¿Es posible disminuir la inflación en el segundo semestre de 2016?

Damián Di Pace

De acuerdo con un informe de Consumidores Libres, tomando como parámetro el precio de 38 productos, la canasta básica de alimentos tuvo un incremento del 2,03% durante la primera quincena de marzo y desde el 1º de enero lleva un aumento acumulado del 10,25 por ciento. En el caso del programa Precios Cuidados, que incluye 317 productos, en la primera quincena de marzo de 2016 fue 0,99% superior al mismo mes en 2015 y el acumulado interanual desde el 1º de enero hasta el 15 de marzo de 2016 fue del 5,76 por ciento.

Los resultados en las ventas minoristas comienzan a reflejar los inconvenientes de bolsillo por parte de los argentinos, que, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), tuvieron una caída en el mes de enero del 2,3% y en febrero del 4,5%, lo que marca un descenso en el primer bimestre del año en el comparativo interanual del 3,4% en promedio. En el caso de consumo masivo, la cuestión no fue mejor, con una reducción de las compras en la canasta básica del 8 por ciento.

La relación entre las grandes cadenas como formadores de precios y el Gobierno nacional si bien es buena, no recibió las expectativas esperadas. Los productos que quedaron por fuera del programa Precios Cuidados de enero, como carnes, frutas y verduras, tuvieron incrementos de entre el 40% y hasta el 60% respecto de la anterior versión del programa. Esto llevó al Gobierno, a través de la Subsecretaría de Comercio Interior, mediante la disposición 7/2016, a la creación del Sistema Electrónico de Publicidad de Precios Argentinos (SEPA), que obligará a las cadenas de supermercados a publicar en forma diaria, a partir de las 6 de la mañana, un listado de productos que han sido comunicados como obligatorios y no obligatorios para su información pública a través del sitio web en línea. En principio, el programa comenzaría a partir del 15 de abril, pero su publicidad y su promoción se espera que sea para los primeros días de mayo, de acuerdo con lo programado por el Ministerio de Producción de la Nación.

La inflación en el primer trimestre se proyecta a un promedio de entre el 10% y el 12%, según las mediciones privadas, lo que hace muy difícil cumplir con la meta inflacionaria propuesta por Alfonso Prat-Gay de entre 20% y 25% anual. De acuerdo con las proyecciones privadas, a falta de un Índice de Precios al Consumidor (IPC) Nacional prometido para el mes de mayo, las más optimistas estarían entre el 32% y el 35% anual, considerando los testimonios del presidente de la nación, Mauricio Macri, de una baja de la inflación en el segundo semestre del año.

Una de las medidas adoptadas para contener a la población más sensible al alza de precios, como los beneficiarios de la asignación universal por hijo (AUH), la jubilación mínima y el plan Progresar, es la elaboración de un proyecto de ley para la reducción del IVA que consiste en el reintegro del 15% en la compra de alimentos de la canasta básica. El proyecto prevé que la devolución del impuesto se haga a través de la tarjeta de débito que estos sectores poseen para cobrar su beneficio. Para los casos de productos que tributen 10,5% o estén exentos, como la leche o el agua, el proyecto contemplará mecanismos de compensación. Recordemos que para el resto de los consumidores argentinos con plástico, en el caso de la tarjeta de crédito, la rebaja del IVA es de 3%, con un tope de hasta mil pesos por operación y en débito de hasta 5 por ciento. Esta medida fue prorrogada hasta el 30 de abril en forma anexa al reintegro del 2,5% del IVA en la compra de combustibles líquidos y gas natural.

A su vez, lo que será controvertido de la propuesta es que muchos comercios no tienen Posnet para realizar la operación de cobro electrónico por la terminal de pago. De acuerdo con la Federación Económica de Buenos Aires (FEBA), es fundamental la reducción del costo del equipo de la terminal de cobro, pero también una disminución del cobro de la comisión de tarjeta de crédito, que hoy es del 3% y en débito, del 1,5 por ciento.

En la década del sesenta, Rogelio Frigerio expresaba en su libro Las condiciones de la victoria: “Los precios no bajarán ni cesará la inflación por obra de los inspectores sino cuando la producción se incremente respecto del consumo y cuando el Estado elimine las fuentes del déficit presupuestario”. Respecto de la producción, la cuestión no viene mejor. Según la encuesta mensual industrial de la CAME, entre 250 industrias pymes del país, febrero fue un mes entre regular y malo para el 87% de las empresas consultadas afectadas por la menor demanda, los incrementos en los precios de insumos esenciales para completar el ciclo productivo y las dificultades para trasladar esas subas a los precios de venta frente a los bajos niveles de demanda. La industria pyme descendió 4,8% en febrero frente al mismo mes de 2015, con caídas generalizadas en todos los sectores manufactureros. En la comparación mensual (febrero de 2016 contra enero de 2016), la producción también registró un derrumbe de 2,1 por ciento.

El presidente de la nación, Mauricio Macri, aspira a que luego de las malas noticias del primer semestre de subas de tarifas de energía eléctrica, gas, agua y posiblemente transporte público, se pueda, a partir del acuerdo con los holdouts, regresar a los mercados internacionales para obtener financiamiento para inversión pública y privada. Argentina ha podido consumir más de lo que producía en estos últimos cuatro años. Sin inversión productiva, no puede haber aumento de bienes al servicio de la población. Que se busque incrementar la producción de los bienes implica que habrá más empleo y también posible disminución de la inflación por crecimiento de la oferta y no por ajuste de la demanda, como está ocurriendo en la primera etapa del año.

En cuanto al cuadro macroeconómico, el programa del actual titular de la cartera de Economía, Alfonso Prat-Gay, busca reducir el déficit fiscal primario a 4,8% en 2016, 3,3% en 2017, 1,8% en 2018 y 0,3% en 2019. Sin embargo, esto dependerá mucho del resultado de los recortes que está teniendo el Estado a nivel administrativo y los ahorros por recorte de los subsidios a energía, gas, agua, transporte público, entre otros más, los incrementos en la recaudación que se obtengan vía liquidación de exportaciones teniendo en cuenta que también hay una reducción en la caja por eliminación de retenciones y la salida del cepo cambiario, por lo cual ya no se cobra dólar ahorro ni tarjeta. Es decir, entre los ahorros, de un lado y la pérdida de recaudación, por otro, se equilibra la balanza, pero el déficit continuará alto.

Desde el Banco Central se tomaron varias medidas ortodoxas desde el punto de vista monetario para reducir la inflación que actúan con rezago, como el incremento de la tasa de referencia del Banco Central, como las lebacs, en un 38%, y por ende de la tasa de interés a plazo fijo y la disminución de la emisión monetaria del 40 al 26 por ciento. No obstante, estas medidas pueden servir para el corto plazo ante el riesgo de caer en recesión, lo cual impactaría aún más sobre el consumo, la producción y el empleo.