Inundación: ¿militancia romántica o administración perversa?

Eduardo Amadeo

El eje del discurso oficialista sobre la tragedia de La Plata se ha desplazado hacia la militancia juvenil. La presidenta se ha mostrado emocionada junto a los jóvenes militantes de sus organizaciones afines; ha ponderado el valor del compromiso de los pibes, ha exhibido la capacidad de despliegue que tiene el aparato. El ya famoso Cuervo Larroque se ha indignado ante un cuestionamiento ético remarcando el valor del trabajo de las organizaciones. La tragedia se ha convertido en una causa romántica de las mejores.

Al lado de este despliegue político, cientos de miles de personas, silenciosamente , con sus medios, sin pecheras partidarias han dado una muestra fantástica de su compromiso con sus hermanos arrasados por la inundación.

Veremos en las próximas horas mayores muestras de uso político de la militancia juvenil kirchnerista, que pretenderán ocultar las verdaderas causas de esta tragedia: la desidia, incapacidad y hasta perversidad en el uso de los recursos públicos. Ya los especialistas coinciden en que La Plata es la crónica de una tragedia anunciada, que ahora tratará de ocultarse.

Veamos algunos datos sobre como podría haberse evitado, partiendo de aceptar que el kirchnerismo está en el poder desde hace 10 años, tiempo más que suficiente para dejar de echarle la culpa al pasado por los propios errores.

Como lo ha demostrado mi colega el diputado Carlos Carranza, el Sistema Federal de Emergencias (SIFEM) fue creado por decreto 1250/99 y pasó de mano en mano a depender sucesivamente entre Presidencia de la Nación, Ministerio del Interior, de Justicia y DDHH, del Ministerio de Seguridad, Jefatura de Gabinete de Ministros, entre otros tantos organismos, pero nadie fortaleció ni organizativa ni presupuestariamente esta área fundamental y hoy vemos las consecuencias. No hay apoyo, no hay refuerzos, no hay profesionales, sólo se echan las culpas unos a otros, y la gente muere o pierde su casa, su auto, sus cosas personales, todo. No hay una ley, y por lo tanto ninguna autoridad asume la competencia que le corresponde ante una situación de magnitud por causa de la naturaleza. El Frente Para la Victoria bloqueó todo intento de sancionar una ley que regule las emergencias por catástrofes civiles o urbanas, como sí las hay para las agropecuarias y las sanitarias, hasta existe una que reguló la emergencia cambiaria y otra la emergencia económica, pero de estragos y desastres naturales nadie se ocupa.

La falta de coordinación quedó en evidencia por la demora en poner en movimiento al Ejército en su rol de ayuda humanitaria. El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, informó que a 48 horas de la tragedia se había movilizado a 131 militares. Sólo en las unidades del Ejército en un radio de veinte kilómetros del centro de la catástrofe suman 2000 efectivos que quedaron inactivos en las horas críticas.

El gobierno kirchnerista creó en 2006 un fideicomiso que debería haber estado destinado, entre otros fines, a la “mitigación de inundaciones”. Los fondos provenían de un impuesto sobre las naftas y eran administrados por la Subsecretaría de Recursos Hídricos, que depende del secretario de Obras Públicas, José López, y del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.

En noviembre del año pasado, algo más de 16 millones de pesos de ese fondo fueron desviados para la megaexposición Tecnópolis, que el kirchnerismo creó en Villa Martelli para hacer propaganda política de su gobierno. Paradójicamente, el cemento que se incorporó en ese predio del partido de Vicente López contribuyó a acrecentar las inundaciones en el norte de la Ciudad de Buenos Aires.

El presupuesto de Cristina Kirchner incluye, dentro del Ministerio de Planificación, una Subsecretaría de Recursos Hídricos, a la que ayer hizo mención en la cadena nacional al referirse a “las prioridades”. Entre las descripciones del presupuesto dice que uno de sus objetivos es “participar en programas nacionales e internacionales de prevención y defensa contra inundaciones, aluviones y erosión hídrica”. Pero su presupuesto bajó mas de 100 millones de pesos : de 354 millones de pesos en 2010 , a 248 millones en 2013.

Según el Censo 2010 hay en la Ciudad de La Plata 12600 viviendas precarias, que son las que sufrieron los peores daños y muertes . De acuerdo a  los costos del Plan Federal de Viviendas, convertir esos ranchos en viviendas dignas costaría unos 2.600 millones de pesos.

La información disponible dice que convertir el Arroyo El Gato, eje de la inundación, en un canal eficiente de desagote, costaría $ 1.000 millones. Agreguemos alrededor de 400 millones de obras secundarias; y con un total de 4.000 millones podríamos dar acceso a vivienda decente y seguridad ante las inundaciones a los platenses.

¿De dónde podrían haber salido esos recursos, sin tocar los fondos destinados a otros gastos sociales?

  • De 14 meses de publicidad oficial.
  • De 300 días de déficit de Aerolíneas Argentinas.
  • De 25 días de importación de combustibles.
  • De un 0,5% de los subsidios a la energía, el transporte y demás sectores, que en 2012 alcanzaron a $ 76.000 millones.

En síntesis, se acumulan en Argentina las tragedias y los problemas generados por la administración irresponsable (trenes, rutas, inundaciones, falta de combustibles), que no pueden ser ya atribuidos al pasado, y mucho menos tapados con la honesta y romántica militancia juvenil.