Dignidad por desesperanza

Carlos Castagneto

Conmemoramos un 1° de Mayo en un nuevo contexto, distinto al de los últimos 12 años. La agenda no está marcada por la extensión de las paritarias, el crecimiento de la mano de obra ocupada o las políticas de defensa del empleo, sino por los despidos y la pérdida de poder adquisitivo del salario. Hoy están repitiendo recetas que en el pasado nos han llevado a momentos trágicos en el mundo del trabajo: apertura económica importadora, devaluación, medidas de privilegio a los sectores financieros y primario-exportadores, aumento de tarifas, achicamiento del mercado interno y el salario entendido como un costo empresario; adoquines que empedraron el camino hacia el 24% de desempleo y el 54% de pobres en el 2002.

El trabajo digno es el pilar en la construcción de la riqueza social que engrandece a la nación, es la mejor política de inclusión social. En poco más de 4 meses, en el Estado y el ámbito privado 216 mil argentinos han quedado desempleados. Reemplazar dignidad por desesperanza no es un cambio que merecemos como sociedad.

Días atrás, visité Cootravel, una cooperativa que fabrica velas en Punta Indio. Su tarifa de luz se incrementó de 15 mil pesos a finales del 2015 a 67 mil pesos el mes pasado. Sumado al enfriamiento del mercado interno por las decisiones económicas tomadas por el Gobierno nacional, se pone en peligro la fuente de trabajo y el futuro de miles de familias que ya ven afectado su bolsillo por los mismos motivos.

Y si es cierto que vivimos en un mundo hegemonizado por un feroz capitalismo financiero, que busca resolver su crisis a costa del poder adquisitivo del salario y el nivel del empleo, lo que redunda en mayor pobreza y desigualdad, también lo es que no se puede dejar librado el problema a la mano invisible del mercado, sino que hay que tener la decisión y el coraje necesarios para implementar políticas en defensa del empleo.

La protección y la promoción del trabajo es el camino y desde el Congreso de la Nación buscamos contribuir con un proyecto de ley que declara la emergencia ocupacional. En 2002 esta medida acompañó un descenso de la desocupación de 23,7% a 21,4% en 2003 y mantuvo un constante descenso, que alcanzó un mínimo histórico de 5,9% en 2015.

El mejor homenaje para los trabajadores argentinos en su día es construir un futuro que proteja la dignidad del pueblo y la grandeza de la patria.