Un Perón poco conocido

Claudio Chaves

Cuando Juan Domingo Perón buscó una salida electoral para la Revolución del ’43, pensó en el dirigente radical cordobés Sabattini como su acompañante en la fórmula presidencial. “¡Al fin y al cabo yo también he sido radical!”, dicen que afirmó. La estrategia fracasó. Y el peronismo se hizo solo. ¿Fue radical Perón? Y en tal caso ¿qué tipo de radical?

Perón y el 6 de septiembre de 1930

En mi libro Perón liberal, he abordado con más detalles la participación del capitán Perón en aquella jornada. A los efectos de esta nota solo diré que se sumó a la revolución, invitado por su amigo el teniente coronel Descalzo (padrino de su casamiento con Aurelia Tizón) y el coronel José María Sarobe, bajo la conducción del general Justo, por quien Perón profesaba gran admiración y respeto. Este pequeño núcleo sumó a doscientos oficiales, persuadidos por la proclama redactada por Sarobe, que reemplazó la escrita por Leopoldo Lugones, expresión del nazismo vernáculo.

Los nacionalistas con Uriburu pretendían abatir el Parlamento y suspender la Ley Saenz Peña y los liberales con Justo afirmaban por boca de Perón “que la única salvación era el pueblo y muy especialmente los estudiantes”. Dos visiones diferentes. En la transacción, Uriburu asumió la presidencia con el compromiso de convocar a elecciones sin derogar la ley del voto secreto. Una vez en el poder, Uriburu se sacó de encima a estos tres oficiales cargosos y molestos. Sarobe a Japón, Descalzo a Formosa y Perón a Jujuy.

Tres cartas

En Japón, Sarobe escribió un libro sobre la revolución del 6 de setiembre y solicitó a Perón un informe sobre su actuación. Éste así lo hizo, incorporándolo Sarobe a su libro. Perón lo publicó luego de su caída con el nombre Tres revoluciones. En el Archivo Sarobe, al cual tuve la oportunidad de acceder gracias a la deferencia del embajador Carlos Ortiz de Rosas, quien, casado con la hija del general Sarobe, lo custodia celosamente. En él hay tres cartas inquietantes de Perón a dicho oficial, desconocidas por la mayoría de los historiadores, especialmente si son peronistas, pero publicadas en 1999 por Rosendo Fraga, quien del mismo modo que el autor accedió al archivo. Son extensas y no se pueden citar en su totalidad pues sobrepasaría el objetivo de esta nota. El 17 de octubre de 1931 en carta a Sarobe da cuenta del fracaso del levantamiento de Pomar en Corrientes y de cómo ayudó a su derrota la acción de Descalzo en Formosa. Inmediatamente pasa revista a la situación nacional en vísperas de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de ese año: “hay que evitar que los peludistas resurjan disfrazados de campeones de la democracia. No imagina mi teniente coronel cómo han reaccionado los peludistas desde el 6 de setiembre a la fecha. Hoy se sienten fuertes como antes de 1928 y pretenden imponerse nuevamente. No creo que el gobierno les afloje. Estamos a 17 días de las elecciones”.

“Hasta ahora el general Justo es el candidato más seguro, la opinión sana del país, el elemento independiente, la banca, comercio, industria, han movilizado sus fuerzas para ponerlas al servicio del país prestigiando al general para presidente. Por otro lado la fórmula peludista fue vetada por el gobierno provisional. No creo que resulten peligrosos si se presentan a elecciones y aun cuando todavía hay muchos peludistas en el país no creo que tengan chance en su campaña electoral, porque en su situación no tienen nada para dar, aun cuando sí mucho que ofrecer, pero no creo que queden incautos que se dejen influenciar por el canto de la ronca sirena personalista”.

“El otro adversario está representado por la Alianza, unión un tanto aleatoria de los socialistas rojos con los demócratas progresistas, dos mayorías comunales como las llaman aquí algunos diarios. Lisandro de la Torre, que ha abandonado su latifundio de Córdoba para cobijarse bajo la bandera roja de los Dickman y Repetto, no ha hecho otra cosa que agregar un desprestigio más a su ya tan zarandeada personalidad política. Hace cinco meses De la Torre lo declaraba al general Uriburu salvador de la Patria en una fiesta de Rosario donde asistía el presidente y hoy hecha sapos y culebras contra el Gobierno Provisional al que califica poco menos que de usurpador, claro está, haciendo causa común con los anarquistas de la Casa del Pueblo y haciendo una tirada interesada a los peludistas que aún pueden votarlo. Es sin duda la desvergüenza en persona. Bien, éste es el adversario político del general Justo, su más grande detractor y más peligroso enemigo. Hace una campaña activa y difamatoria en todas partes, pero no creo que el pueblo se deje embaucar y seducir por estos mentirosos y aduladores profesionales. Yo creo que el país está hoy a peligros tanto o más serios que el resuelto el 6 de setiembre, si el buen tino y patriotismo de los ciudadanos no resuelve en los comicios la salvación del país, la paz y el orden interno. Si llegara a ganar la elección la fórmula De la Torre-Repetto apoyados por los peludistas creo que vendrían acontecimientos graves a corto plazo. En general la gente que piensa, entiende que la única solución es el general Justo y creo que será presidente”.

“Muchos oficiales que no entendemos nada de política estamos en plena tarea de movilización de familiares y amigos. Yo tengo por ejemplo a todos los varones de la familia y amigos civiles ocupados en la propaganda política activa y siento que las mujeres no voten porque en este caso, de la familia nomás me llevaba más de veinte votantes: en general los oficiales y sobre todo los mejores oficiales hacen lo mismo. Varios amigos curas que tengo, a quienes he encargado que hagan propaganda, me han dado un alegrón porque me hicieron una reflexión muy acertada al respecto, me dijeron: los curas votan y propician al candidato más probable que permita asegurarles su estabilidad. Hasta ahora han sido peludistas pero ahora los peludistas no tienen chance y los curitas puesto a elegir entre los demócratas-socialistas y la fórmula de Justo no trepidan en votar esta última, pues saben que en la primera está el divorcio, la separación de la Iglesia. Esto lo he comprobado porque según me informan mis órganos informativos en ese sentido (señora, cuñadas, etcétera que van a misa) en algunos sermones ya los sacerdotes han aconsejado a los fieles que no voten por los partidos enemigos de la religión. Esto va bien”.

Efectivamente, Perón fue radical. Claro ¡antipersonalista!