Las FARC, jugadas por la reelección de Santos

Por todos los antecedentes que había en juego, el Acuerdo sobre Participación Política firmado en La Habana significa, en primera instancia, el lanzamiento de la candidatura de Juan Manuel Santos a la reelección presidencial. Como lo hemos sostenido algunos columnistas, desde hace rato la manija de los diálogos está en manos de las FARC y Santos, para reelegirse con algún margen de éxito, dependía de que le firmaran algún documento.

El texto adornado en una retórica grandilocuente reafirma, en buena medida, lo que ya figura en la constitución política de 1991. Pero, a los ojos de observadores extranjeros transmite una idea bastante equivocada sobre Colombia. En efecto, cualquier francés o norteamericano o japonés, medianamente informado, pensará con toda razón que en nuestro país no hay democracia ni libertades ni garantías para la oposición. Que las FARC son una guerrilla que lucha por esos ideales, que no nació como producto de un proyecto comunista, que no es terrorista, que representa los anhelos de justicia social y que no ha tenido espacios ni facilidades para hacer actividad política en la legalidad.

Continuar leyendo

Destape reelectoral

Enrique Santos, apenas iniciándose las conversaciones en La Habana, advirtió sobre la necesidad de reelegir a su hermano para concluir las conversaciones de paz con un acuerdo. Aunque en la alborada de estas polémicas negociaciones se invitó desde Palacio de Nariño a no hacer política con ellas, es el mismo presidente el que la ha hecho a las anchas. En los últimos días utilizó de forma burda la canonización de la Madre Laura y su entrevista con el Papa Francisco para sumar apoyos al proceso. De manera que la propuesta de reelección de sus políticas y el montaje del equipo de campaña hay que entenderlo como el destape de sus aspiraciones. Es clara la interdependencia funcional entre reelección y proceso de paz. El presidente nos ha confirmado que buscó la paz para reelegirse y que se quiere reelegir para alcanzar la paz.

¿Qué se puede decir del equipo que va a preparar su campaña? Casi todos utilizaron a Uribe como escalera para llegar a donde no hubieran podido hacerlo por sus propios medios y méritos. Ni siquiera el mismísimo presidente Santos, ostentando una carrera de logros ministeriales y periodísticos, amén de su pertenencia al clan político más poderoso del país, habría ganado la presidencia sin el apoyo franco, abierto y temerario de Álvaro Uribe, quien dejó claro en febrero de 2010 que ése era el hombre llamado a continuar su obra.

Continuar leyendo