¿Cómo llegar con vida a las PASO?

El camino a las PASO ha mostrado ser uno muy intrincado y con muchos baches. En sí y para sí, como le hubiera gustado decir a Hegel.

En los seis meses que pasaron entre diciembre de 2014 y agosto de 2015 los tres principales candidatos, Sergio Massa, Mauricio Macri y Daniel Scioli, han tenido su oportunidad de liderar la carrera presidencial. Cada uno utilizó de diferente forma ese capital político transitorio.

Sin embargo, a su tiempo, ni Massa ni Macri pudieron o quisieron aprovechar la ventana de oportunidad que les abría para establecer un liderazgo para subsumir tras de sí al resto del arco político no kirchnerista, mientras que Scioli, contra muchos pronósticos, es finalmente el sucesor de doce años de Gobierno K.

Massa lideró las encuestas todo el año 2014. Esa ventaja importante la utilizó para construir un espacio, cuya estrategia principal se basó en cooptar intendentes del conurbano bonaerense, sin entender las características políticas y personales de esos actores ni las consecuencias de esa alianza débil, mal vista por los sectores medios que lo habían acompañado en las elecciones de 2013.

Así fue que Massa armó una ronda con cinco, seis (o más) candidatos a gobernadores a la provincia de Buenos Aires y mientras, con aires patriarcales, planteaba que “todos compitieran en las PASO”. Allí mismo, al verse no ser el elegido, muchos comenzaron a hacer las valijas para retornar al kirchnerismo, y Massa se quedó finalmente con Felipe Solá, a ciencia cierta un “tapado”, que en otro contexto podría haber sido un protagonista de primer nivel. Continuar leyendo

La depuración

Los reflectores del teatro político argentino volvieron a correrse. En medio del “mes de Macri” fruto básicamente de su triunfo en la Ciudad de Buenos Aires, en el primer round que fueron las PASO, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner intervino públicamente en la interna del Frente para la Victoria. Su pedido de “baño de humildad” provocó una catarata de defecciones: la llamada depuración de los candidatos a presidente de la Nación y a gobernador por la Provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria.

Muchos analistas explican que las PASO de la Ciudad de Buenos Aires dejaron una enseñanza. La dispersión entre múltiples candidatos podría dañar la legitimidad de quien lograra sacar la mayor cantidad de votos. Si esto fuera así, las primarias estarían funcionando como la antigua Ley de Lemas que se aplicaban en algunas provincias. La multiplicidad de boletas podría hacer inflar artificialmente la sumatoria de los votos de un determinado partido o frente, y al final del día resultar electo alguien que no hubiera ganado en la elección entre los votantes por candidato individual. Esa resultado podría sobrellevarse en una elección municipal, pero no en una elección nacional. Esta es una verdad relativa, ya que existen dos siguientes instancias superiores de legitimación: las elecciones generales y el ballotage. Continuar leyendo

¿Quién ganó en Santa Fe? De los votos a la apropiación

Toda elección, conlleva dos instancias: la difusión de los resultados y su interpretación.

Los números, puros y duros, en elecciones limpias como sucede en Argentina, no suelen ser sometidos a interpelación, salvo en algún caso excepcional.

En cambio, la interpretación de los resultados suele traer más polémica y tener más aristas. Los analistas, periodistas y encuestadores listan ganadores y perdedores, enumeración que llamativamente suele contener a actores políticos que no participaron como candidatos pero que en verdad pueden quedar debilitados o fortalecidos con los resultados en el gran juego de la política.

En las elecciones de este año en Argentina, se suma otro factor a los datos y a su interpretación, que es la apropiación de los resultados: es decir, qué candidato presidencial puede decir “ganó mi candidato”, un inventario que se supone sumará en octubre. Continuar leyendo

La era de la dispersión

Las elecciones de 2011 se caracterizaron por un reforzamiento de los “oficialismos”. Tanto las categorías presidencial, como gobernadores e intendentes se caracterizaron por guarismos importantes para el candidato ganador, donde fue normal que muchos superaran valores del 50 y aun el 60% de los sufragios. La elección primaria de 2013 presenta un panorama totalmente diferente, con una fuerte dispersión y valores bastante más escuetos donde algunos de los principales contendientes oscilaron entre el 30% y el 35%. De esta forma, Gabriela Michetti por Unión Pro en la Ciudad de Buenos Aires obtiene el 32%, en Córdoba Schiaretti, por Unión por Córdoba, araña el 30%, y Sergio Massa con el Frente Renovador queda cerca del 35%.

Una de las razones de estos resultados estriba en la lógica propia de las elecciones de medio término, donde el voto se dispersa entre una variedad de opciones. A esto debe sumarse un cambio en el clima de opinión de la sociedad argentina que busca opciones distintas al Frente para la Victoria, conjugado con las características de la oposición al gobierno nacional que por distintas razones no ha vertebrado dos o tres organizaciones políticas que puedan extenderse por todo el territorio nacional.

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El FpV, la única fuerza que rendirá cuentas a nivel nacional

El kirchnerismo lanzó el sábado 29 de junio desde el microestadio de Argentinos Juniors en la Ciudad de Buenos Aires su campaña electoral con eje central en la figura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

La polarización será la estrategia central del oficialismo frente al escenario electoral, con la finalidad central de evitar la partición en tercios o en cuartos de las preferencias electorales.

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De Cafiero a Massa: el nuevo Frente Renovador

En 1985 Antonio Cafiero se presenta en las elecciones a diputados nacionales por fuera de las estructuras del peronismo copadas en aquel momento por Herminio Iglesias y por la ortodoxia. En pleno auge del alfonsinismo, Cafiero saca en la Provincia de Buenos Aires el 27%, perdiendo las elecciones contra la UCR que supera el 41%, pero le gana al Frente Justicialista de Liberación que apenas araña un 10%. Dos años después, en 1987, Cafiero sería electo gobernador de la provincia empujando el declive del gobierno de Raúl Alfonsín, pero un año después perdería una histórica interna con Carlos Menem que cambiaría al país para siempre.

Veintiocho años después, Sergio Massa se ilusiona con superar aquella histórica performance de la “cafieradora”. La conexión entre ambos acontecimientos es el Frente Renovador, estructura que Antonio Cafiero construyó para destrabar al peronismo bloqueado por la muerte de su líder en 1974 y desde donde Massa se propone destronar al kirchnerismo.

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