Que no se enteren los padres

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, desató la polémica al modificar el sistema de calificaciones de la escuela primaria y retomar los aplazos, cuya eliminación se había hecho pública insólitamente el 11 de septiembre de 2014. Resaltó, además, que el 18 y 19 de octubre se realizarán evaluaciones de lengua y matemática a setecientos mil alumnos, alrededor de un tercio de los matriculados en las escuelas primarias y secundarias del ámbito público y privado en la provincia. Las evaluaciones serán anónimas, lo cual permitirá saber el nivel de conocimiento promedio de cada escuela, preservando la privacidad de los alumnos.

La medida no puede ser más auspiciosa, como bien señala la gobernadora: “Es necesario evaluar para saber qué tenemos que mejorar”. Es claro que no puede tener más razón. Sin embargo, también remarcó: “Para mí, como mamá, la evaluación es orientadora, porque me permite saber cómo está mi hijo en relación con lo que se enseña”, lo cual no es posible en virtud del artículo 97, de la ley 26206 de educación nacional, sancionada en 2006. El mencionado artículo establece: “El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y las jurisdicciones educativas harán públicos los datos e indicadores que contribuyan a facilitar la transparencia, la buena gestión de la educación y la investigación educativa. La política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los alumnos, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización, en el marco de la legislación vigente en la materia”.

¿Quiénes pueden tener más derechos que los padres a conocer el nivel educativo de las instituciones a las que concurren sus hijos? Continuar leyendo

Primer Empleo, plan necesario pero no suficiente

En febrero pasado publiqué en este espacio la columna “No se olviden de los pobres”, cuyo título se motivaba en la carta que el papa Francisco dirigió a los líderes del Foro de Davos con tal petición. Mi columna ilustraba nuestra realidad al respecto, mediante una de las promesas de campaña del presidente Mauricio Macri: la futura implementación del denominado plan Primer Trabajo. En aquella nota sostuve que un plan de esas características abriría las puertas del mercado laboral a miles de jóvenes. Sin embargo, ello no facilitaría su adaptación y, por ende, un crecimiento exitoso. Así, proponía el sistema de educación dual alemán como potencial complemento ideal, que contribuiría en la generación del capital humano específico para incrementar significativamente la probabilidad de que los jóvenes se desarrollasen adecuadamente en las empresas contratantes.

Hoy, frente al lanzamiento del plan Primer Empleo, resulta de utilidad retomar el tema. Es claro que si se baja el costo laboral, se crearán más oportunidades de empleo para quienes ingresan al mercado laboral, ello es altamente positivo. Sin embargo, es necesario volver a subrayar que si quienes acceden a su primer empleo no cuentan con el capital humano necesario, el plan podría no incrementar significativamente la probabilidad de que los beneficiarios tengan éxito a lo largo de su vida profesional. Continuar leyendo

¿Revolución educativa?

Días atrás, el presidente Mauricio Macri, en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, realizó un claro diagnóstico: “La educación pública tiene severos problemas de calidad y hoy no garantiza la igualdad de oportunidades”. Nadie puede dudar lo acertado de esta foto. El Presidente expresó: “Para insertar a la Argentina en el siglo XXI todo empieza con la educación, ahí es donde se gesta el futuro del futuro. Por eso, hace unas semanas, en Jujuy, el ministro [Esteban] Bullrich, junto a todos los ministros de Educación de las provincias, fijaron un acuerdo llamado Declaración de Purmamarca que traza los ejes de la revolución educativa que queremos afianzar”.

¿Cuáles son dichos ejes? Como sintetiza Infobae en su edición del 12 de febrero pasado, acompañando la transcripción completa del documento firmado en Purmamarca: “Entre los puntos salientes se encuentra la obligatoriedad del nivel inicial a partir de los tres años de edad; el desafío de incorporar progresivamente la jornada extendida a través de actividades escolares, artísticas y deportivas; y el compromiso de crear el Instituto de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa, cuyo propósito será promover los procesos de evaluación a nivel nacional y obtener datos precisos que permitan mejorar el aprendizaje de los estudiantes”.

Es claro que cada uno de estos ejes habría de mejorar nuestra realidad educativa, no tengo duda alguna de ello. Pero de ninguna manera constituyen la revolución educativa que nuestro país requiere, sino una evolución hacia una mejor educación, adecuada para un país que enfrenta una situación mucho menos crítica que la que sufrimos. Continuar leyendo

No se olviden de los pobres

“No se olviden de los pobres”, ha sido el pedido del papa Francisco a los líderes mundiales reunidos en Davos. ¿Cómo llevarlo a nuestra realidad? Veamos un ejemplo. Dentro de las posibles políticas del Gobierno se encuentra lanzar un plan que facilitaría la inserción laboral de miles de jóvenes denominado, en tiempos electorales, Plan Primer Trabajo. Durante los primeros cinco años, los jóvenes no pagarían aportes patronales, tampoco los empleadores contribución patronal.

Es claro que bajando el costo laboral se crearían más oportunidades de empleo para quienes ingresan al mercado laboral. Sin embargo, ello no incrementaría la probabilidad de que se desarrollen con éxito. Esta nota propone una estrategia educativa que sería un complemento ideal para el potencial plan, en consonancia con el mensaje del papa Francisco por facilitar la inserción laboral de los jóvenes provistos del capital humano específico requerido para desarrollarse exitosamente: el sistema de educación dual alemán. Continuar leyendo

Sinceramiento educativo

Se habla del sinceramiento económico, pero ¿no es hora de sincerar también nuestra realidad educativa? ¿No es hora de admitir que el ingreso irrestricto a las universidades es una real estafa para los alumnos?

En octubre pasado el Senado aprobó una ley que prohíbe implementar exámenes de ingreso a la universidad. El proyecto fue impulsado por la entonces diputada del Frente para la Victoria Adriana Puiggrós. Su séptimo artículo lo especifica taxativamente: “Todas las personas que aprueben la educación secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza en el nivel de educación superior”.

Alieto Guadagni, miembro de la Academia Nacional de Educación, subrayó lo lamentable de esta decisión: “Es una paradoja, porque mientras más fácil se hace el ingreso, más difícil es egresar. Es como pretender correr una maratón de 42 kilómetros sin entrenar, y la verdad es que se está frustrando el futuro de los chicos y esta ley consagra el atraso educativo de Argentina”. Continuar leyendo

Otro tabú argentino: la educación en el debate presidencial

Hace pocos días se llevó a cabo el primer debate presidencial de la historia argentina, con la participación de todos los candidatos, a excepción de Daniel Scioli. Se estructuró en cuatro bloques. Esta nota centra su atención sobre uno de ellos: la educación. La homogeneidad en las posiciones de los candidatos constituye una nítida foto de uno de los tantos tabúes que enfrenta nuestra sociedad.

Para introducir el bloque, su moderador, Marcelo Bonelli, señaló: “Hay aproximadamente 2,2 millones de chicos en la pobreza. La educación, obviamente en este marco, es algo que permite no sólo el desarrollo de los chicos, sino igualdad hacia adelante. La educación es una cuestión de bien público. La educación permite equiparar, dar igualdad, permite desarrollar a todos por igual. Ese es el tema que vamos a tratar”. Veamos una cita, siguiendo el orden del debate, de cada uno de los candidatos presentes frente a dicha consigna.

Margarita Stolbizer: “Si soy presidente, voy a convocar, no sólo como jefa de Estado sino también como madre, a un gran pacto por defensa a la educación pública, porque esa es la garantía de igualdad. Ahí todos entramos y salimos cada vez más iguales”.

Nicolás del Caño: “Mientras siguen degradando a la educación pública, se subsidia a las privadas. La educación no es un negocio. Proponemos una escuela estatal única, laica, gratuita y de calidad”. Continuar leyendo

Los políticos y la educación de sus hijos

Según los últimos datos oficiales, en 2011 repitieron en nuestro país el 11,8 % de los alumnos en el ciclo básico del secundario. Un estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) reporta que dicha cifra es solo superada por Uruguay, donde repitió el 20,4 % de los alumnos. Guillermina Tiramonti, investigadora de Flacso, resaltó que “si desagregamos las estadísticas por quintil de ingreso de los repitentes, nos encontramos con que quienes más repiten provienen de los quintiles más bajos. Históricamente estos chicos no fueron a la escuela media, cuya propuesta cultural es muy ajena a la cultura de origen de estos sectores sociales”.

Esta columna ilustrará, con evidencia provista justamente por escuelas del Uruguay, que dicha conclusión no es necesariamente correcta si se les otorga a las familias más humildes la posibilidad de que sus hijos reciban una educación de excelencia.

El pasado 23 de febrero el principal diario de Montevideo, El País, publicó una nota en la cual señaló que en el liceo Impulso (colegio secundario gratuito, laico y de gestión privada ubicado en Casavalle, uno de los barrios más pobres de la ciudad), en el ciclo básico repitió solo el 2,5 % de los alumnos en 2014. En otro liceo del mismo barrio, Jubilar, gratuito, religioso y de gestión privada, la repetición alcanzó el 6 %. A modo de comparación, en el liceo público número 73 de Casavalle repitió el 42,58 % de los alumnos. Continuar leyendo

En tiempos electorales es imprescindible lograr un debate educativo

En pocos meses los argentinos elegiremos quién sucederá a Cristina Fernández de Kirchner. A todos los candidatos les importa la educación, no tengo la menor duda de ello, de la misma forma que les interesa la salud de la población y su seguridad. A ningún argentino dejarían de importarle estos temas, sea o no candidato a la Presidencia de la Nación. Pero un candidato a presidente debe hacer mucho más que afirmar que mejorará la educación, la salud y la seguridad de la población. Debe decirnos cómo lo hará y en qué se diferencia su propuesta de las de sus competidores. De lo contrario, ¿cómo es posible que los ciudadanos votemos conscientemente a quien consideremos el más adecuado para ocupar la primera magistratura? Continuar leyendo

Lecciones sobre educación de Steve Jobs

En 2013 se matricularon en la primaria estatal argentina 382.000 niños menos que en 2003, una disminución del 10%. Este éxodo es aún más importante en primer grado, ya que se inscribieron casi un 20% menos que 10 años atrás. La foto es crítica, más aún al considerar la deserción en el secundario la cual, según Alieto Guadagni, lleva a que “de cada 100 niños que ingresan al primer grado estatal no concluyen la secundaria nada menos que 74”.

Veinte años atrás, en 1995, el Instituto Smithsoniano le realizó una entrevista a Steve Jobs, quien esbozó una audaz propuesta educativa. La misma, dotada de la simpleza y visión de futuro propia de Jobs, constituye una alternativa válida para enfrentar la crisis educativa que atraviesa nuestro país.

En aquella entrevista Jobs se definió como un gran creyente en la igualdad de oportunidades, en oposición a la igualdad de resultados: “Yo no creo en la igualdad de resultados, porque por desgracia la vida no es así. Sería un lugar muy aburrido si lo fuera. Pero realmente creo en la igualdad de oportunidades. La igualdad de oportunidades para mí más que nada significa una gran educación”.

Un buen maestro, en su visión, tiene un efecto perdurable en el desarrollo de los niños, pero el fundador de Apple opinaba que no hay una cantidad suficiente atraído por el sistema de educación pública: “Me gustaría que la gente que enseña a mis hijos sea lo suficientemente buena como para poder acceder a una posición en la empresa en la cual trabajo, obteniendo 100.000 U$S al año. ¿Por qué habrían de trabajar en una escuela por 35.000 U$S al año si pueden obtener un trabajo en nuestra empresa por 100.000 U$S al año?” Para Jobs el principal problema que enfrenta la educación reside en el sindicato docente pues el mismo impide la meritocracia.

En su opinión, los padres de los estudiantes, reales clientes del sistema educativo, han dejado de prestar atención al servicio provisto por las escuelas conforme las mismas se fueron burocratizando y los padres tuvieron cada vez un rol menor. La consecuencia la considera paralela a lo que sucede cuando los clientes dejan de prestar atención al bien o servicio que adquieren a un monopolista: la calidad deja de ser buena. En sus palabras: “Al monopolista no tiene porque importarle prestar un buen servicio. Eso es lo que IBM fue en su día. Y eso es sin duda lo que el sistema de educación pública es en la actualidad”.

Cuando los padres envían sus hijos a la escuela pública no sienten que están gastando su dinero. Los padres no realizan una comparación entre escuelas en forma similar a la que realizan, por ejemplo, frente a la compra de un auto. Más aún, agrega Jobs: “Una cuestión de hecho es que si un padre desea que su hijo estudie en un colegio privado no podrá utilizar para ello el costo de educar a su hijo en el colegio público, sino que deberá pagar además el precio de la escuela privada”. Es claro que ello convierte, para muchos padres, a la educación pública como la única alternativa factible para la educación de sus hijos. ¡Un real monopolio!

Por ello, afirma Steve Jobs en aquella entrevista: “Yo creo firmemente que si el país entrega a cada padre un voucher por el costo de educar a su hijo en el sistema público, el cual solamente podría ser utilizado en una escuela acreditada, varias cosas sucederían”. En primer lugar las escuelas comenzarían a competir fuertemente para atraer alumnos. En segundo, se abrirían nuevas escuelas: “Usted podría encontrar graduados universitarios muy idealistas, llenos de energía, quienes en lugar de iniciar una empresa en Silicon Valley, habrían de iniciar una escuela. Yo creo que lo harían mucho mejor que cualquiera de nuestras escuelas públicas”. Finalmente, considera que la calidad de las escuelas, dada la competencia, comenzaría a mejorar y que algunas tendrían que cerrar; muchas públicas podrían hacerlo.

Es claro, admite Jobs, que “la transición sería un proceso doloroso para los primeros años, pero mucho menos doloroso que ver cómo los niños pasan por el sistema educativo hoy en día”. ¡Qué mejor descripción de la realidad educativa argentina 20 años después!

Démosle a cada padre un voucher educativo. Una idea audaz, visionaria, digna de ser apoyada por Steve Jobs, que revertiría en unos años la crisis educativa que enfrenta nuestro país y contribuiría a generar igualdad de oportunidades. ¿Por qué entonces no es considerada por nuestra clase política, la cual defiende la educación pública en emocionales discursos pero envía sus hijos a escuelas privadas?


El desafío educativo en un año electoral

El viernes 5 de diciembre fue el último día de clases en las escuelas secundarias porteñas pero menos del 40% de los alumnos terminaron ese día el ciclo lectivo 2014. Al resto le quedaron materias sin aprobar, a rendir en diciembre o en los próximos días de febrero. El panorama a nivel nacional es aún peor; la crisis educativa es innegable. Esta nota propone enfrentarla centrándonos en el principal factor que podemos controlar dentro del ámbito escolar: el rol de los maestros. Es claro que para tener buena educación necesitamos buenos maestros pero, recordando a María Luisa Bemberg, de eso no se habla. ¿Por qué será?

Probablemente en aquella famosa sentencia de Winston Churchill tengamos la respuesta: “Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones”. La importancia de los maestros. Veamos a modo de ejemplo el estudio llevado a cabo por la Bill & Melinda Gates Foundation sobre una escuela que comenzó a funcionar en 2009 en Nueva York, la cual contrató docentes de alta calidad ofreciendo salarios que doblaban lo que se cobraba en las escuelas públicas de la ciudad. El estudio demostró que luego de cuatro años, en comparación con estudiantes de una escuela pública cercana de similar composición étnica, nivel socioeconómico y resultados en exámenes estandarizados al inicio de la experiencia, las diferencias eran significativas: los niños cursando octavo grado que participaron del programa mostraron en los exámenes de matemáticas una diferencia de un año y medio de conocimientos respecto del grupo de control, más de medio año en ciencia y casi otro medio año en lengua.

Si bien el ejemplo es contundente, se podría cuestionar que es tan sólo un caso particular. Por ello resultan de gran interés las conclusiones de un reciente estudio colaborativo del Banco Mundial y siete países de Latinoamérica y el Caribe: Brasil, Colombia, Honduras, Jamaica, México, Perú y la República Dominicana. El trabajo es posiblemente el de mayor envergadura llevado a cabo sobre el rol del docente, realizándose más de 15.0000 visitas imprevistas a aulas de más de 3.000 escuelas públicas entre 2009 y 2013.

En alusión a este estudio, el 26 de julio pasado The Economist señaló que una de sus principales conclusiones es que “la principal razón para el fracaso escolar de América Latina es simple. La región produce en serie un gran número de maestros a partir de candidatos poco calificados. Se los entrena mal y se les paga poco (entre 10% y 50% menos que otras profesiones). Por lo tanto es lógico que enseñen mal”.

Comparemos esta foto con la de un maestro en Finlandia, el cual gana un salario digno, similar al de cualquier otro graduado universitario y es socialmente muy respetado. Las diferencias en los requisitos son homólogas a la distancia entre Finlandia y Latinoamérica. Ser docente en Finlandia requiere llevar a cabo estudios universitarios: tres años de Licenciatura y dos de Maestría. Para poder acceder a dicha educación se exige un promedio en el colegio secundario de por lo menos nueve puntos y además superar un estricto proceso de selección, mediante el cual tan sólo son admitidos el 10% de los postulantes.

¿Cuál de las dos fotos es más adecuada para describir la realidad de un maestro en la Argentina? La respuesta es obvia.

Mejores salarios, una mucho mejor preparación y un proceso de selección estricto para ingresar a la carrera docente son los tres pilares indispensables para recuperar el rol del maestro en nuestra sociedad. En este año electoral, ¿algún candidato se atreverá a proponerlo en lugar de hablar generalidades o todos evaluarán que el costo político de hacerlo es demasiado alto?