El kirchnerismo se lleva mal con la historia

Cuando los políticos y algunos periodistas se meten con la historia, las cosas no salen bien. Ya he replicado en otra nota la sospechosa profusión de libros sobre el peronismo que recuperan las ideas de la Revolución Libertadora. Esta labor seudohistoriográfica no es ingenua, responde a un clima y una atmósfera de los que no han podido desembarazarse autores, periodistas o políticos que en su simpleza confunden kirchnerismo con peronismo. Y en una sinopsis que emparentan épocas tan lejanas con el presente, se dejan llevar por la rigidez de un pensamiento atado a prejuicios y a dogmas aprendidos para siempre.

Si el peronismo con un gran esfuerzo puede ser asociado a los populismos de época, el kirchnerismo es la manifestación clara de un progresismo activado en los noventa por el Foro de San Pablo donde la izquierda replanteó su camino a la caída del comunismo. Si a los progresistas argentinos la idea les cae mal, deberían repasar el apoyo dado a Hugo Chávez, Lula da Silva o el kircnerismo a los inicios de estas experiencias políticas. Como el presente huele a calas, al decir de Hugo Moyano, los progres de siempre se apartan de estos Gobiernos a los que ahora caracterizan como populistas al solo efecto de salvar la perniciosa ideología que compartieron en el primer tramo del nuevo siglo. Dicho esto, pasemos a una nueva confusión histórica. Continuar leyendo

Jefes y sucesores en Argentina

El análisis y la comprensión de un tema tan medular como es la sucesión presidencial requiere, a mi manera de ver, un conocimiento pormenorizado de nuestra historia. En general el periodismo aborda el asunto desde el presente y como un fenómeno aislado y recortado de la cultura política argentina. Este puro presente solo se altera con simples evocaciones refugiadas en la memoria personal del que escribe. El pasado solo ingresa hasta el límite de sus recuerdos. De esta forma y con estos condicionantes, la perspectiva es corta. Política e historia, por el contrario, se entrelazan como la noche al día y es en su devenir como hay que tomarlas.

Y digo esto pues ha sido generalizada la conclusión sacada por el periodismo respecto de la imposición de Cristina sobre Scioli, que al ponerle un vicepresidente y rodearlo de camporistas y cristinistas en las listas nacionales, provinciales y municipales Scioli, en caso de ganar, no podrá ejercer la Presidencia con autonomía, imposibilitado de llevar adelante las ideas que el periodismo y los “entendidos” le atribuyen. Sería apenas un vicario de la Señora a la hora de gobernar. Continuar leyendo

Las raras referencias históricas de Carrió

Las acusaciones de Carrió a UNEN de tener una vocación suicida y propiciar una política de minorías chocan con la realidad de su conducta, que se ha caracterizado, en los últimos años, por una marcada inclinación a la soledad  y al individualismo. Sus creaciones políticas han durado un instante, pues al menor contratiempo las destruye. Su mirada del acontecer de los últimos treinta años es, asimismo, rápida y ligera y no se asienta en un pensamiento elaborado y meduloso. Su lucha histórica contra el peronismo la ciega, volviéndola primitiva y tosca. El 20 de abril del 2003, en el programa de Mariano Grondona, ante la afirmación del periodista de que Carlos Menem crecía en la intención del voto, afirmó que el expresidente tenía la rara habilidad de potenciar y expresar al hijo de puta interior que corroe nuestras vidas. Ahora, acusa al conjunto del peronismo de ser narco y de no tener una política para acabar con la inseguridad. No percibe que al interior de este partido hay profundas diferencias, pues no es lo mismo aliarse con Occidente que con Venezuela e Irán, desregular que regular, privatizar que estatizar, intervenir que liberar. Sí, tiene razón respecto de la corrupción y la droga pero esto les cabe a muchos políticos y no a un solo partido. Debiera ser más estilista en sus análisis. Continuar leyendo

Los secretos de la señora

Quizás, quien mejor ha definido a Cristina Kirchner, en este último tiempo, haya sido el presidente del Uruguay, José Mujica, cuando señaló que la señora es terca. Una de las acepciones del vocablo dice que terca y obstinada es aquella persona capaz de mantener una decisión por encima de las dificultades que se presentan. Y las últimas medidas tomadas (ganancias, impuestos en el sector financiero, apertura del canje, cambio de jurisdicción de los anteriores, redistribución de la gendarmería en todo el país), más allá de lo acertado o no de ellas, hablan de una dirigente política que logra sobreponerse a las adversidades y continúa empujando a su tropa.

Esto dicho para aquellos que creen que la señora y su gobierno han bajado los brazos o que su fragilidad emocional la obliga a tirar la toalla. Ahora… ¿Para quién batalla Cristina? ¿Para Scioli? ¿Para el kirchnerismo? ¿Para el peronismo? ¿O para ella? En el entendimiento que no todo es lo mismo. Ciertamente no es sencillo columbrar lo que anida en lo profundo de su pensamiento. De modo que el ejercicio intelectual a realizar para abordar el problema no es sencillo ni ligero.

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