Resistencia civil

Con rayos y centellas, insultos y distorsiones fue recibido el llamado del ex presidente Álvaro Uribe Vélez a la resistencia civil en contra de los acuerdos entre el Gobierno Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Se lo ha tildado de incendiario, belicoso, irresponsable, guerrerista, loco. Se lo acusa de querer prolongar la guerra. Se le enrostra que siendo senador de la república avive la llama de la discordia. En consonancia con el tono, no plantean argumentos de orden político sino que lo conminan a apoyar la paz del Gobierno santista con las FARC o a plegarse. Hasta el presidente Juan Manuel Santos se descompuso amenazando con responder con movilización social; se olvida de que el deber de cualquier mandatario en democracia es garantizar el derecho a la protesta y el ejercicio de la oposición y la crítica.

El sector político liderado por el senador Uribe considera que el Gobierno nacional puso en marcha un golpe de Estado para hacer pasar sin revisiones ni modificaciones los acuerdos de La Habana. El golpe está subsumido en el proyecto que está a punto de ser aprobado en el Congreso, que contempla otorgar poderes especiales al Presidente para implementar los acuerdos con fuerza de ley, y que el Congreso, en una especie de harakiri, se despoje de su función legislativa. Continuar leyendo

Hay capitulación en los acuerdos de La Habana

Con la publicación de los “Acuerdos de La Habana” el gobierno quiere hacernos creer que se trata de un acto de transparencia, para que se vea que no hay nada oculto, que no se ha negociado la propiedad privada ni la Constitución ni la Fuerza Pública y que lo hace para disipar rumores, desinformación y campaña negra. En realidad lo hizo, si nos atenemos a la versión del periodista Álvaro Sierra (ET 26/09/2014), para no quedarse atrás de las FARC que ya los habían publicado.

El ministro del Interior quiere reducir todas las voces críticas a una operación de “campaña negra” de los guerreristas, negando en los hechos el derecho al disenso. Piensa el señor Cristo, cuota del samperismo en el Ejecutivo, que basta con decir que no hay nada grave ni comprometedor en los acuerdos para que todos vayamos a dormir tranquilos. Continuar leyendo