De Alberdi a Bergoglio, una idea de la historia

Juan Bautista Alberdi fue, a mi manera de ver, el más grande pensador argentino del siglo XIX. Formó parte de la élite liberal que dio forma y contenido a nuestra patria. Sin embargo, su liberalismo, muchas veces no comprendido, difiere esencialmente del que profesaron contemporáneos suyos como José Castelli, Bernardino Rivadavia, Bartolomé Mitre o Domingo Faustino Sarmiento, sesgados al racionalismo iluminista de la Revolución Francesa. El de Alberdi fue un liberalismo vinculado al romanticismo, que en el terreno de la historia construyó lo que se conoce como historicismo. Ambos, racionalismo e historicismo, pertenecen a la vasta ideología liberal, ambos creen en el progreso indefinido, sin embargo este progreso se alcanza por caminos diferentes. El racionalismo lo promueve por golpes bruscos y cambios revolucionarios, puesto que la razón se impone a la historia o, lo que es lo mismo, la idea anula la realidad. Formulados, entonces, los valores, estos fuerzan el contexto en el marco espiritual de una utopía revolucionaria. En consecuencia, creen en la revolución como motor del progreso.

Por el contrario, el historicismo entiende el progreso como un movimiento interior a la historia. Inmanente a ella, que en un crescendo continuo y armonioso, alcanza el porvenir sin sobresaltos revolucionarios. Son leyes que responden a un sinfín de factores culturales, religiosos, históricos, geográficos o de costumbres las que promueven la marcha. El progreso está en la naturaleza de la historia. Creen en la evolución, no en la revolución. Continuar leyendo

Acerca de la independencia

Decía Juan Bautista Alberdi: “La Revolución de Mayo fue la sustitución de la autoridad metropolitana de España por la de Buenos Aires sobre las provincias argentinas: el coloniaje porteño sustituyendo al coloniaje español”.

Y esta verdad de a puño encierra el drama de la historia nacional del siglo XIX. ¿Qué tiene que ver esta tajante definición del ilustre tucumano con los debates que se han dado estos últimos días? Como el decreto presidencial conmemorando el bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres celebrado a fines de 1815 en Concepción del Uruguay bajo el auspicio del general Artigas, susurrado al oído de la Presidente por Pacho O’Donnell, que es una luz para emprender campañas marketineras que logran instalar en librerías sus trabajos de difusión ligera acerca de nuestro pasado.

Dos son los aspectos a los cuales voy referirme. Primero, el sentido político del congreso convocado por Artigas y segundo, el valor del Congreso de Tucumán y el supuesto miedo de sus congresales. Y todo esto a la luz del pensamiento de Alberdi. Continuar leyendo