Entendiendo la Revolución de Mayo

Claudio Chaves

No pensaba escribir sobre la  Revolución de Mayo pues daba por hecho que era un tema agotado y saldado en la historia de nuestro país. Sin embargo, al oír los discursos oficiales, leer lo que se ha escrito y escuchar las exposiciones docentes en los acto escolares no tengo otro camino que salir al encuentro de lo que considero son apreciaciones erróneas y apresuradas de nuestro pasado.

En primer orden, no hay ninguna posibilidad de extrapolación de aquella época con la nuestra. Por más que se fuercen los acontecimientos y la personalidad de algunos de sus hombres es imposible algún paralelo con la contemporaneidad. Moreno, Belgrano o Saavedra, por caso, solo pueden ser entendidos a la luz de aquellos años y no de los nuestros y menos traerlos para justificar o criticar el presente. Dicho esto pasemos a la historia.

La Revolución de Mayo no debe ser comprendida como un movimiento de ruptura con España. Todo por el contrario. Invadida por Napoleón  al producirse el golpe de Estado de Fernando VII contra su padre Carlos IV e instaurado el hermano  de Napoleón  como Rey, por decisión del Emperador, se sucedieron una serie de levantamientos populares contra el francés, alcanzando su punto más alto en las jornadas  del 2 de mayo de 1808 en Madrid cuando el pueblo insurreccionado contra el invasor fue brutalmente reprimido por las fuerzas francesas. A partir de ese momento España, sin autoridades constituidas según la tradición monárquica, ingresó en un terreno de convulsión social y política que se trasladó del mismo modo a América. Si ya no había Rey y la estructura monárquica había desaparecido, las autoridades americanas por aquellos nombrados habían caducado.

Si a esto le adicionamos que el pueblo español combatía al invasor con nuevos referentes  y novedosas formaciones políticas como fueron la Juntas Populares, como la de Galicia, Murcia o Córdoba, por caso, los Virreyes de América y autoridades emparentadas no podían ni debían continuar en su cargo. Así lo entendieron los distintos Cabildos de América que en nombre del pueblo tomaron el toro por las astas promoviendo la formación de Juntas como en España, para acompañar la lucha popular española. No para romper vínculos, sino para estrecharlos.

Aquella lucha del pueblo español se hacía bajo el influjo de las ideas liberales triunfantes en el mundo desde la Revolución Francesa. Juan Bautista Alberdi aseguraba sobre los hechos de Mayo: “La Revolución Argentina es un detalle de la Revolución de América, como esta es un detalle de la de España; como esta es un detalle de la Revolución Francesa y europea.” En síntesis la España insurreccionada contra Francia lo hacía en los términos ideológicos de esta última nación: el liberalismo revolucionario. Contradictoriamente, el pueblo español hacía suyo el ideario francés, españolizándolo. Las ideas liberales de los hombres de Mayo les vinieron de España. Por lo tanto es un proceso de adecuación americana a la realidad peninsular. Desde América acompañamos aquella revolución liberal y popular.