En Italia hay musulmanes que disparan y otros que rezan

Las cosas siguen peor aquí en la vieja Europa. Cada vez hay más pruebas de la profunda infiltración terrorista de ISIS en Francia, Bélgica, convertida en el núcleo de concentración extremista islámica más importante de Europa, Italia, donde hay cerca de mil musulmanes, de los cuales 65 fueron ya expulsados, identificados entre los que disparan y no rezan. Así, cada país europeo tiene su núcleo de criminales que, en nombre de una antojadiza interpretación religiosa del Corán, mata inocentes, hombres, mujeres y niños.

Los servicios de inteligencia del mundo occidental y judeocristiano desesperan, sobreactúan y se reprochan no haber hecho caso a situaciones de alarma advertidas en su momento. Por ejemplo, el servicio secreto turco y el iraní avisaron sobre la célula terrorista de Bruselas, que más tarde atacaría París, pero su par de Bélgica y de Francia no hicieron caso.

Hoy el FBI, vía una denuncia de la Agencia Antidrogas Americana (DEA) —muchos “soplones” son adictos-traficantes que no quieren en el negocio a terroristas que trafiquen—, advierte al Gobierno italiano que San Pedro, en Roma, La Scala de Milano (el teatro lírico más importante de Italia, junto con el San Carlos de Nápoles) y el Duomo, la catedral católica de Milano de estilo gótico más importante y más linda del mundo, están en la mira del ISIS y podrían sufrir atentados.

Pasó de probable a posible, por ende, estamos en alerta de seguridad 3 de 4 niveles. Esto significa una nada sutil limitación de las libertades individuales en aras de la seguridad pública. Sufriremos muchos controles en aeropuertos y estaciones de tren. Continuar leyendo

Los “topos” o la última brigada de ISIS

Cerca de cien mil adherentes, quince mil combatientes bien entrenados y mejor armados, siete frentes abiertos y en conflicto armado permanente en solo 2 años. Estos son los datos actuales del poderío del ISIS, el califato islámico o el Estado Islámico.

En Occidente se decidió no llamar al ISIS “califato” o “Estado” para que no se le reconozca formalmente esa categoría al grupo armado terrorista. Se prefiere “la ola negra” (como si fuera una mancha de petróleo en el mar), “las fuerzas del ISIS”, “Daish”, que es el acrónimo anglosajón del Estado Islámico en Iraq y el Levante.

Más allá de la figura de la mancha de petróleo que se extiende sobre la superficie del mar, metáfora que pretende contarnos cómo el ISIS ocupa territorios en frentes distintos, significa también la apropiación por parte de las tropas del califato de los pozos de petróleo y el control de la economía de los territorios que va ocupando. Hoy se autoabastece de fondos con el contrabando de ese petróleo; ya no le hacen falta Catar u otros financiadores.

Un movimiento nacido hace apenas dos años sobre las ruinas de un Iraq maltrecho, recuperado para saquear su petróleo y no para reorganizarlo como Estado verdadero, sumado el desastre humanitario de Siria, que tiene ya cerca de 4,5 millones de sus pobladores expulsados, emigrados, perdidos en un mundo que poco los quiere fuera de ese país. Continuar leyendo

El sueño de una Europa sin fronteras convertido en pesadilla

La acalorada y por momentos subida de tono discusión que tuvieron ayer los ministros del Interior de los 28 países de la Unión Europea (UE) presagia muchas cosas y todas malas.

La primera y más seria: regresamos a la Europa de fronteras. Desaparece la frontera única con terceros Estados y vuelven los límites nacionales.

Cada país de los 28 que forman la UE, más los que se agregaron por el acuerdo-tratado de Schengen (en vigor desde 1995) mediante el cual se estableció la libre circulación de personas en los territorios de casi todos los Estados de la UE (excepto Reino Unido e Irlanda) y otros no UE, como por ejemplo: Suiza, Islandia, Noruega. Schengen es una ciudad luxemburguesa donde se firmó en 1985 el tratado que crea el espacio mencionado, por el cual se puede circular libremente como ciudadano de alguno de esos países o si se ingresó al espacio atravesando la frontera, legalmente por supuesto, de alguno de ellos.

Es decir, un emigrado de Siria llega, vía terrestre, a Hungría y atraviesa su frontera demostrando que tiene derecho a pedir asilo político por provenir de un país en guerra, donde es perseguido, y de allí en más puede circular libremente por los territorios de los países Schengen. Continuar leyendo

Los migrantes y el sueño de una Europa justa

Europa saturada de migrantes, de seres humanos que escapan del miedo, del hambre, de la injusticia, de la guerra, que nunca quisieron.

Nace hoy aquí, en Europa, el miedo al futuro de esta “avalancha” de gente desesperada, famélica de paz y seguridad, y justamente esto es lo que temen perder los europeos, con la migración de cientos de miles de personas provenientes de sitios de conflicto; la paz y la seguridad.

El paladín de estos miedos es David Cameron, el premier inglés que luego de muchas presiones, hasta de su propia población, acepta recibir a 15.000 familias en el territorio del Reino Unido, pero con la condición de que se trate solo de sirios.

Solo para comparar actitudes, el Papa Francesco recibirá, solamente en Italia, 106.000 familias. Una por cada iglesia, convento, santuario de Italia; queda además por hacer la cuenta de cuantos pueda recibir en el resto de la Europa católica, muchos cientos de miles más, sin duda alguna.

Alemania, recibirá a unos 40.000 que se suman a los 120.000 ya recibidos.

Austria, Italia, Grecia, Francia, España, Portugal, entre otros, serán los demás países de acogida.

Este es el marco de contención; Hungría, Polonia, y otros, nada, cero, ni una familia. La otra cara de la Unión Europea, la de la vergüenza.

Perfil del migrante

La escasa calificación laboral, el pobre nivel educacional, el desconocimiento de la lengua del lugar de destino, la posibilidad de infiltrados del ISIS/Daesh entre ellos, configuran un cuadro de incertidumbre para el futuro de esta masa humana que invade, literalmente, Europa. Entran por el Mediterráneo, o por los Balcanes occidentales.

La pregunta que nos hacemos hoy (luego de recibirlos) es ésta ¿qué pasará con esta gente dentro de dos o tres años en los países de acogida? Se concentraran en guetos (quasi villas miserias?), con pocas posibilidades de abandonar la condición de pobre gente desterrada, desarraigada, que debe convivir cerca de la pequeña burguesía europea que vacaciona en Cerdeña? Esta situación desencadenará violencia, tal como la ocurrida en los suburbios de París, años atrás?

El sueño de una Europa justa, igual para todos, con una clase media fuerte y en crecimiento, está hoy en crisis. Llega la realidad de pobres que golpean a sus puertas y entran, reclamando coherencia con la siempre enunciada solidaridad europea, para todo el mundo. Pero esta gente no podrá volver en poco tiempo a sus casas, es probable que nunca puedan volver, ¿quién querría volver a una Damasco destruida por una guerra de casi 4 años, y que una vez finalizada (solo Dios sabe cuando) demorará 20 años en reconstruirse?

Se repite la vieja historia de miles de europeos escapando de sus países de origen, luego de las dos guerras mundiales, dispersándose por el mundo entero, con pocas chances de volver.

Hoy la vieja y cansada Europa, como la llamara Papa Francesco, en su discurso ante el parlamento europeo, tiene que deponer estos miedos y aceptar esta realidad, tal como aceptó en su momento que millones de europeos la abandonaran sin esperanza alguna.

Tampoco puede discriminar, vía la clasificación, a los migrantes que requieren asilo, por persecuciones sufridas en sus países por condición política o religiosa (refugiados), de aquellos que migran por hambre, pobreza, falta de trabajo (inmigrantes económicos). Sencillamente porque todas estas circunstancias se combinan en el mismo hombre, la misma mujer y el mismo niño que hoy llega. Solo podrá decir que no a aquellos que tengan antecedentes o conexiones criminales.

Para los demás, no hay alternativa, TODOS deben entrar.

En el Encuentro Interparlamentario de los países de Europa, por la emergencia migratoria, llevado a cabo este fin de semana en Luxemburgo, en el cuál participé como delegado por Italia, se concluyó:

1) Ayudar económicamente a los países de acogida de migrantes, que no pertenezcan a la UE, como por ejemplo: Turquía, Jordania, Líbano, que hoy contienen a más de 4 millones de sirios desplazados de su país. Sólo Turquía cobija a 2.5 millones de ellos y ha gastado en su cuidado en lo que va del año 5.000 millones de €.

2) Ayuda económica para todos los demás Estados del planeta que abran sus puertas a los migrantes (esta fue una propuesta de mi grupo)

3) Apresurar las gestiones del enviado especial de ONU a Libia, Bernardino León, para lograr un acuerdo con los dos gobiernos ( Tobruk y Trípoli) que paralelamente gobiernan en Libia, para que logren contener en su territorio a los migrantes que provienen de Eritrea, Somalia, Etiopía, Malí, Costa de Marfil, etc., evitando que crucen el Mediterráneo y mueran en el intento, tal como ha ocurrido muy frecuentemente.

4) Pasar a una fase militar mas agresiva (FASE II) en el control del Mare Nostrum, con la finalidad de detener el tráfico de seres humanos, atacando a los traficantes en las costas de Libia.

Entre otras.

En esta conferencia interparlamentaria para la política exterior y la seguridad de Europa, mencioné la propuesta de Argentina, de recibir a refugiados sirios, como ejemplo de buena voluntad de países extra UE, hecho que fue aplaudido por todos los participantes.

Europa sólo cuenta muertos en las costas

Gracias a Dios “habemus papam” y se llama Francisco. El, solo él, sacude a la vieja y adormilada Europa, para que despierte y vea, mire, tome nota, y haga algo.

Frente a las costas europeas se produce el éxodo masivo más importante de la historia contemporánea, cientos de miles, un millón probablemente (de acuerdo al recuento hecho por drones americanos sobre las costas de Libia), de gentes, de personas desesperadas, que intentan buscar solo un lugar seguro donde no los asesinen, torturen o violen. Escapan de sus países sometidos a guerras crueles y caen en manos de traficantes/delincuentes/fanáticos religiosos/ que los embarcan hacia las costas italianas, maltesa y griega. No a las costas españolas que están “vigiladas” por los narcotraficantes.

El pasaje, en un bote grande de madera viejo, maltrecho, sobrecargado, con (a veces) una botella de agua para cada uno, cuesta alrededor de 1500/2000 € por pasajero. Continuar leyendo