Una adhesión mística al populismo

El papa Francisco en su reciente gira latinoamericana tuvo una sugestiva parada en Bolivia, en donde fue recibido por el primer presidente indígena de América, Evo Morales. Francisco visitó La Paz y Santa Cruz de la Sierra, ciudades en las que pronunció varios discursos.

En una ceremonia que fue trasmitida por televisión el presidente boliviano le regaló a Su Santidad un crucifijo hecho con la forma de la hoz y el martillo. El papa lo recibió con gentileza, pero con aparente sorpresa (aun cuando luego en declaraciones públicas dijo que no se había sentido ofendido por el presente, mientras el presidente dijo que había sido hecho desde el amor hacia el “papa de los pobres”).

El crucifijo era una réplica del que había hecho el padre Luis Espinal Camps, un cura izquierdista que fuera asesinado en La Paz en 1980 por un escuadrón de la muerte afín al Gobierno.

Desde que asumió el Gobierno, Morales elevó la figura de Espinal Camps como uno de los principales impulsores de la llamada teología de la liberación, el ala más radicalizada de la curia católica. Continuar leyendo

Cuadros

En ocasión de cumplirse cinco años de la asunción de Néstor Kirchner como primer secretario general de la Unasur, la Presidente -o mejor dicho el aparato de propaganda y difusión del gobierno- llevaron a cabo un acto inverosímil en el llamado salón de los “patriotas” latinoamericanos, en el que la Sra de Kirchner colgó un cuadro de su esposo y otro de Chávez.

Lo primero que llama la atención de esta extravagancia es la desconexión entre la pretendida unción que se le quiso dar al  acto con los logros propios de la Unasur, una organización que ha pasado -y pasa- sin pena ni gloria por la vida política internacional del continente y del mundo.

En efecto no puede anotarse un solo logro entre sus cometidos. Y la única misión aparente es agrupar a naciones latinoamericanas con el objetivo de producir una grieta hemisférica que las separe de los Estados Unidos. Continuar leyendo