Un voto a los que quieren participar

Diego Kravetz

Es muy cómodo cuestionar la aparición de figuras del espectáculo en arenas electorales. Ahora, nada indica que el sentido común de un dirigente tradicional sea más común que el de una vedette del Maipo. O más ético.

Suponer que un político sabe más que un deportista porque sí es un prejuicio superficial que en nada contribuye a oxigenar el país.

Un dirigente no es mejor o peor por ser político, actor o hijo de. De hecho ser joven no te hace maravilloso. La condición de una persona no es asimilable a su curriculum, ni a sus intereses ni a sus valores, son solo condiciones.

Seguramente, como cualquier diputado o ministro, un actor de fuertes convicciones convertido en funcionario puede rodearse de asesores idóneos en la disciplina que le toque y concretar una gestión exitosa.

No hace falta haber militado veinte años, ni existe un manual sobre cómo elaborar buenos proyectos: sí es fundamental el interés por el prójimo y el deseo profundo de transformar la realidad.

En definitiva, la Argentina necesita una generación nueva que se comprometa con la administración de la cosa pública. Nueva, que venga de distintas experiencias. Profesionales, empresarios, estudiantes, amas de casa y ciudadanos comunes y corrientes con ideas y energías nuevas.

Hace demasiado tiempo que la política se ha encerrado sobre sí misma y le ha dado la espalda a la participación ciudadana. Mientras en el resto del mundo surgen líderes de distintas expresiones, en la Argentina se repiten nombres que llevan más de tres décadas participando de todos los fracasos habidos y por haber.

Son los mismos que fomentan el rechazo a la participación de famosos, como si por su sola condición de estrellas de televisión estuvieran imposibilitados de pensar o actuar con honestidad y convicción.

Después, cada caso será materia de análisis. Y cada uno tendrá la oportunidad de demostrar sus condiciones y propuestas.

Pero no se sale adelante con genios de la lámpara: se necesita de todos aquellos que se sientan capaces de transformar positivamente la realidad. De todos aquellos, en definitiva, dispuestos a involucrarse de cara a un futuro mejor.