Hoy todos somos Aylan Kurdi

Claudio Zin

No sabemos qué hacer. Esta es la única verdad frente a esta espantosa historia de cientos de miles de personas de toda edad y género que apenas intentan sobrevivir, escapando de los horrores que ocurren en sus lugares.

Los migrantes que desde África (subsahariana y del cuerno de africa), Siria, Irak, Bangladesh, y otros sitios con conflictos de guerras internas y extrema pobreza, intentan llegar a Europa para conseguir la condición de refugiado -hoy, la palabra mágica.

En lo que va del año, 330.000 personas llegaron a Europa (180% más que en el mismo período del año pasado), más 3.000 muertos en el Mediteráaneo, en el Mare Nostrum que hoy es el cementerio mas grande de la historia de la Humanidad. Son números aproximados, en general bastante alejados de la realidad que resulta mucho mas cruel.

Italia recibió a 130.000, 180.000 Alemania, 90.000 Francia y  Gran Bretaña solo 30.000, lo que es una verdadera vergüenza en términos de solidaridad internacional: los ingleses han dado una vez mas la nota. Cameron, su líder, hoy es “mala palabra” en Europa, la comunidad europea lo detesta, por soberbio, por insensible, por egoísta.

Mientras Italia abre sus iglesias y conventos (el cardenal Scola de Milan acaba de pedirle a sus sacerdotes que reciban a los migrantes y los alojen), Hungria, Polonia y otros pequeños países cierran sus fronteras y hasta construyen muros de alambre de púas para impedir el paso de los migrantes. Ellos no quieren quedarse en su territorio, solo quieren pasar por el para ir a Alemania, Suecia, Francia, Gran Bretaña y conseguir el status de refugiado, con lo cual reciben un dinero por mes, en promedio unos 300 €, la posibilidad de una estancia legal en el país y la chance de conseguir un trabajo en tiempo breve. Pasan de migrantes clandestinos que huyen a refugiados protegidos por la ONU.

Claro que este pasaje de una condición a otra no es sencillo,  y muchas veces se pierde la vida en el intento.

En Italia se nos “escaparon” cerca de 60.000 migrantes, en lo que va del año, que no pudieron ser identificados, por falta de capacidad técnica del país. Estamos preparados para identificar a unas 1500 personas por día y llegan 3.000. No tenemos donde alojarlas ya, entonces se escapan, toman un tren desde el sur de Italia, muchas veces sin pagar boleto, e intentan pasar a Francia.

Estamos frente a la mayor diáspora de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial, esto es lo que hoy ocurre en Europa. Solo en el norte de Libia unas 850.000 personas esperando cruzar con vida a Italia o España y la sofisticada UE no sabe qué hacer. Las soluciones propuestas dan risa por lo pueriles, por ejemplo, bombardear con drones armados, suministrados por USA, los barcones vacios en las costas de Libia, antes de comenzar el cruce del mar.

Mientras tanto.

Aylan Kurdi tenía 3 añitos, su familia escapaba de Kobane (casi en la frontera turca), último bastión urdo en asedio permanente por el Estado Islámico (ISIS o DASH o EI o IS). Sus padres habían pedido asilo político a Canadá, donde tienen parientes.

Canadá lo negó -claro, el Mediterráneo es de los europeos, qué tenemos que ver con ese tema, pensaron en la cómoda Ottawa.

De todas maneras, los Kurdi tenían que escapar con su familia a otro lugar seguro; compraron un pasaje clandestino para la isla de Kos en el Egeo (la isla donde nació y practicó la medicina Hipócrates ). En medio del mar, Aylan cayó, se deslizó de los brazos del padre (único sobreviviente) y apareció muerto en la playa de Bodrum en Turquía.

Todos por estas tierras se encuentran apenados, doloridos, con culpa por no saber qué hacer, por no haber hecho nada para evitar la muerte de un niño de 3 años, entre otros tanto miles.

Este próximo fin de semana, los parlamentos europeos nos reunimos en Luxemburgo para armar la agenda de la cumbre del 14 S, donde los jefes de Estado de la UE tienen que tomar determinaciones.

Espero poder contarles mas adelante cuáles son las propuestas para evitar mas catástrofes como la de Aylan. Ojalá.