Un proyecto de ley y la realidad

Un despido laboral es infamante. La víctima se siente sola en el medio del mar y no encuentra nada para aferrarse. El desamparo del “echado” tiene efectos psicológicos y su vacío repercute en la familia y en la relación con el mundo. Todo se potencia en tiempos de crisis.

En los últimos meses el número de despidos ha crecido. Algunos fueron por decisiones presupuestarias, en el Estado, por ejemplo, y por búsqueda de racionalidad en la expulsión de gran cantidad de empleados “ñoquis”, que abundaban en las dependencias oficiales, designados especialmente en la primera o la segunda mitad del 2015. Otros cayeron víctimas injustamente. El propósito fue concluir con el oportunismo. Pero debe haber existido un cierto número de inocentes.

En el sector privado, las circunstancias son distintas. Desde hace tres años, desde la segunda Presidencia de Cristina Fernández, el empleo privado ha ido disminuyendo y desde mediados de 2014, se cerraron las puertas de los establecimientos. El único recurso al cual se aferraban los necesitados era el Estado. Continuar leyendo

Un Parlamento que no se respeta

Si uno cree en la división de poderes, en la necesidad de un país racional, en la búsqueda de institucionalizar  y dar todo el empuje para alcanzar la vida republicana, el 1º de marzo no fue un buen día. En las horas del mediodía, cuando el Presidente de la nación hizo un balance contundente de lo que dejó la anterior gestión y comentó lo que se propone hacer, se evidenció una imagen trágica de la denigración social en la Argentina.

El griterío de los cristinistas, sus abucheos, sus insistentes silbidos, los carteles que exhibían, las interrupciones al discurso de apertura de sesiones del Congreso, inyectan una buena dosis de escepticismo para alcanzar los objetivos de un país como el que se merece la sociedad después de doce años de populismo. Y un desborde, con la total falta de respeto a la institución. Todo considerado por el ex ministro de Economía, Alex Kicillof, que sonreía mientras repercutían los gritos.

A esa incómoda protesta le siguió la respuesta de la barra oficialista, que, parada, vivó al “Sí, se puede”. Ni siquiera bastó que el presidente Mauricio Macri les dijera a los ex aplaudidores de Cristina Fernández: “Hay que respetar los resultados de las elecciones democráticas”, para que se callasen. Continuar leyendo

Previa caliente

El debate de esta noche es la primera experiencia argentina de este tipo de confrontaciones visibles, cara a cara. ¿Pero son instancias decisivas para ganar las elecciones a partir de un debate? La respuesta es —según la experiencia internacional— que no influyen en el resultado final, salvo detalles imprevisibles, inmanejables. Es decir, todo depende de la inteligencia política de cada uno de los que participan.

Hay antecedentes muy  importantes en la historia de los debates. A fines de la década del cincuenta, en plena lucha por el poder (que era entonces el poder mundial), el demócrata John Fitzgerald Kennedy salió triunfante del debate con el republicano Richard Nixon.

En medio de una televisión en blanco y negro (todavía se estaba experimentando tecnológicamente la que vendría después), Nixon mostró dudas y lentitud en las respuestas. Pero lo que más lo perjudicó es que comenzó a traspirar abundantemente y las cámaras lo enfocaron cuando se secaba la frente. Y, por último, un detalle estético. Kennedy estaba bien parado, tenía un porte ganador, seguro, sonreía (aunque no con ironía). Estaba exultante. Colofón: Kennedy fue el que llegó a la Casa Blanca. Pese a que en Estados Unidos el voto no es obligatorio; sólo el 50% de la población tiene deseos de entrar al cuarto oscuro. Continuar leyendo

Sanar la economía y recuperar el diálogo

Hasta mediados de esta semana algunos encuestadores mostraban como valederas las cifras que se vienen presentando: Daniel Scioli gana la Presidencia en primera vuelta. Algunos pocos profesionales responsables no querían arriesgarse, porque podía haber cambios y prometían que el viernes sería el día definitivo para presentar los últimos números a los que llegarán. El Gobierno instaló la victoria indiscutida de Scioli. Habrá que ver. El día que cantan las urnas es el que trae la única verdad.

En esta elección, como en otras de tiempos anteriores, la pasión y la certeza del voto no están presentes. Es posible que impere la fatiga de la publicidad política, el cansancio de tantas exigencias electorales a lo largo de este año o un ya viejo convencimiento sobre a quién respaldar en la elección, o que reine un desconcierto tal que los analistas de los sondeos de opinión temen carecer de certezas.

Estos analistas han tenido varios equívocos y desaciertos en el pasado. Entre tantos hechos vertiginosos, no previeron que María Eugenia Vidal captaría tanto apoyo en las PASO en la provincia de Buenos Aires, lo que mostró entonces que el oficialismo no tiene todas las cartas a su favor. Continuar leyendo

Un adelanto del futuro

Trece fórmulas presidenciales es una exageración. Pero en la Argentina de estos días todo es posible. La sociedad no ha seguido, sin aliento como se dice, las peripecias de nombres o las formas de hacer política que se fueron dando, especialmente en la última semana. Muchísimos prefirieron estar más atentos al fútbol y a la suerte de la Selección Nacional que a tratar de visualizar que futuro nos espera.

Trece fórmulas es disgregación ¿ O no? De abajo para arriba, la izquierda va con cuatro fórmulas, algo inexplicable pero que muestra hasta qué punto en ese ámbito cuentan nombres o intereses parciales. En cuanto a proyectos de gestión no tienen diferencias substanciales. Los cuatro candidatos proponen salidas similares.

Este cierre de listas para la pugna de las PASO están configurando un futuro que no está asegurado para nadie.

La Presidenta se aleja del barro del poder -todos esperaban que se presentara a un cargo hasta el último minuto del sábado- pero deja como candidato a la vicepresidencia a un hombre de su total confianza, el mismo que diseñó el enfrentamiento del matrimonio Kirchner contra los medios, el mismo que combatió contra los sectores adversos de la justicia. Zannini es el creador de la muralla elevada detrás de la cual se parapetó Cristina Fernández, quien decidió el destino actual y futuro de los que la rodeaban. Y del mismo modo del intento de destrucción de sus opositores.

Zannini es un abogado de muy buen nivel con una formación política que nada tiene que ver con el peronismo clásico ni con las innumerables variantes que presentó en las últimas décadas el movimiento peronista. Se sospecha que no ha dejado a un lado su devoción por la figura de Mao Tse Tung, el líder chino movilizador de las masas, el del personalismo a ultranza, el hombre dispuesto a aplastar a sus opositores creando una guardia verticalista decidida a cortar en pedacitos a quien negara la trascendencia de su figura y sus ideas. Si gana su fórmula, Zannini será el ángel protector de la Presidenta, que en estos días está cercada por eventuales juicios que pueden arrinconarla a ella y a parte de su familia. Zannini es el funcionario que más cerca de la Presidenta está, es casi un miembro más de su tribu. Es el que lleva todos los papeles legales.

Scioli cumpliría su sueño desaforado por ocupar el trono a cualquier precio. Entregando lo que fuera. Cediendo a todo lo que le pidieran con tal de no quedar excluído de la historia. Todos dirán que es una cuestión de temperamento. Es algo más que eso. Es la política, que apareja ambición sin límites e impide ver los propios defectos.

Macri eligió a Gabriela Miccheti como ladera. Sólo se conoce su decidida aseveración que derrotará al cristinismo. Pero no ha explicado cómo, sin tener respaldos en el interior, podrá convertirse en un temor valedero para los oficialistas actuales. Y hasta ahora no se conocen sus propósitos, su programa, sus intenciones. Ser presidente implica tener a disposición 500 personas bien entrenadas para ocupar los principales puestos de la administración pública. Y un equipo económico que desarme la bomba que está dejando el cristinismo. Hace algún tiempo prometió que se salía enseguida del encierro del cepo, de la falta de dólares en las arcas oficiales. Luego lo corrigieron. Ese deseo no se puede cumplimentar en un corto plazo, si no se cuentan con promesas de inversión muy adelantadas y seguras, sin mejorar la perfomance del comercio exterior -la manera genuina de incorporar divisas .

Tampoco se pueden combatir los problemas económicos en todos los frentes, al mismo tiempo. Si no se decide por la devaluación tendrá que elegir el camino de los cambios graduales, cuidadosamente elegidos, huyendo de las terapias de shock. Dispone un trío de economistas (Melconian, Sturzeneguer y Frigerio) que preferirían cortar por lo sano en una sola maniobra, pero para hacerlo se produciría un desgaste fenomenal y muy rápido de Macri.

El más blindado económicamente es Massa, con un equipo de muy buenos profesionales consecuentes con su causa. Y es Massa quien conoce y domina gran parte de un territorio que es el que más votos aporta. Muchos intendentes del Gran Buenos Aires se escaparon del ámbito de Massa y fueron a pedirle perdón a los que habitan la Casa Rosada. Pero Massa no ha perdido otros contactos y otros lazos que permitiría aportar con Felipe Solá como candidato a gobernador un caudal de apoyo importante. Para conseguirlo deberá doblegar el entusiasmo con que Julián Dominguez del cristinismo se presentará en la arena electoral. Como se sabe, Domínguez no está solo y por sus contactos pasados con el cardenal Bergoglio ahora tiene la bendición papal y no la oculta.

Todos los que tuvieron que ver en la última década con responsabilidades oficiales a su cargo han buscado inmunidad. Los ex gobernadores quieren ser diputados o senadores. En eso no se quedó atrás Máximo, el hijo de la Presidenta y mentor de la Cámpora. Posiciones donde no los corran con las exigencias de los tribunales por causas pendientes o reclamos de terceros.

La oposición sigue sin exhibir unidad ni consensos, ni acuerdos parlamentarios. Todo eso irá en su contra, si es que no lo comprenden antes que sea demasiado tarde.

Frente a una oposición donde el dinero no sobra, el Gobierno va a reaccionar poniendo millonadas en publicidad para sus candidatos. Dinero de los contribuyentes, no de los bolsillos de los que apetecen el poder. Clara injusticia.

Se ha visto en estos días muchas corridas de algunos que quieren ser representantes argentinos en el Palasur, el Parlamento del Mercosur. ¿De qué se trata tanta energía? El Parlamento Europeo, por ejemplo, decide muchísimas cuestiones de la vida de un mercado millonario como es el viejo continente. ¿Pero qué se debatirá en el Palasur, el foro de un Mercosur que está sin oxígeno y en terapia intensiva? Tan poca vida tiene que Dilma Roussef, disgustada con el proteccionismo reiterado de la Argentina, le ha propuesto a Uruguay y Paraguay un frente común para negociar como bloque, sin Buenos Aires, con otros megamercados y especialmente con Europa y Asia.

Las movidas de la Presidenta vienen a dar por nulas las hipótesis que hablaban de una mujer vencida que ya preparaba la valijas para un largo viaje. De ninguna manera. Se harán sentir sus bajadas de línea hasta su último día en el poder. Ella hace y deshace en una corte casi versallesca donde quien no obedece es crucificado, maltratado, vilipendiado. Que lo diga Randazzo, que rechazó la oferta del primer puesto en la gobernación de Buenos Aires.

El triunfo del “hacedor”

Con el 30% de las mesas escrutadas ya estaba clara la ventaja cómoda y aguerrida del PRO, vencedor en estas primeras elecciones del año, rumbo a las presidenciales. ¿Pueden llegar a ser importantes y decisivas las “primarias” como indicadores de tendencia? Sí, en cada ámbito geográfico donde se producen lo son.

Cada región, cada provincia tiene sus impulsos afectivos, de lealtad política o de obediencia a quienes le indicaron, con verticalidad o por proteger su empleo, qué votar. En la Capital, la pugna Rodriguez Larreta-Michetti preocupó a muchos, dentro del partido y fuera de él. A tal punto que la gran mayoría de los votantes, sugestionados o no, convencidos o no, se inclinaron por Rodríguez Larreta, el ” elegido” como una demostración de apoyo definitivo a la figura de Macri. Además pesaron las consignas publicitarias. Rodríguez Larreta fue el “hacedor”, el que trabajaba incansablemente, el que gestionaba mientras otros se dejaban guiar. Michetti, como senadora, no alcanzó a lucirse ni a aparecer tan intensamente en los medios de comunicación.

De todas maneras, Michetti no quedó postergada en el apoyo de la ciudadanía. Ahora tendrá que encontrar su nuevo lugar, un ámbito más calmo, sin confrontaciones. Tiene que hallar su sitio en el mundo de su agrupación, de la cual fue siempre una de sus puntales. No creo que haya “pase de facturas” entre los que apoyaron hasta el último momento a uno o a otra figura. Al PRO no le sobran gestores ni gerentes de todo tipo y color. Como se sabe, Lombardi, Pinedo y Montenegro, responsables de distintas áreas capitalinas, acompañaron a Michetti, que no era la preferida y lo hicieron contra viento y marea y dándoles la espalda las definiciones desafortunadas y agresivas del asesor Jaime Durán Barba.

Entre los candidatos a las PASO de este domingo 26 de abril hubo, sin duda, un grupo signado por la meritocracia. A Rodriguez Larreta le bastó mostrar lo que trabajó estos años. Pero Martín Lousteau es una promesa de alto valor práctico y académico y al mismo tiempo un hombre que conoce los problemas cotidianos y sabe cuáles son las soluciones, con un arrastre muy especial con la juventud. Y Guillermo Nielsen, ex- gestor en la negociación de la deuda externa en 2005, quien representó con esquiva fortuna al Frente Renovador de Massa, un técnico que entró tarde en la lucha por conquistar votos, es un profesional reconocido por el mundo empresario y en ámbitos internacionales

Lo que no pude entender fue la euforia en el búnker del Frente para la Victoria, donde se festejaba mientras los números mostraban que sólo arañaban el cuarto lugar. Sus candidatos, Mariano Recalde a la cabeza, repitieron hasta el cansancio un argumento gastado. Si ellos ganaban y obtenían el apoyo popular podían demostrar que los seguidores de este Gobierno podían arrinconar a la “derecha”. ¿De qué derecha hablan? ¿Ellos se consideran de “izquierda”? Con algunos funcionarios y con algunos respaldos hacia este Gobierno es imposible señalar al oficialismo como de “izquierda”. No es necesario convocar a Jorge Altamira o a Vilma Rippol para que los ubiquen en otros casilleros. Son, se sabe, los representantes de una administración oportunista que está dejando un legado peligrosísimo.

Veamos como asoma el 5 de julio cuando llegue el ballotage. ¿Podrán cambiar los sitiales y adhesiones? Yo tengo mis grandes dudas. Por los fenómenos que estuvieron presente este domingo 26, no habría grandes cambios en los pocos meses que restan para llegar a la mitad del año.

Una osadía

La Argentina y sus dirigentes no dejan pasar un solo día sin sorprendernos. El jefe de Gobierno de la Ciudad le otorgó el Premio como “Personalidad de la Cultura” a Marcelo Tinelli, figura pública muy conocida. Mauricio Macri aclaró: “Es un premio a su esfuerzo y al lugar que se ganó en el corazón de millones de argentinos tras muchos años de trabajo y dedicación”.

El pedido del premio fue presentado por Oscar Moscariello, que es legislador por el PRO y al mismo tiempo vicepresidente del Club Boca Juniors. No, no se equivocaron de medalla. Seguramente Tinelli merece muchos premios. Por ejemplo: las empresas de medios audiovisuales deberían premiarlo por la alta capacidad de atracción de público y de obtención de ráting. En cierta oportunidad tuvo el 60 por ciento del encendido televisivo. Podrían premiarlo por su capacidad de hombre bueno que ayuda al deporte y nunca se olvida de colaborar con la gente de su pueblo de nacimiento.

¿Pero premio a la cultura? ¿Sabrán lo que es la cultura? Cultura es la capacidad de incorporar conocimientos para entender la historia de la humanidad, para realizar las investigaciones científicas, para lograr los adelantos tecnológicos, para generar sensibilidad en la gente frente al teatro, el cine, la literatura. Para construir una sociedad mejor, donde tape su costado salvaje, sus descuidos, su ignorancia. La cultura ayuda al compromiso, al entendimiento, al diálogo. Y, fundamentalmente, ayuda al cambio, imprescindible en estos momentos en la Argentina donde hay que dar vuelta la media por completo para soñar un país mejor, con la mejor explotación de sus activos naturales y una administración de gobierno que no limite, ni impida, ni denigre al prójimo y se ocupe con corrección en los menejos de los dineros estatales. Necesitamos, como escribían los estudiantes rebeldes de 1968 en Europa, ” la imaginación al poder”. Imaginar que tendremos esperanzas en que todo va a cambiar. Que saldremos de un callejón triste y gris de recesión, inflación, inseguridad y desempleo.

Marcelo Tinelli ha basado esa adhesión popular porque sus programas son la exégesis de cierto humor argentino de burlarse del otro. Tiene parecido a las bromas de las barras de adolescentes en los barrios porteños. Todo conversado a los gritos. Por llevar personas con defectos físicos dispuestas a demostrar que son tan poderosas o bellas como las normales. Mujeres que exhiben las bondades de sus físicos sin otra intención que ampliar la imaginación sensual del espectador. Todo en un solo combo. ¿Es esto cultura? ¿Así la ven los dirigentes? ¿Programas chabacanos, inverosímiles, pueriles, aplanados para la inteligencia? Se dirá: esto es lo que le gusta a la gente. La diversión después del trabajo, la distensión en familia. Nada de Borges, ninguna historia de Leloir, ni por asomo escuchar a Mario Bunge razonar sobre nuestra sociedad, nada de los mejores escritores argentinos, o recordar a Ginastera o a las nuevas figuras que asoman en el panorama de la música clásica. Nada esfuerzo, todo debe ser laxitud.

No, no es necesario poner al encargado del archivo de Alejandría -centro de la cultura del mundo en la antigüedad- a cargo de programas de televisión. Eso no sería televisión. Sería una cadena de aburrimientos. Pero ¿qué cuesta levantar la puntería de esta programación, de la que forma parte Tinelli, para no sentirnos tan denigrados o más denigrados? Sería bueno que los programadores analicen cómo resuelve el problema la BBC de Londres o la televisión española. Combinan películas sobre la naturaleza, la historia y la ciencia con programitas para exaltar a estrellas de cine. Pero evitando lo chabacano. Y, fundamentalmente, todos esos canales tratan de explicar qué pasa en el mundo.

Hace varias décadas, una antropóloga norteamericana, Margaret Mead, explicó que cultura es todo. Por ejemplo los indios que saben manejar los arcos, las flechas y la forma de capturar buenas presas en el río o en el mar también son una expresión de cultura. Claro, por supuesto, cultura de los tiempos primitivos.

Está claro que el deterioro de la televisión es mundial. En Estados Unidos los programas son, en su mayoría, pueriles e insoportables. Ni les cuento qué pasa en Italia.

Un premio a la cultura a Tinelli es una osadía. Y muestra la precariedad en la que hemos caído. Salvo que aquí prime, por sobre todo, la obtención de futuros votos en las elecciones.