Previa caliente

El debate de esta noche es la primera experiencia argentina de este tipo de confrontaciones visibles, cara a cara. ¿Pero son instancias decisivas para ganar las elecciones a partir de un debate? La respuesta es —según la experiencia internacional— que no influyen en el resultado final, salvo detalles imprevisibles, inmanejables. Es decir, todo depende de la inteligencia política de cada uno de los que participan.

Hay antecedentes muy  importantes en la historia de los debates. A fines de la década del cincuenta, en plena lucha por el poder (que era entonces el poder mundial), el demócrata John Fitzgerald Kennedy salió triunfante del debate con el republicano Richard Nixon.

En medio de una televisión en blanco y negro (todavía se estaba experimentando tecnológicamente la que vendría después), Nixon mostró dudas y lentitud en las respuestas. Pero lo que más lo perjudicó es que comenzó a traspirar abundantemente y las cámaras lo enfocaron cuando se secaba la frente. Y, por último, un detalle estético. Kennedy estaba bien parado, tenía un porte ganador, seguro, sonreía (aunque no con ironía). Estaba exultante. Colofón: Kennedy fue el que llegó a la Casa Blanca. Pese a que en Estados Unidos el voto no es obligatorio; sólo el 50% de la población tiene deseos de entrar al cuarto oscuro. Continuar leyendo

Los votos ciegos

En 1995 Carlos Saúl Menem fue reelecto como presidente de la nación. Desde que llegó al poder, fue corrido con las denuncias de corrupción, favoritismo y mal desempeño de algunos funcionarios. Todavía hoy pesan sobre él juicios pendientes en los que, ya anciano y enfermo, tiene que rendir cuentas, aunque de sus gabinetes pocos enfrentaron castigos tribunalicios. Quedó en claro entonces que las acusaciones bien fundadas no importaban. Lo trascendente era el buen vivir, el consumo, la ficción de la convertibilidad, ese sueño idílico del un peso igual a un dólar que dio chances para viajar, comprar y soñar, pero sin sustentación en la realidad.

Los empresarios habían ganado mucho con las privatizaciones. El campo se estaba tecnificando. No se podía explicar que aquello era una ficción, que todo dependía de la entrada de dólares y, si llegaban a faltar, la convertibilidad se caía, se rompía a pedazos.

Un grupo pequeño de economistas y algún que otro periodista señalaban el peligro que se avecinaba. Esas sombras atemorizantes aparecieron con el tequilazo mexicano en 1995 y el retiro de inversiones en toda América Latina, incluyendo a la Argentina. Los dólares se esfumaron y la convertibilidad comenzó a pisar terreno resbaladizo, con aceleración. Continuar leyendo

El triunfo del “hacedor”

Con el 30% de las mesas escrutadas ya estaba clara la ventaja cómoda y aguerrida del PRO, vencedor en estas primeras elecciones del año, rumbo a las presidenciales. ¿Pueden llegar a ser importantes y decisivas las “primarias” como indicadores de tendencia? Sí, en cada ámbito geográfico donde se producen lo son.

Cada región, cada provincia tiene sus impulsos afectivos, de lealtad política o de obediencia a quienes le indicaron, con verticalidad o por proteger su empleo, qué votar. En la Capital, la pugna Rodriguez Larreta-Michetti preocupó a muchos, dentro del partido y fuera de él. A tal punto que la gran mayoría de los votantes, sugestionados o no, convencidos o no, se inclinaron por Rodríguez Larreta, el ” elegido” como una demostración de apoyo definitivo a la figura de Macri. Además pesaron las consignas publicitarias. Rodríguez Larreta fue el “hacedor”, el que trabajaba incansablemente, el que gestionaba mientras otros se dejaban guiar. Michetti, como senadora, no alcanzó a lucirse ni a aparecer tan intensamente en los medios de comunicación.

De todas maneras, Michetti no quedó postergada en el apoyo de la ciudadanía. Ahora tendrá que encontrar su nuevo lugar, un ámbito más calmo, sin confrontaciones. Tiene que hallar su sitio en el mundo de su agrupación, de la cual fue siempre una de sus puntales. No creo que haya “pase de facturas” entre los que apoyaron hasta el último momento a uno o a otra figura. Al PRO no le sobran gestores ni gerentes de todo tipo y color. Como se sabe, Lombardi, Pinedo y Montenegro, responsables de distintas áreas capitalinas, acompañaron a Michetti, que no era la preferida y lo hicieron contra viento y marea y dándoles la espalda las definiciones desafortunadas y agresivas del asesor Jaime Durán Barba.

Entre los candidatos a las PASO de este domingo 26 de abril hubo, sin duda, un grupo signado por la meritocracia. A Rodriguez Larreta le bastó mostrar lo que trabajó estos años. Pero Martín Lousteau es una promesa de alto valor práctico y académico y al mismo tiempo un hombre que conoce los problemas cotidianos y sabe cuáles son las soluciones, con un arrastre muy especial con la juventud. Y Guillermo Nielsen, ex- gestor en la negociación de la deuda externa en 2005, quien representó con esquiva fortuna al Frente Renovador de Massa, un técnico que entró tarde en la lucha por conquistar votos, es un profesional reconocido por el mundo empresario y en ámbitos internacionales

Lo que no pude entender fue la euforia en el búnker del Frente para la Victoria, donde se festejaba mientras los números mostraban que sólo arañaban el cuarto lugar. Sus candidatos, Mariano Recalde a la cabeza, repitieron hasta el cansancio un argumento gastado. Si ellos ganaban y obtenían el apoyo popular podían demostrar que los seguidores de este Gobierno podían arrinconar a la “derecha”. ¿De qué derecha hablan? ¿Ellos se consideran de “izquierda”? Con algunos funcionarios y con algunos respaldos hacia este Gobierno es imposible señalar al oficialismo como de “izquierda”. No es necesario convocar a Jorge Altamira o a Vilma Rippol para que los ubiquen en otros casilleros. Son, se sabe, los representantes de una administración oportunista que está dejando un legado peligrosísimo.

Veamos como asoma el 5 de julio cuando llegue el ballotage. ¿Podrán cambiar los sitiales y adhesiones? Yo tengo mis grandes dudas. Por los fenómenos que estuvieron presente este domingo 26, no habría grandes cambios en los pocos meses que restan para llegar a la mitad del año.