A veces la historia se abre camino lentamente. Y otras veces avanza a pasos de gigante. Lo único cierto y firme es que la dirección no muda: ¡para allá vamos! Puede alterarse, sí, la velocidad de esta marcha, más rápido o más lento y eso depende de la voluntad de los pueblos.
Aplicando la idea a la actualidad argentina, lo que está claro es que marchamos al velatorio del kirchnerismo. Desconocemos la velocidad del cortejo. Si gana Mauricio Macri, se extingue en poco tiempo. Si gana Daniel Scioli, será a largo plazo. Pero la muerte es inexorable.
La desaparición del kirchnerismo posibilitará el surgimiento de un peronismo remixado. Peronismo que hoy se encuentra secuestrado por el Gobierno nacional, inerte y en estado de coma.
Posibilidades de resurgimiento hay. Claro, para no volver a equivocarse está urgido de hallar en su pasado la luz que lo ilumine, le dé identidad y sentido en el presente. Su rica historia y sus hondas tradiciones permitirán tomar lo bueno y desechar lo malo para andar los tiempos que corren. Su acervo y su patrimonio histórico le confieren una enorme fortaleza para sortear las dificultades de la sociedad moderna, donde todo es efímero y vertiginoso. Continuar leyendo