Confesiones ocultas en el Presupuesto 2015

Daniel Sticco

Ya comenté como entre la abundancia de irrealidades que forman parte de la base del presupuesto nacional de gastos y recursos para el año próximo resaltan algunas grandes verdades, como que se prevé usar el 40% de las reservas en divisas del Banco Central para pagar deuda, al costo de alimentar las tensiones cambiarias y con ello de la inflación.

Pero también surge que, pese a pronosticar recuperación de la actividad económica, tanto del lado de la producción como del consumo, proyecta más pobreza e indigencia, y crecimiento del desempleo. Aunque para encontrar esas evidencias hay que tomarse el trabajo de leer al detalle la mayor parte de las 392 páginas del Mensaje del Presupuesto que el Poder Ejecutivo Nacional presentó en Diputados el último lunes, y no sólo detenerse en las pautas macroeconómicas.

De lo contrario, se puede caer en el error de creer que todo el proyecto está caracterizado por la utopía, y expresiones de buenos deseos, ya que desde el vamos la mayor parte de los supuestos están desfasados respecto de los datos de hoy, sea tipo de cambio oficial, PBI, inflación, comercio exterior, recaudación de impuestos y, naturalmente de empleo.

En este punto, en el folio 33 la iniciativa, reafirmada por el ministro de Economía, destaca entre las prioridades de política económica y social “seguir ampliando la política destinada a atender las necesidades de niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad social a través de la Asignación Universal por Hijo que actualmente atiende a alrededor de 3,4 millones de hijos de desocupados, de trabajadores no registrados y del personal de servicio doméstico que no alcanzan a cobrar el salario mínimo, vital y móvil”.

Mientras que en el folio 34, agrega que “El mantenimiento de altos niveles de trabajo y empleo se apoya fundamentalmente en la visión macro de considerar al consumo como variable principal de la demanda global, que induce a tener niveles de actividad económica elevados, que permiten la generación de puestos de trabajo con mejores salarios, en un ámbito de negociaciones colectivas con el sector empresario y la reducción del empleo no registrado”.

Las cifras son más contundentes que las palabras
Sin embargo, consistente con el proyectado aumento de la presión tributaria sobre los asalariados y empresas, que implica restar capacidad de consumo y de inversión en cada caso, con el consecuente efecto recesivo y destrucción de empleos que el Indec refleja en sus estadísticas de producción y Encuesta Permanente de Hogares, Economía no pudo ocultar en el folio 145 un salto de las metas físicas de “Asistencia Alimentaria para Hogares Indigentes” de 14,09 millones en 2013 a 15,18 millones en 2014 y 17 millones el próximo año.

Aun cuando en términos de personas afectadas por un cuadro de pobreza extrema sea menos del 10% de esas cifras, porque se trata del total del año, queda claro que se prevé un aumento del 7,7% en el corriente año y 12% en el próximo.

Pero no sólo eso, también, en el folio 163, donde se presentan las metas físicas del Programa del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, se prevé que la “Asistencia Financiera a Jóvenes Desocupados” pase de un “beneficio mensual” de 1.452.376 personas en 2013 a 1.507.857 en el corriente año y se eleve a 1.600.818 el próximo. Revela con nitidez la convicción de la incapacidad de la economía de generar empleos netos, en especial para quienes intentarán incorporarse al mercado de trabajo.

En esa misma línea se inscriben las pautas de incremento de la “Atención del Seguro de Capacitación y Empleo” 1,08 millones en 2013 a 1,34 millones en 2014 y 1,5 millones el año siguiente, el cual respondería al Progresar. Se trata de casi ocho por ciento de la oferta laboral que no se considera como desocupada, sencillamente porque forman parte de los ni, ni, ni: no estudian, no trabajan y no buscan empleo.

Mientras se siga considerando a la economía como una ciencia económica, en la que sólo se destaquen valores de riqueza ((PBI), cotización del dólar, el cobro de impuestos y el movimiento de divisas por parte del Gobierno Nacional, y se siga subestimando la realidad social, que es la principal característica de esta ciencia, seguirá acentuándose la exclusión de las familias argentinas y se retrasarán las posibilidades de dar el gran salto al crecimiento sostenido y sustentable, como en los últimos días han planteado por vías separadas el economista Pablo Rojo y el presidente de la Fundación Mediterránea, Martín Amengual.