al incremento de los subsidios para mantener congeladas las tarifas de servicios públicos privatizados y para pagar la energía que se debe importar ante la caída en la producción de gas y petróleo pese a una presión tributaria elevada porque la mayoría de los trabajadores y jubilados que ganan mas de 15.000 pesos mensuales deben pagar el impuesto a las ganancias.

El déficit energético es una sombra que apareció desde el 2007 y castiga a la balanza comercial cuyo superávit podría evaporarse este año. A eso debe sumarse una balanza de capital deficitaria que contabiliza los servicios de la deuda y los ingresos de capitales. Los dólares que ingresan por el lado comercial no alcanzan para compensar a los que se van por el lado financiero. Allí aparece la sombra China donde los dólares solo llegan ahora a través de un Swap de monedas con China por unos 11.000 millones de dólares a cambio de firmar una gran cantidad de acuerdos comerciales puestos en duda. Este mecanismo es el que utiliza el gobierno para aumentar artificialmente las reservas internacionales del BCRA mientras duda si saldrá a buscar fondos a los mercados de capitales internacionales.

El problema con los holdouts, una sombra más. Por el momento se observa que Axel Kicillof intenta ganar tiempo para no pagar la sentencia definitiva del 2012 que dicto el juez Thomas Griesa por la que el gobierno debe pagar a valores de hoy unos 1600 millones de dólares. A esto se suman los probables juicios de quienes no entraron a los canjes I y II por unos 15.000 millones de dólares y quienes entraron a los canjes si el gobierno no puede pagarles por haber cambiado el lugar de pago y el agente fiduciario a través de una inconducente Ley de Pago Soberano.

Ya no es posible estimular la economía con un aumento en la emisión monetaria porque aumenta la inflación. Tampoco se puede bajar la tasa de interés para aumentar el nivel de actividad porque ese dinero de los bancos se puede ir a comprar dólares. No hay espacio para aumentar la demanda con una política fiscal expansiva ya que el gasto público está a niveles récord y la presión tributaria también. Las sombras son cada vez más grandes y la confianza en este modelo es cada vez menor.

A las puertas de una maxi devaluación del peso

La fuerte suba que ha experimentado el valor del dólar paralelo en sus diversas versiones -y el pequeño aumento del dólar oficial, que ha llevado la brecha cambiaria a casi un 70%- , sumado a la caída de reservas internacionales observada desde el 30 de junio pasado, cuando la Argentina no pudo cumplir con el pago de la deuda pública, ha dejado al gobierno de Cristina Kirchner en una débil posición. En la medida que se profundice esta caída de reservas, aumente esa brecha y se reduzcan las liquidaciones de exportaciones por parte del complejo agroexportador, el Ejecutivo no tendrá otra opción que subir fuertemente las tasas de interés o devaluar el peso frente al dólar en el mercado oficial en forma muy similar a la devaluación de enero  pasado, que llegó a un 25 %.

El problema es que ahora, a diferencia de ese momento, la situación es más grave. Como era de esperarse, este principio de default -que será defualt definitivo cuando los acreedores finalmente lo declaren- ha puesto a la Argentina en una situación mucho mas complicada que la de fines del año pasado. Los medios oficialistas le han puesto a esta situación el ingenioso nombre de ”Griefault”, aunque es más bien un “Kicifault”, considerando que fue el ministro Axel Kicillof el encargado de cumplir la orden presidencial de no pagar la sentencia definitiva que beneficiaba a un minoritario grupo de bonistas. Desconocer el pago del fallo del Juez Thomas Griesa por unos 1350 millones de dólares es probable que le cueste muy caro a este Gobierno, mas allá de las alternativas que busque para no pagar, como por ejemplo el cambio de jurisdicción de los bonos que pretende el oficialismo y el desplazamiento del banco BONY como agente pagador.

El Gobierno se ha quedado entrampado entre el Griefault o el Kicifualt, que implica por el momento no pagar la deuda a quienes entraron en los canjes I y II. Por lo tanto, no se debe descartar una fuerte caída del peso parecida a la de enero, cuando se produjo una devaluación que llevó a la cotización de la monda nacional de 6,50 a 8 por dólar. Hoy, si el BCRA sube mucho las tasas de interés provocará más recesión y, si las baja, tendrá mas pérdida de reservas. La suba del dólar oficial es una de las pocas salidas que tienen en un contexto de alta inflación y récord de emisión de pesos para financiar el déficit fiscal.

Agravando la situación, en medio de una importante corrida cambiaria que comienza a drenar al BCRA luego de unos meses de tranquilidad, los funcionarios se encuentran más preocupados en modificar un ley vieja y mala como la Ley de Abastecimiento, y en aprobar la Ley Soberana de Pago de Deuda Exterior, que podría provocar el fin de un exitoso proceso de restructuración y desendeudamiento que llevó a la Argentina a mostrar una de las reducciones mas importantes de la deuda pública interna y externa de los últimos 50 años.

El principio de default -o Kicifault- en el que entró la Argentina desde el 30 de junio ha frenado el magro ingreso de capitales, proveniente de la entrada de dólares genuinos y por liquidación de exportaciones del  comercio exterior. A esto se ha sumado una fuerte caída en el precio internacional de la soja, que en la actualidad se ubica en valores cercanos a los de setiembre de 2010. De no modificarse este contexto, esto derivará en un estrangulamiento del sector externo y un stress financiero en el país, que probablemente deberá obligar al Gobierno a realizar una nueva devaluación del peso. Analizados todos los frentes, todos los caminos parecen llevar al mismo -y conocido- final.