El kirchnerismo se lleva mal con la historia

Cuando los políticos y algunos periodistas se meten con la historia, las cosas no salen bien. Ya he replicado en otra nota la sospechosa profusión de libros sobre el peronismo que recuperan las ideas de la Revolución Libertadora. Esta labor seudohistoriográfica no es ingenua, responde a un clima y una atmósfera de los que no han podido desembarazarse autores, periodistas o políticos que en su simpleza confunden kirchnerismo con peronismo. Y en una sinopsis que emparentan épocas tan lejanas con el presente, se dejan llevar por la rigidez de un pensamiento atado a prejuicios y a dogmas aprendidos para siempre.

Si el peronismo con un gran esfuerzo puede ser asociado a los populismos de época, el kirchnerismo es la manifestación clara de un progresismo activado en los noventa por el Foro de San Pablo donde la izquierda replanteó su camino a la caída del comunismo. Si a los progresistas argentinos la idea les cae mal, deberían repasar el apoyo dado a Hugo Chávez, Lula da Silva o el kircnerismo a los inicios de estas experiencias políticas. Como el presente huele a calas, al decir de Hugo Moyano, los progres de siempre se apartan de estos Gobiernos a los que ahora caracterizan como populistas al solo efecto de salvar la perniciosa ideología que compartieron en el primer tramo del nuevo siglo. Dicho esto, pasemos a una nueva confusión histórica. Continuar leyendo

Espinoza y el peronismo

Hace algunos días, en un reportaje realizado por el diario La Nación, el intendente de La Matanza Fernando Espinoza afirmó, ante la pregunta del periodista de qué hubiera pasado en 1955 si Evita no se enfermaba: “No creo que con Evita viva hubiera habido un golpe de Estado en el ’55. Los militares de la Revolución Libertadora, por más que quisieran, no iban a poder matar a un millón de trabajadores”.

Nos venimos a enterar, setenta años después, por un Espinoza que además de intendente de la Matanza ha devenido en el vocero historiográfico del nuevo revisionismo histórico afín al gobierno, de que la Revolución Libertadora aniquiló a un millón de trabajadores. Puesto que al no estar Evita, ¿los mataron? ¿O sólo los iban a matar porque estaba ella? Confuso.

No soy un defensor de ese nefasto golpe de estado ni mucho menos, pero la cantidad de muertos aparece como una brutal exageración de alguien que no tiene la menor idea del pasado o, peor, que lo reconstruye a gusto de sus mandantes.

A la hora de decir disparates el intendente no se amilana, el periodista insiste y lo interroga nuevamente acerca de las armas con que según se decía contaba la CGT para repartir entre los trabajadores en caso de necesidad política. Y Espinoza, pecheando y con la seguridad del entendido, afirma: “Tengo el testimonio de compañeros grandes de edad, que me contaron que sí, que había una cantidad de armas que Evita había mandado a comprar y que estaban en el subsuelo de la CGT. Evita estaba preparando a los sindicatos por un posible golpe de Estado. Y la no estaba equivocada ¿no?”.

La verdad de lo que ocurrió fue que en febrero de 1952 se aprobó la compra de aproximadamente cinco mil revólveres por parte de la Fundación Eva Perón. Armas que, luego, fueron a parar a la Gendarmería Nacional por orden del Presidente y que jamás se usaron contra los golpistas. En setiembre del ’55 ante la brutalidad de los alzados, Perón optó por evitar la guerra civil y se marchó; pues como siempre dijo: “Entre la sangre y el tiempo elijo el tiempo, y si hemos tenido razón con seguridad volveremos”. ¡Y así fue!

Espinoza debiera abocarse más a la gestión municipal que a opinar, sin fundamentos, sobre el pasado.

Con estos escasos conocimientos históricos uno aprecia que Espinoza abona la historiografía montoneril de la Evita revolucionaria y el Perón conservador y reaccionario.

Entiendo la actitud del intendente que desespera por conseguir aportes nacionales o provinciales, pero siempre es preferible bajarse los pantalones de una, que ir por los flancos como vocero de una historiografía que ha provocado miles de muertos en el país.

No conforme con estas declaraciones, el día 15 de octubre redobló la apuesta y para chicanear a Sergio Massa afirmó: “Perón y Evita nunca hubieran arreglado con Macri”. No claro… en su momento lo hizo con Frondizi o con Solano Lima. Para poner algunos ejemplos.

Espinoza debiera saber que el general rompió definitivamente con las organizaciones guerrilleras y sus ideólogos el día que los expulsó de la plaza. Ese fue el mensaje a futuro del general.

La violencia guerrillera ha desaparecido. Quedan los revisionistas de aquella época nefasta. Espinoza, que representa un municipio de gente de paz y de trabajo, debiera apartarse de esa visión histórica.