El 1º de mayo, a la plaza con las banderas que le molestan a la Presidente

Christian Castillo

Este primero de de mayo el Frente de Izquierda y de los Trabajadores realizará su homenaje al Día Internacional de los Trabajadores en Plaza Mayo. Las banderas rojas, esas que parecen molestarle tanto a la Presidenta, llenarán la plaza para postular a la izquierda clasista y socialista como alternativa política tanto contra el gobierno como frente a las distintas variantes de la oposición patronal, de Macri a Binner. Estarán presentes los principales referentes de los sectores antiburocráticos de la clase obrera. Entre los más destacados podemos nombrar a los trabajadores de Kraft, Pepsico, Stani y Felfort que encabezan la oposición a Daer en el gremio de la Alimentación. Los ferroviarios del Sarmiento y del Roca que enfrentaron a Pedraza y su patota. Los metalmecánicos de Lear, hoy en conflicto con esa empresa multinacional. Los gráficos de la Bordó y la Naranja, con los jóvenes de la empresa Latingráfica que están luchando por el derecho a tener delegados que le niega la patronal. Los obreros antiburocráticos de aguas gaseosas que acaban de ganar el cuerpo de delegados en la empresa Coca Cola, que es la planta industrial más grande de la Ciudad de Buenos Aires. Los docentes combativos de la provincia de Buenos Aires que se aprestan a enfrentar a la conducción burocrática del Suteba. También estará la juventud militante, estudiantil y trabajadora, que estuvo en primera fila luchando por el castigo a los asesinos de Mariano Ferreyra.

Estaremos en Plaza de Mayo (y en las principales plazas de todo el país) cuando en el mundo la crisis capitalista internacional transita ya su sexto año y las patronales y gobiernos que les responden continúan descargando sus costos sobre los hombros de los trabajadores y las masas populares. Cuando en nuestro país el gobierno está sufriendo un fuerte desgaste y se desnuda la falsedad de su “relato”, con innegables corruptelas de sus empresarios amigos y de los propios funcionarios gubernamentales y una “reforma judicial” que lejos de cualquier democratización es garantía de impunidad para el oficialismo de turno y el desguarnecimiento para los trabajadores y jubilados. Un gobierno que se apoya en lo más podrido de la burocracia sindical como los Daer, Cavallieri y hasta el ex agente de inteligencia del Ejército Gerardo Martínez, a la cual apoya desde el Estado. Las escandalosas conversaciones entre el Ministro de Trabajo Carlos Tomada y su viceministra Noemí Rial con el condenado José Pedraza por el crimen de Mariano Ferreyra es una patética muestra más que elocuente de esto.

Los Kirchner han verificado lo que es una marca de origen de la clase dominante local, desde los tiempos de la guerra de la independencia hasta el presente: el enriquecimiento de la “burguesía nacional” a costa de valerse de los favores y recursos estatales, sin ninguna inversión seria ni transformaciones estructurales profundas. Ayer, las tierras que se entregaron a los amigos de Rivadavia y, más tarde, de Roca, consolidando el poder de la oligarquía en base al genocidio de los pueblos originarios. Ya más cerca en el tiempo, por sólo nombrar unos pocos ejemplos, la “patria contratista” de la dictadura y la deuda privada estatizada por Cavallo al final del régimen genocida o los banqueros beneficiándose con la estafa de la deuda externa. Los negociados múltiples bajo Menem y Duhalde. Y hoy los Lázaro Báez, Cristóbal López, Eurnekian, Cirigliano, Roggio y tantos otros, ganando licitaciones y cobrando sobreprecios con la obra pública o viviendo de los suculentos subsidios a las concesiones empresarias que mantuvieron desde el menemismo. Diez años han pasado de kirchnerismo y el atraso y la dependencia nacional no se han alterado.

En el 127º Aniversario de aquella huelga en Chigago por las ocho horas de trabajo, en nuestro país, y luego de diez años de crecimiento récord, el 35% de los trabajadores sigue estando “en negro”, mientras cada vez son más de los que están “en blanco” que se ven obligados a pagar el “impuesto al salario” (que, por su lado, no pagan los jueces a pesar de sus ingresos suculentos) y la mayoría de la juventud trabajadora debe dejar su vida en las empresas literalmente desapareciendo el fin de semana para ciento de miles de trabajadores. La vivienda es un bien cada vez más inaccesible para los trabajadores y la mayoría de la clase media, mientras el boom inmobiliario de la década estuvo al servicio de la especulación inmobiliaria. Los crímenes sociales, de Once al más reciente de La Plata, se suceden con cada vez mayor frecuencia. Las multinacionales mineras hacen su agosto como si nada, en base a una ley menemista que les garantiza una rentabilidad extraordinaria. Los bancos tienen ganancias siderales. Los sojeros siguen acumulando fortunas, mientras la mayoría de los obreros rurales están en completa informalidad. Frente a un gobierno que, lenta pero sostenidamente, se va volviendo más impopular ante quienes fueron sus votantes, como evidenció el alto acatamiento al paro general del 20 de noviembre del año pasado, las distintas variantes de la oposición patronal sólo prometen más de lo mismo o una política aún más pro empresarial y derechista, defienden tal cual son a las corporaciones mediáticas y judicial. Y donde gobiernan lo hacen para los mismo intereses empresarios como Binner en Santa Fe, o Macri en la Ciudad que con tal de mantener un negocio inmobiliario es capaz de llevar adelante una feroz represión como hizo la Metropolitana en el hospital Borda. Son parte de la misma casta de políticos profesionales enriquecidos, que por lo general viven en barrios privados y vacacionan tres o cuatro veces al año, que el oficialismo. En el propio del Frente Para la Victoria también se aprestan sucesores vinculados con lo más conservador del peronismo, de Scioli a Massa.

La izquierda es la única que plantea un programa para cambiar de raíz la situación.

Contra la reforma reaccionaria y antidemocrática que impulsa el gobierno y contra la defensa de la corporación judicial que hace la oposición parlamentaria, planteamos que los jueces tienen que ser elegidos por el voto popular y universal e imponer los juicios por jurado. Además deben ser revocables y cobrar lo mismo que un docente, al igual que el conjunto de los funcionarios de todos los poderes y jurisdicciones, como plantea nuestro compañero diputado del Frente de Izquierda de Neuquén, el obrero de Zanon Raúl Godoy.

Hay que acabar con los subsidios a los capitalistas amigos o a las privatizadas que mantienen los servicios públicos, como el transporte, en condiciones desastrosas. Peleamos por la reestatización sin pago y bajo gestión obrera de las empresas de servicios públicos e impuestos extraordinarios a las grandes empresas y bancos para la puesta en valor de todos los servicios públicos y poner en marcha un plan de obras públicas de emergencia. Para terminar de una vez por todas con el método de las licitaciones truchas que favorecen a empresarios corruptos, este plan debe ser controlado por las organizaciones de los trabajadores. Se necesitan construir viviendas y obras para evitar las catástrofes que terminan en tragedias para el pueblo trabajador. No sólo hay que sacarles los subsidios a esos capitalistas, sino cobrarles impuestos progresivos a los empresarios del campo y la ciudad y a los banqueros.

Los dirigentes sindicales, empezando por Moyano y Micheli, deberían romper su seguidismo a la oposición patronal y llamar a la movilización independiente de los trabajadores por sus propias demandas. Hay que partir de apoyar a los trabajadores que enfrentan despidos de efectivos (Lear, Latingráfica) o contratados (Kraft), que reclaman aumentos de salarios (FelFort), a los docentes que siguen en lucha y llamar a romper el “cepo” a las paritarias, acabar con el impuesto al salario, imponer el 82% móvil y preparar un paro nacional por las demandas de toda la clase trabajadora y el pueblo.

Por estas banderas, por un gobierno de trabajadores, solidarizándonos con los trabajadores que luchan en todo el mundo enfrentando las consecuencias de la barbarie capitalista, este primero de mayo junto a mis compañeros Jorge Altamira y Juan Carlos Giordano, levantaremos una tribuna por una alternativa de los trabajadores y la izquierda en la Plaza de Mayo.