Ningún dirigente serio apoya la política exterior de Cristina

Aníbal Fernández, siguiendo una orden de Cristina, salió a criticar al gobernador Juan Manuel Urtubey por sus declaraciones ante el Consejo de las Américas en Nueva York. Entre las muchas extravagancias de nuestra Presidente, la más temeraria de todas es, precisamente, la pretensión de que quienes se postulan para sucederla se comprometan a mantener su política exterior.

Desde hace mucho tiempo es muy claro que ningún dirigente político serio apoya la política exterior de Cristina. Yo lo señalé en los primeros párrafos del epílogo de mi libro Camino a la estabilidad. Dije entonces:

“A fines de marzo de 2014, cuando estoy terminando de escribir este libro, en la ciudad de Cambridge y he podido seguir desde acá la visita a Estados Unidos de Daniel Scioli, Mauricio Macri, Sergio Massa y un grupo grande de políticos que participaron en un seminario en la Universidad de Harvard, incluidos Ernesto Sanz y Juan Manuel Urtubey, no me caben dudas de que el nuevo Gobierno, cualquiera sea su signo político, va a producir un giro importante en la política exterior de Argentina. La virtual alianza ideológica de los Gobiernos de los Kirchner con el régimen venezolano y el denominado socialismo del siglo XXI desaparecerá y Argentina retomará la línea de política exterior de los Gobiernos de [Carlos] Menem y [Fernando] de la Rúa.” Continuar leyendo

Condicionar para fracasar

Cuando Cristina le enrostra a Scioli su amistad con Macri y Kiciloff le llama a Macri aplaudidor de Menem, están tratando de humillarlo y mostrar que, si es elegido presidente, se verá obligado a continuar con sus mismas políticas, aunque signifiquen el fracaso estrepitoso de su gobierno.

Todo el mundo sabe que tanto Néstor Kirchner como Daniel Scioli aplaudieron a Menem desde posiciones de expectancia mucho mayores que las de Mauricio Macri, al punto que Kirchner hizo muchas campañas acompañando a Menem desde su provincia, comenzando por la de 1991, cuando ganó la gobernación de Santa Cruz gracias al impacto positivo de la convertibilidad. A Scioli, Menem le pidió que aceptara ser candidato a diputado nacional en 1997 para presentar una figura que pudiera competir conmigo.

Yo acababa de crear Acción por la República y estaba muy enfrentado con Menem por mis denuncias sobre las mafias enquistadas en el poder.  Y en 2001 fue el PJ menemista el que me propuso que nos aliáramos para presentar candidatos nacionales en la Capital Federal. Así surgió la candidatura de Scioli para diputado nacional y la de Horacio Liendo para senador en la elección de octubre de aquel año.

Por internet circula una copia de aquel voto y la crónica de la campaña de esos días. Leyendo esa nota periodística de 2001, la gente puede pensar que en lugar de votar a Macri (intención que me atribuye Kiciloff sin que yo lo haya dicho) voy a votar a Daniel Scioli. Debo decir que lo haría de no ser porque creo que las circunstancias historícas lo han colocado a Scioli en una posición desde la que le resultará imposible revertir la estanflación y la decadencia general a la que nos han llevado las políticas del kirchnerismo.

Aún así, si Scioli tiene la mala suerte de ser elegido presidente con todo el condicionamiento que le está planteando el kirchnerismo, haré votos para que Dios le de fuerza y valentía para sacarse de encima esta mochila perversa e intente gobernar como le dicta su conciencia y su sentido común. Sigo pensando, como en 2001, que Scioli es una persona bienintencionada y que tratará de obrar bien.