Las personas no cambian

Lo que ha ocurrido en las últimas horas con Fútbol Para Todos es una muestra de lo que puede ocurrir en los próximos meses en la Argentina. Cuando hace más o menos un mes Marcelo Tinelli llegó por sorpresa a la Casa de Gobierno, en la caída de la tarde de un jueves de enero, para hablar con Jorge Capitanich comenzó una corta novela que incluyó capítulos que tienen mucha semejanza con lo que viene aconteciendo en el país desde que la Señora de Kirchner perdió las elecciones del mes de octubre.

En efecto, a partir de que se fueron conociendo por partes incompletas lo que parecían ser algunos acuerdos para cambiar la imagen de las transmisiones deportivas de los fines de semana, mucha gente creyó que el gobierno daba una señal de salir de un empecinamiento fanático, irreductible y militante para dar paso –aunque más no sea en el fútbol- a la preponderancia de algo más profesional.

Se especuló entonces con la llegada de personas que tuvieran más que ver con la historia del fútbol por TV de toda la vida, que hicieran del fútbol su trabajo cotidiano y que las transmisiones dejaran de tener el claro embanderamiento político que habían tenido hasta el final del campeonato pasado, para pasar a ser algo más relacionado con el fútbol y con el espectáculo.

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