Hay algunas jugadas políticas que son tan obvias, que uno no sabe si luego serán sopesadas por la gente como tales o si, efectivamente, somos un conjunto tan estúpido de zombies que finalmente tendrán éxito y producirán los resultados buscados.
La aparición de la nada de Máximo Kirchner en la boca de todos los referentes camporistas como un dirigente de altura, capaz de postularse incluso hasta la mismísima presidencia de la nación es una guasada tan grosera que cualquiera se da cuenta de que se trata de una maniobra de instalación persiguiendo el doble efecto de seguir jugando con el apellido Kirchner en una boleta electoral y, de paso, entregarle al hijo presidencial la protección judicial que necesita (o bien el orden de los objetivos podría ser el inverso).
Máximo aparece ahora involucrado junto a Nilda Garré en cuentas secretas y multimillonarias en los EEUU, las Islas Caimán e Irán. Como todo argumento para negar la información, Kirchner dijo que hace 13 años que no sale del país -en el marco de una entrevista que le hizo el relator deportivo kirchnerista Víctor Hugo Morales- como si salir físicamente del país fuera necesario en el siglo XXI para abrir una cuenta en un banco. Continuar leyendo