Sin solución, Kicillof

Carlos Maslatón

Manda ahora el ministro a la Comisión Nacional de Valores a que los agentes del mercado recopilen diariamente las operaciones llamadas de “contado con liquidación”, o sea transacciones normales y habituales, legales y en blanco, que se cursan en mercados y bolsas: Kicillof quiere saber quién las hace y a qué precios.

No entiende de qué se trata el contado con liquidación, no ha sido siquiera capaz de pensar cuáles son los efectos macroeconómicos que produce, si es que alguno ocasiona. Ya el domingo 26, en 6-7-8, tildó a estas transacciones de “banco central paralelo”, lo que indica que tampoco conoce qué es y para qué sirve un banco central. En el esquema de funcionamiento de la Bolsa, la transacción que él impugna, pero que no se ha animado a prohibir -seguramente por no saber cómo hacerlo- consiste en comprar una acción o un bono que cotice en Argentina y pagarlo en pesos. Luego, transferir este bono o acción a un mercado del exterior donde también cotice y venderlo en moneda extranjera para hacerse de ésta afuera. A la inversa, si se compra un título argentino afuera en dólares y se lo vende aquí en pesos, uno puede recibir de este modo, moneda local. La clave está en el “tipo de cambio” implícito que queda, tanto para hacerse de dólares afuera como de pesos aquí, según sea el caso, pero que surge no de una operación de cambios sino de un arbitraje común de títulos, de cosas.
Este mercado del contado con liquidación existe únicamente por dos motivos técnico-legales: 1) Porque el peso argentino es inconvertible y no puede ser cambiado libremente por otras monedas; 2) Porque en Argentina no existe libertad de movimiento de capitales, ni para ingresar ni para egresar divisas. Si 1) y 2) no existiesen no habría contado con liquidación, como de hecho no existe por no tener sentido en mercados donde prima el cambio libre y flotante y donde el movimiento de capitales es una mera transferencia bancaria de cuenta a cuenta, no restringida, como aquí, por el gobierno, o sea como funcionan casi todos los países del mundo. Pero lo más importante de todo, y es lo que Kicillof no puede o no quiere ver, es que no hay un verdadero egreso ni ingreso de capitales cuando se trasladan títulos de un país a otro comprándose y vendiéndose en diferentes monedas. Si yo compro un bono argentino en dólares en Nueva York los dólares ya están afuera y cuando los vendo aquí los pesos ya estaban en el país. Si compro en pesos un bono argentino, los pesos estaban en Argentina, y si los vendo en EEUU los dólares que obtengo eran de otra persona que estaba fuera de Argentina, no son dólares que me los haya vendido el Banco Central y que puedan afectar sus “reservas” y la “posición de cambios del país”.

Molestarse porque exista el contado con liquidación, que es legal y en nada ataca al gobierno, es propio de una mente desequilibrada que no vive ni deja vivir. Guillermo Moreno se había alterado ya desde 2008 con estas transacciones, cuando se enteró de que existían, y amenazaba a quienes las practicaban sin fundamento ni norma legal alguna. Ahora Kicillof sigue su mismo camino. Creo que, para eso, debería directamente prohibir la Bolsa de Valores como tal. Un país comunista como Argentina no debe tener mercado de capitales. ¿Qué va a hacer Kicillof con la información de este formulario? ¿va a ir a castigar a los que hagan las operaciones? ¿les va a poner un impuesto especial? ¿les mandará la AFIP? Y en tal caso, ¿para qué? ¿qué es lo que gana? Y, finalmente, con esta represión, la corrida contra el peso argentino de papel, ¿se interrumpe o se agrava aún más?

 

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