¿Europa al borde de una tercera recesión?

A juzgar por los indicadores de actividad económica, Europa se encontraría al borde de una tercera recesión. Las crisis fiscales y de deuda quedaron atrás, pero pesan. Los valores ridículamente bajos de los rendimientos de los bonos a 10 años de España (2.13%) o Italia (2.34%), por debajo incluso de los de EE.UU., no debería llevar a creer que la situación esté bien. El desempleo en España, por ejemplo, es de 24.5%. El desempleo de la Eurozona en forma conjunta es de 11,5%, contra 5,9% en EE.UU., una diferencia considerable que ya se convierte en estructural.

Las señales de los precios al consumidor también son peligrosas. La inflación en la Eurozona se desaceleró nuevamente a 0,3% en septiembre, lo que generó nuevas preocupación por una posible deflación. Crecieron las expectativas por nuevas medidas de estímulo por parte del BCE. Pero en su última reunión, el Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi decepcionó en su discurso ya que los inversores esperaban que definiera el tamaño total de su programa de compra de activos, pero esto no ocurrió. Además, Draghi no hizo ninguna sugerencia acerca de un posible programa de flexibilización cuantitativa  al estilo de la Reserva Federal de EEUU.

De continuar con niveles bajos de inflación, el mercado le volverá a pedir a la autoridad monetaria que implemente medidas adicionales y poco convencionales para revertir la tendencia. Japón lo está logrando sobre la base de una gigantesca emisión. Si Europa profundiza las medidas, el euro volverá a sentir las consecuencias.

Pero no hay mucho margen para políticas conservadoras. El indicador adelantado del ciclo, el PMI Composite de septiembre, se ubicó en 52 puntos por debajo de los 52,3 puntos del consenso, mientras que el PMI Servicios fue de 52,4 puntos también por debajo de las estimaciones del mercado (52,8).

En Alemania la situación de su motor, la industria, deja mucho que desear y es lo que nos preocupa para definir la salud de la región: los pedidos de fábrica registraron en agosto su mayor caída desde la crisis financiera de 2009 y el PMI Manufacturero cayó en septiembre a 49,9 puntos, por debajo del consenso y del mes previo. Recordemos que un indicador debajo de 50 puntos significa una contracción de la actividad.

El factor político no es menor. Por ejemplo, el ambiente se enrareció en Francia, en donde el partido Socialista del presidente Francois Hollande perdió el control de la cámara alta del Parlamento a manos del partido de extrema derecha Frente Nacional, que ganó su primera banca en el Senado. Además, la Unión Europea podría rechazar el nuevo presupuesto para 2015: las autoridades no permitirían el déficit presupuestario propuesto de 4,3% para el próximo año y pedirían uno nuevo que cumpla con las obligaciones de reducción del déficit público.

En síntesis, desde lo financiero lo peor ya habría pasado, la tranquilidad que exhibe su sistema financiero es un gran logro conseguido sobre la base de una mayor intervención de su Banco Central, algo a lo cual se venía resistiendo. Pero los niveles de deuda pública, actividad económica, déficits y empleo, nos indicarían que estamos en la puerta de una nueva crisis.

Nota: El índice PMI o Purchasing Managers Index (Índice de Gestores de Compras) es un indicador a nivel europeo que sirve para medir el estado en el que se encuentra la economía con respecto a diversos sectores. Para la recopilación de los datos referentes a este indicador se llevan a cabo una serie de encuestas a los gestores de compras (cuyo trabajo está especializado en controlar las condiciones en las que se encuentra la empresa) que pertenecen a las empresas privadas que han sido seleccionadas para representar a cada sector en concreto

El euro se fortalece pero ¿a qué costo?

En muchos foros he escuchado la misma opinión una y otro vez: el euro en 1,30 contra el dólar sólo le sirve a Alemania, pero entierra a España, Grecia, Portugal, etc. Estos países no están encontrando el motor que les permita volver a generar empleo, mejorar sus déficits y reducir deuda. Una moneda fuerte en la Eurozona no responde a las necesidades de todos los participantes por igual.

¿Qué ha pasado en los últimos meses?

El euro ha lateralizado en una estrecha franja de entre 1.26 y 1.32 dólares, lejos de las versiones que pregonaban la paridad en junio en medio de la crisis europea. Una vez más ha logrado superar esta semana los 1,30 luego de tocar un mínimo a mediados de noviembre.

¿Cuáles son las causas?

1) Gracias a Alemania, la Eurozona no presenta un déficit de cuenta corriente (el de EEUU es muy elevado).

2) Grecia obtuvo el financiamiento que necesitaba y pateó la pelota para adelante.

3) Hay una falta de definiciones en Estados Unidos respecto a la cuestión fiscal: Barack Obama ha endurecido su postura declarando que él no hará ningún acuerdo sobre el futuro fiscal del país a menos que los líderes del Congreso primero acepten los aumentos en las tasas de impuestos para los más ricos. El jefe de Estado expresó que no se trata de un capricho, sino que es necesario elevar de cierta manera los ingresos. Sin embargo, los republicanos comunicaron que las conversaciones se encuentran estancadas y exigen una reunión con el Presidente para poder avanzar con las negociaciones. Geithner dijo que la administración de Obama se encuentra absolutamente preparada para afrontar el fiscal cliff, si el Partido Republicano no aceptara subir las tasas impositivas. El final es abierto aunque estimamos que la situación se resolverá positivamente.

4) Ha habido flujos positivos de fondos hacia la Eurozona por inversión de portafolio y estrategias de fondeo.

5) Por último, no ayudó en nada que el índice ISM (manufacturero) cayera en noviembre a su menor nivel desde julio de 2009 y se ubique en zona de contracción (debajo de 50 puntos).

Cinco causas y un mismo efecto: una relativa fortaleza del euro. Pero dicha fortaleza esconde muchas debilidades. Nuestra tesis básica es que el euro debería volver a tomar una tendencia bajista a mediano plazo. El argumento es que dicho comportamiento se debió más a una debilidad de EEUU que a una fortaleza de Europa y que la velocidad con que EEUU interviene en los mercados (monetarios) es muy superior al ritmo Europeo.

Lo que sucedió en Europa esta semana deja al euro muy vulnerable y desnuda muchas falencias. El Banco Central Europeo tuvo su reunión de política monetaria, donde se decidió mantener sin cambios la tasa de interés de referencia en 0,75%, pero es preocupante la revisión a la baja que anuncio Draghi el miércoles pasado sobre el crecimiento del PBI en Europa ya que prevé una contracción en promedio de 0,5% del PBI en el 2012, así como la revisión a la baja para el 2013 y 2014.

Las últimas estimaciones del Bundesbank para Alemania, la dejan al borde de una recesión el año que viene: considera que la economía alemana se está desacelerando y probablemente se estancará en 2013. La reducción de crecimiento se debe a la difícil situación económica que afrontan algunos países de la eurozona y la incertidumbre generalizada.

Por último, la situación fiscal y de deuda de Europa no es la mejor -como todos sabemos-, a punto tal que el francés más rico, Francois-Henri Pinault, diga que los problemas de Francia empequeñecen los de los EEUU, ya que “el fiscal cliff sería más bien una montaña en Francia”, algo mucho más alto que un acantilado y que, hasta ahora, la única solución planteada son los aumentos de impuestos, al tiempo que no se ha discutido ningún recorte de gastos. El presidente francés, Francois Hollande, comunicó recientemente que gravará a los más ricos con una tasa impositiva del 75% y el próximo año entrarán en vigencia los impuestos sobre dividendos y ganancias de capital.

En una situación mundial compleja, todos luchan por debilitar sus monedas, pero Europa prioriza la inflación. ¿Estará en lo correcto?