Los votos ciegos

En 1995 Carlos Saúl Menem fue reelecto como presidente de la nación. Desde que llegó al poder, fue corrido con las denuncias de corrupción, favoritismo y mal desempeño de algunos funcionarios. Todavía hoy pesan sobre él juicios pendientes en los que, ya anciano y enfermo, tiene que rendir cuentas, aunque de sus gabinetes pocos enfrentaron castigos tribunalicios. Quedó en claro entonces que las acusaciones bien fundadas no importaban. Lo trascendente era el buen vivir, el consumo, la ficción de la convertibilidad, ese sueño idílico del un peso igual a un dólar que dio chances para viajar, comprar y soñar, pero sin sustentación en la realidad.

Los empresarios habían ganado mucho con las privatizaciones. El campo se estaba tecnificando. No se podía explicar que aquello era una ficción, que todo dependía de la entrada de dólares y, si llegaban a faltar, la convertibilidad se caía, se rompía a pedazos.

Un grupo pequeño de economistas y algún que otro periodista señalaban el peligro que se avecinaba. Esas sombras atemorizantes aparecieron con el tequilazo mexicano en 1995 y el retiro de inversiones en toda América Latina, incluyendo a la Argentina. Los dólares se esfumaron y la convertibilidad comenzó a pisar terreno resbaladizo, con aceleración. Continuar leyendo

Hablando de Hitler y de insultos

Varias veces se intentó caracterizar a la administración de Néstor Kirchner y luego de Cristina Fernández. Nunca se llegó a una determinación clara, a una definición sobre el tipo de Gobierno que ejercían. Una autocrítica valedera que merecemos los periodistas es no haber investigado en detalles en 2003 cómo se habían comportado los integrantes de este matrimonio-binomio político en Santa Cruz, sus debilidades o sus grandezas.

A decir verdad, las grandezas no aparecían. Sí, en cambio, sus lados cuestionables: un constante abuso de poder, un manejo arbitrario de los dineros del Estado provincial, decisiones caprichosas, trampas y otras barbaridades. Todo ello fue descrito pormenorizadamente por investigaciones periodísticas que comenzaron a aparecer después de 2006 o poco antes. Pero en el 2003, cuando era necesaria una iluminación acerca de quiénes eran los que tomarían el rol de jefes de Estado, los periodistas no lo hicimos. Algunos de los colegas quedaron encantados por las primeras decisiones de ese matrimonio: la reivindicación del tema de los derechos humanos, por ejemplo, tema al cual nunca antes los Kirchner habían puesto atención. Con el tiempo se percibió la utilización espúmea de ese tema tan sensible después de tanto tiempo. Ya en el 2005 todo aparecía más claro respecto a los detalles políticos de los Kirchner. Continuar leyendo

Solo importa la confianza

El área económica le ha pedido en las últimas horas a empresarios y banqueros que trasmitan calma al mercado.  Seguirían las operaciones como hasta ahora, pero con vigilancia estrecha para evitar desbordes.

Me pregunto cuántas e innumerables veces los gobiernos han prometido en los últimos decenios determinada actitud que luego modificaron de cuajo. Porque no se trata que el sistema financiero pida calma. La calma no se inyecta, no es un remedio que se entrega gratis en las esquinas. La calma sólo puede evidenciarse si hay coherencia en las actitudes del Gobierno. La confianza se gana si las autoridades no van de un extremo a otro de las decisiones.

Basta ver la fotografía de los banqueros frente a Vanoli en su visita al Banco Central. Caras serias, prevenidas, meditativas en una gran mesa parecida a las reuniones de Directorio. No parecen muy felices que digamos. Sí, en cambio, parece que estuvieran allí obligados y a no ser despechados con un convite del presidente de la entidad financiera rectora. ¿Un encuentro de mero compromiso?

A lo largo de la historia argentina del último medio siglo, en momentos de crisis, a los que están en el poder le quedan dos salidas. Una es el enfrentamiento, sabiendo incluso aquella recomendación de que “el que se enoja, pierde”. Otra es la negociación con compromisos, que no siempre pueden cumplirse. Porque lo que importa es la marcha de la economía. En nuestro caso, en el tiempo que ahora vivimos, si sigue la emisión para sostener increíbles gastos del Estado, el panorama pinta de corto plazo. Todo se ahogará en un vaso de agua.

Un ejemplo: gran parte del Presupuesto para el 2015 está basado en un esfuerzo del Gobierno por justificar sus actos. El gasto en publicidad de las empresas del Estado aumentará de manera sostenida. Más el gasto en los servicios de Inteligencia. De éstos últimos, el crecimiento del presupuesto para Inteligencia del Ejército ha trepado un 32%. ¿ Estarán preparando los carpetazos consabidos, a los cuales apela el cristinismo cuando quiere o necesita?
¿Querrán con la publicidad explicar a la gente que sus acciones son buenas, que tienen intenciones dignas, mientras hay problemas graves de infraestructura?

Detalle: se elevan los presupuestos en Inteligencia pero se achican los gastos en el resguardo de las fronteras. Justo en un momento en que empezamos a tomar conciencia que el  narcotráfico se ha enseñoreado en el país, con la complicidad de ciertos sectores del Estado.