El modelo del atraso afincado en el pasado

Ocurre que la mayoría de los economistas y los periodistas entendidos en asuntos de números coinciden en que la situación económica nacional es delicada y se vienen tiempos peores. El Gobierno lo niega y los políticos en condiciones de ganar votos evitan hablar del asunto, pues, como el tifón no aparece aún en el horizonte y el común no lo percibe, resulta de todo esto: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Por lo tanto, de eso no se habla.

De todos modos, y a pesar de los políticos, la crisis está en los diarios y en los análisis de los entendidos. De manera que aparece inevitable para el próximo Gobierno una devaluación, el cierre del grifo estatal, el arreglo con los holdouts, la recomposición con el mundo capitalista avanzado, el fin del cepo, el libre giro de divisas de las empresas extranjeras, la transparencia de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), entre otras lindezas. Continuar leyendo

Por qué Duhalde eligió a Kirchner

Marcos Novaro, historiador e intelectual destacado, ha escrito en La Nación (26/11/2014) una nota donde afirma que el acuerdo de Duhalde con Alfonsín salvó al país de la grave crisis del 2001, aunque, añade, al elegir como candidato a Néstor Kirchner para sucederlo a la Presidencia, el lomense se equivocó, como también lo hizo Raúl Alfonsín al no evitar que se consagrara. Lamenta asimismo que Kirchner traicionara al caudillo bonaerense tanto como al programa innovador y potente iniciado por Duhalde y sostenido por Alfonsín.

Cómo fue la decisión

El doctor Duhalde me explicó en su momento, en grabaciones que conservo en mi poder, las razones que tuvo para elegir a Kirchner como su sucesor: Continuar leyendo

La cultura política del atraso o el retroprogresismo

Cuando Eduardo Duhalde decidió enfrentar a Carlos Menem y a la década del 90’, no ahorró críticas ni comentarios ásperos. Sus argumentos centrales se fundaban en que el peronismo había realizado en esos diez años una política que nada tenía que ver con la doctrina justicialista. Que la sociedad estaba harta de neoliberalismo y que Menem era, en sus efectos políticos, el equivalente en la Argentina de lo que Reagan y Thatcher habían sido en sus respectivos países. ¡Expresión descarnada del capitalismo salvaje! y responsable de una política exterior que al globalizarse iba en desmedro de nuestra soberanía. Con sólo repasar los periódicos de aquellos años se verá lo cierto de estas aseveraciones.

Por otro lado, Duhalde le manifestó al autor de esta nota que ése fue el sentido de crear en 1999 el grupo Calafate (políticos e intelectuales progresistas que luego se sumaron al kirchnerismo) con el fin de instalar dentro del justicialismo esa vertiente, que repudiaba lo realizado en aquellos años.

El tiempo pasó, gobernó la Alianza, que alcanzó el poder con un discurso bifronte: aguantar la convertibilidad, por un lado, y una virulenta crítica a los 90’, por su integración al mundo, la desregulación, las privatizaciones que denominaron “la pésima venta de las joyas de la abuela”, y la extranjerización y frivolización de nuestra cultura tanto como de nuestra economía, por el otro. En síntesis, un discurso con cierto tufillo a nacionalismo rancio.

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