Por qué sí debe haber mesa de diálogo

Si uno se toma la tarea de leer a la mayoría de los periodistas políticos de estos tiempos, uno por uno, incluso cientistas sociales que presumen de análisis de alto vuelo, descubrirá indefectiblemente que sus escritos giran en torno a qué debe hacer o hará Mauricio Macri con el peronismo o, mejor dicho, con el abanico de propuestas peronistas. ¿Profundizar la división? ¿Negociar con uno o con otro según la circunstancia y los humores? ¿Avanzar sin preocuparse por la oposición? En esta suerte de posibilidades se inscriben los debates que me parece que tocan tangencialmente la esencia del problema político actual.

Para ponernos en clima, viene a cuento una potente frase de Leonardo da Vinci que el general Juan Domingo Perón solía usar para elevar la calidad del debate: “La teoría es el capitán y la práctica, el soldado”. Aunque hoy podríamos sustituir la noción de práctica por el poroteo. ¡Tan bajo cayó la política!

Veamos el asunto desde otra óptica que no creo que sea la mejor pero sí distinta. ¿Qué le conviene a Mauricio Macri? Naturalmente, tener éxito. ¿En qué consiste este éxito? En que las políticas que está implementando, bastante duras por cierto, finalmente alcancen logros potentes. Continuar leyendo

Cristina le debe una explicación al peronismo

Como se  advierte en el título de esta nota, la ex Presidente le debe una explicación al peronismo; y el peronismo, por su lado, debe exigírsela, como también corresponde que lo haga Daniel Scioli, si llegaran a ser ciertas las declaraciones realizadas por ella a un empresario amigo: si Mauricio Macri arreglara con los holdouts, el PRO se quedaría doce años en el poder.

Para arrancar digo que el peronismo jamás le pedirá una rendición de cuentas a la señora por esas declaraciones o, al menos, para corroborar que hayan sido dichas. El partido peronista no existe y no quiere líos con la progresía. Tampoco lo hará Daniel Scioli, que nunca mostró coraje y autonomía en su etérea vida política.

De ser ciertas las declaraciones (creo que lo fueron), ponen de manifiesto que la señora tenía en claro que arreglar con los holdouts significaba para el país un enorme alivio para su alicaída economía, como garantía de gobernabilidad y éxito futuro. Como al kirchnerismo sólo le quedaba un año de gobierno, solucionar el asunto al final de su mandato era otorgarle a Daniel Scioli el éxito promovido por Cristina, dado que, de realizar en tiempo y forma un arreglo con los fondos buitre, el bonaerense tendría mayores posibilidades de ganar la elección. Continuar leyendo

Intelectualidad y política:¿el FpV con los libros y el PRO con las alpargatas?

Algo raro y atípico está ocurriendo en estas elecciones, las que se celebrarán el 22 de noviembre. Lo inusual y peregrino, pues nunca pasó con el peronismo, es la gigantesca movilización intelectual a favor del candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli.

Declaraciones, solicitadas, manifiestos, ensayos escritos a las apuradas de ciudadanos “bien pensantes” nos alertan sobre los terribles males que acarrearía el triunfo de Macri para el país y el pueblo trabajador. Esta “intelligentzia”, al decir de Arturo Jauretche (intelectuales desconectados de las necesidades del pueblo), que se arroga la centralidad del saber, nos previene acerca del posible triunfo de la derecha. Rectores de universidades, actores, intelectuales destacados de las ciencias sociales y de las otras. Sindicatos docentes, agrupaciones de profesionales y de estudiantes universitarios, profesores secundarios, maestras, sicólogos, politicólogos, periodistas, bandas de rock o pop y una larga fila de pensadores “comprometidos con la lucha popular” emulan, sospecho que sin saberlo, la infinidad de manifiestos que sus antecesores “culturosos” redactaron para impedir el triunfo de Domingo Perón en 1946. Continuar leyendo

Los tiempos de la historia

A veces la historia se abre camino lentamente. Y otras veces avanza a pasos de gigante. Lo único cierto y firme es que la dirección no muda: ¡para allá vamos! Puede alterarse, sí, la velocidad de esta marcha, más rápido o más lento y eso depende de la voluntad de los pueblos.

Aplicando la idea a la actualidad argentina, lo que está claro es que marchamos al velatorio del kirchnerismo. Desconocemos la velocidad del cortejo. Si gana Mauricio Macri, se extingue en poco tiempo. Si gana Daniel Scioli, será a largo plazo. Pero la muerte es inexorable.

La desaparición del kirchnerismo posibilitará el surgimiento de un peronismo remixado. Peronismo que hoy se encuentra secuestrado por el Gobierno nacional, inerte y en estado de coma.

Posibilidades de resurgimiento hay. Claro, para no volver a equivocarse está urgido de hallar en su pasado la luz que lo ilumine, le dé identidad y sentido en el presente. Su rica historia y sus hondas tradiciones permitirán tomar lo bueno y desechar lo malo para andar los tiempos que corren. Su acervo y su patrimonio histórico le confieren una enorme fortaleza para sortear las dificultades de la sociedad moderna, donde todo es efímero y vertiginoso. Continuar leyendo

El monumento al general Perón

Finalmente, a partir del 8 de octubre de 2015 el general Juan Domingo Perón tendrá su monumento en la ciudad de Buenos Aires. La decisión de la legislatura porteña, con el apoyo del ingeniero Mauricio Macri, llena una ausencia inexplicable en un país con más de treinta años de democracia, buena parte de ellos gobernados por el peronismo.

Más allá de estas vicisitudes, es sano también que se ubique en la plaza Agustín Pedro Justo y conserve su nombre. Pues, en un primer momento se intentó borrarlo y rebautizar la plaza como Juan Perón. Los argumentos (públicos, en su oportunidad) se sustentaron en la añosa historiografía revisionista tan falaz como ligera que afirmaba que el golpe del 1943 y el peronismo venían a cerrar el malhadado ciclo de la década infame, con el coronel del pueblo como la contracara de Justo. Nada más absurdo e insincero, fundamentalmente cuando, sin ahondar mucho en archivos, uno descubre, con solo leer algo más, que Perón acompañó en toda esa década el proyecto político de Justo, general admirado y valorado por el joven capitán. Participó del golpe de 1930 acompañando al sector liberal, rodeado de militares como Bartolomé Descalzo y José María Sarobe; este último era un intelectual de largo aliento: liberal, hispanista, declarado defensor de la justicia social y la unidad iberoamericana. El 17 de octubre de 1931 Perón le dirigió una carta que consulté en casa del embajador Carlos Ortiz de Rosas que, casado con la hija de Sarobe, conservaba aún el archivo de su suegro. Vale la pena leer algunos párrafos de esta misiva redactada unos días antes de las elecciones de ese año y que llevaron a la Presidencia al general Justo. Escribía Perón: Continuar leyendo

El kirchnerismo se lleva mal con la historia

Cuando los políticos y algunos periodistas se meten con la historia, las cosas no salen bien. Ya he replicado en otra nota la sospechosa profusión de libros sobre el peronismo que recuperan las ideas de la Revolución Libertadora. Esta labor seudohistoriográfica no es ingenua, responde a un clima y una atmósfera de los que no han podido desembarazarse autores, periodistas o políticos que en su simpleza confunden kirchnerismo con peronismo. Y en una sinopsis que emparentan épocas tan lejanas con el presente, se dejan llevar por la rigidez de un pensamiento atado a prejuicios y a dogmas aprendidos para siempre.

Si el peronismo con un gran esfuerzo puede ser asociado a los populismos de época, el kirchnerismo es la manifestación clara de un progresismo activado en los noventa por el Foro de San Pablo donde la izquierda replanteó su camino a la caída del comunismo. Si a los progresistas argentinos la idea les cae mal, deberían repasar el apoyo dado a Hugo Chávez, Lula da Silva o el kircnerismo a los inicios de estas experiencias políticas. Como el presente huele a calas, al decir de Hugo Moyano, los progres de siempre se apartan de estos Gobiernos a los que ahora caracterizan como populistas al solo efecto de salvar la perniciosa ideología que compartieron en el primer tramo del nuevo siglo. Dicho esto, pasemos a una nueva confusión histórica. Continuar leyendo

Razones de la supremacía peronista en Córdoba

Al cierre de este nota y escrutado el 70 % de las mesas cordobesas, Juan Schiaretti superaba por un 4% a Todos por Córdoba, la alianza del PRO, UCR y el Frente Cívico de Luis Juez, cuyo candidato era el doctor Oscar Aguad, y por veintiún puntos a Eduardo Acastello, candidato del Frente para la Victoria. Hace dieciséis años que el electorado cordobés es reacio al radicalismo y ocho al kirchnerismo. Ninguno de estos espacios ha podido hacerse de la conducción de la Provincia. ¿Qué análisis y conclusión pueden hacerse de estos últimos resultados? Varios. Hagamos un breve repaso.

El peronismo llegó al gobierno cordobés en 1999 de la mano de José Manuel de la Sota con el visible y ostensible apoyo de Carlos Menem, luego de sucesivos gobiernos radicales. En el 2003 De La Sota repitió la experiencia y fue reelegido. El radicalismo, en la oportunidad, hizo agua pues debió pagar las consecuencias de su estrepitoso fracaso con la Alianza. Aquel año De La Sota rehusó el apoyo menemista. El clima anti-noventista así lo indicaba.

Tampoco contó con el fervor entusiasta del gobierno nacional, puesel entonces presidente Duhalde había decidido sostener a Kirchner y no a De La Sota para las presidenciales, razón por la cual el cordobés repitió en su provincia la gobernación. La devaluación, la pesificación y el aumento del valor internacional de la soja puso al campo en el centro de la escena económico-política. El peso que el sector agro-industrial tiene en Córdoba obligó al peronismo mediterráneo a replantearse la mirada sobre ese sector social que siempre desconfió del justicialismo que históricamente consideró al campo como sapo de otro pozo

En las elecciones del 2007 el peronismo volvió a ganar llegando a la gobernación el doctor Schiaretti. En la oportunidad quedó claro que el triunfo se debía al voto rural, de las pequeñas ciudades interiores vinculadas a la economía agraria y de los grandes y pequeños productores del campo que inclinados por el radicalismo, ahora lo hacían por el peronismo.

¿Qué novedad era ésta? ¿Cuál la razón del cambio? Una respuesta tentativa es que aún persistían los beneficios de la devaluación, el dólar alto y precios siderales para la soja. La industria agro-alimentaria, de maquinarias rurales, de camiones y camionetas crecía exponencialmente. El peronismo resultaba amigable. Schiaretti como gobernador comprendió el mensaje e incorporó a su gabinete a hombres de la Fundación Mediterránea que tenían claro el modelo de integración al mundo sobre la base de una economía agro-alimentaria e industrial exportadora. Un hombre de esa fundación, Nadim Argañaraz hoy es asesor de De La Sota.

Llegado el 2008 el kirchnerismo mostró su cara peronista más antipática y mandó al Parlamento la resolución 125 resucitando los viejos rencores contra la “oligarquía”. Desde ese momento el peronismo cordobés fue una cosa y el nacional fue otra. Schiaretti se puso del lado del campo y De La Sota también.

Las nuevas realidades mundiales y las viejas tradiciones culturales cordobesas hicieron el resto. Las posiciones político-ideológicas de De La Sota de fundar el desarrollo de la economía provincial en las fuerzas del campo, la agro- industria y la industria automotriz vinculada al Mercosur, sin abandonar el color popular de este agrupamiento, promoviendo la búsqueda de mercados internacionales, estimulando la inversión y las exportaciones es un giro copernicano respecto del tradicional modelo peronista del 40 que el kirchnerismo torpemente reproduce sin ningún éxito: el de la sustitución de importaciones y el aislamiento internacional.

Esta novedosa mirada del nuevo peronismo cordobés -o cordobesismo, al decir del saliente gobernador- se enraíza en la vieja tradición liberal que en Córdoba tuvo tanta fuerza a lo largo del siglo XIX y bien entrado el XX. Hombres como Bustos, el general Paz, Derqui, Juárez Celman y Ramón Cárcano entre otros han dejado una impronta cultural tan vigorosa que perfora los partidos más reacios a comprender este firmamento que tanto progreso le dio a Córdoba.

Elecciones 2015

Schiaretti se impuso a nivel provincial. Hasta el momento de cerrar esta nota no había datos ciertos de los 112 municipios que puso en juego, sí se conoce su amplio triunfo en Marcos Juarez arrebatado al kirchnerismo

Los radicales aliados con Macri y Juez no han podido superar sus contradicciones pues el progresismo que anida en esa alianza vive con cierta vergüenza el acuerdo con Macri. Razón por la cual los radicales solo pusieron en juego 11 intendencias.

Córdoba Podemos, del kirchnerista Accastello, nombre tomado de la flamante agrupación de izquierda española, no sabe cómo explicar su catastrófica derrota, pese a los esfuerzos de Cristina, Scioli y Zannini . En fin, política menuda, política para olvidar.

Más allá de lo provincial y según indican las encuestas la figura de Macri, prevalece en Córdoba como figura presidenciable para el paladar del electorado de la provincia. Si los fallidos acercamientos entre De La Sota, Macri y Massa no se hubieran frustrado, hoy la presidencial estaría resuelta.

Una nueva reinvención del peronismo

Tiene razón Darío Giustozzi, intendente de Almirante Brown y segundo en la lista encabezada por Sergio Massa, del Frente Renovador, cuando afirma “no hay fin de ciclo, hay fin de mandato”, lo que es todo una declaración  político-ideológica de su parte y una sabia mirada al conjunto de los políticos con posibilidades reales de poder. Pues nadie cuestiona los pilares fundantes del modelo.

Aunque también es cierto que al presentar, Massa y él, una lista distinta y recortada del Frente para la Victoria, el camino que inician estos ex kirchneristas consiste en apartarse  del tronco que les dio origen. Y las consecuencias políticas de esta fractura cobran una dinámica y una velocidad que sus autores no podrán manejar, al menos en su totalidad. El clima social será decisivo a la hora de precisar un discurso, un programa, el tono y los sonidos.

Por otro lado es un buen punto de partida la fractura con el Frente para la Victoria. Eso explica mucho más que cualquier análisis meduloso e intencionado.

La reacción del gobierno no se ha hecho esperar y los ataques han comenzado, pues Mazza, Giustozzi y otros intendentes, antiguos  amigos del gobierno nacional, vienen a confirmar el viejo dicho popular de que no hay “peor astilla que la del mismo palo”.

Una oposición novedosa

La novedad política del Frente Renovador, lo que le da potestad y fuerza, es el carácter territorial de la feliz experiencia. Esta creación política bonaerense reviste  una impronta y un sesgo que ningún opositor al gobierno ha logrado en la provincia. Esto es, una fuerza con base territorial en las intendencias, similar a la que tiene el Frente para la Victoria.  No se trata de  políticos que, con una inmensa fortuna, compran, alquilan, publicitan y “desde afuera” procuran captar voluntades y luego “si te he visto no me acuerdo”. Ellos se quedarán y serán dueños de su triunfo o su derrota.

Es una fuerza que  gobierna municipios, que se opone a otra, que también gobierna municipios, la provincia y la nación. Es un choque en el mismo andarivel.

Por lo tanto la discusión seguramente se dará sobre políticas concretas y no sobre ideas abstractas. Seguridad, educación, salud, servicios y la manera de gestionar más eficientemente en cada uno de estos tópicos. Allí va a estar, supongo, el núcleo del debate.

La permanencia  de Daniel Scioli al lado del gobierno nacional lo facilita, pues si se hubiera aliado a Massa la discusión política tendería a ser sólo con la presidente, cosa que le haría perder energía controversial a algunos intendentes más cercanos al kirchnerismo. Ahora, los alcaldes del Frente Renovador, al quedar liberados de la alianza con Scioli, podrán enfocar sus críticas, sin complejos, a la gobernación. Que es el objetivo central del Frente Renovador.

Gente enojada

Con la irrupción del Frente Renovador hay mucha gente molesta. Políticos, opinólogos y periodistas, entre otros. Cada uno tendrá sus razones, seguramente atendibles. Pero voy, en este caso, a abordar el enojo de aquellos que observan maliciosamente el carácter camaleónico del peronismo. Que se reinventa, sin remordimientos, ni autocrítica. Que le da lo mismo los 90’ que los 2000.

Como primera aproximación diría que luego de la caída del Muro de Berlín y el ocaso del comunismo se acabó la Guerra Fría y con ella la etapa de las ideologías fuertes. Se acabó también la “revolución”. El debate moderno es conducir la evolución. Y eso se hace en el marco de instituciones respetadas por todos y de horizontes previsibles al conjunto.

Antes de estos acontecimientos  había sucumbido otro cuerpo doctrinario fuerte como fue el nacionalismo. En el bunker de Berlín y en Hiroshima le dijeron adiós a la historia, al menos hasta nuevo aviso.

Desaparecido del horizonte político dos cuerpos doctrinarios fuertes, la realidad convoca a otras sustancias. Estamos en esos tiempos.

Por otro lado no se le puede exigir a los políticos lo que sí le debiera pedir a los intelectuales y filósofos y aún no han encontrado.

Si el peronismo ha sido capaz de dar diferentes respuestas en distintos tiempos, a lo mejor lo que pasa es que no existe más el peronismo. Al menos como históricamente se lo ha conocido. Sin embargo lo que perdura del justicialismo histórico, lo que se conserva en su horizonte cultural, es su vocación por los humildes y su opción preferencial  por el movimiento obrero y sus dirigentes.

Cuando Roberto Lavagna sonaba como candidato peronista para acompañar a Mauricio Macri, estaba todo bien si iba solo. Cuando se sacó la foto en Córdoba y allí estaba Hugo Moyano,  las cosas cambiaron. Del radicalismo conocemos su escasa voluntad de mezclarse con la dirigencia gremial. El denominado peronismo disidente que por multitud de razones enfrentó al kirchnerismo jamás lo hizo con el movimiento obrero que acompañaba al gobierno. Quizás esto sea lo que aun perdura del peronismo. ¡Y no es poca cosa!