Malvinas: un nuevo camino

Si hay algo que caracterizó a la no política exterior del kirchnerismo, fue la constante pérdida de oportunidades para mejorar la relación con todos los países del mundo, ignorando la cantidad enorme de eventos que —cotidianamente— permiten ampliar diálogos y negociaciones. La diplomacia, como la política, es una suerte de archivo en el que se van depositando activos que en algún momento cobran valor para beneficio de ambas partes (o de quien sepa utilizarlos mejor). Desde pequeños gestos hasta grandes negociaciones, la buena diplomacia consolida relaciones, muestra confiabilidad, exhibe profesionalismo. Y ello incluye desde las relaciones con las grandes potencias hasta el país más pequeño (cuyo voto puede ser decisivo en el momento menos pensado).

Si esta forma de operar es corriente con países amigos, es vital con quienes tenemos conflictos latentes, como es el caso del Reino Unido —en la medida en que el objetivo sea solucionar, en lugar de confrontar.

Cuando Susana Malcorra afirmó que la esencia de la nueva política exterior argentina será tan simple como “hablar con todos”, planteó un nuevo paradigma que ordenó el funcionamiento de la Cancillería en ese sentido y obligó a encontrar oportunidades de interacción en la cotidianeidad.

El Reino Unido no es sólo Malvinas. Mas aún, la solución de Malvinas estará más cerca cuantos más asuntos de diverso tipo entren en la agenda. Continuar leyendo

Cooperación y crecimiento

Entre los muchos aspectos positivos de la visita del Presidente de los EE.UU. a nuestro país, quiero remarcar que Barack Obama llega en un momento de su vida política y personal en el que ha logrado la culminación de sus esfuerzos para instalar una nueva perspectiva en la diplomacia norteamericana.

Poco a poco, dejando atrás la reiterada tentación del establishment de Washington de resolver todos los conflictos sobre la base de la fuerza (militar o diplomática), logró el pacto con Irán, la apertura hacia Cuba; el acuerdo de París sobre el cambio climático y el Acuerdo de Comercio Transpacífico. Criticado por su “debilidad” ante Siria, consiguió con tenacidad que se destruyeran las armas químicas y se iniciase un proceso de diálogo, en lugar de recurrir otra vez a la fuerza que hubiese generado mas violencia aún.

La apertura hacia Cuba cambia completamente el panorama regional, amplia los espacios de diálogo interamericano y es un golpe definitivo a los restos del populismo chavista que aún quedaban en la región.

Mas allá de la importancia que los EE.UU. tienen como actor global, este Obama que nos visita encaja perfectamente con las prioridades de nuestra nueva política exterior, que busca reinstalar a la Argentina como actor confiable, sobre la base del diálogo urbi et orbi; que el Presidente Macri se ha propuesto con sólidos fundamentos; y que Obama ha reconocido al venir aquí directamente desde Cuba, sin pasar por otras capitales, como sucede habitualmente.

Somos la tercera economía de la región y un actor clave en la provisión de alimentos al mundo. Tenemos una rica tradición diplomática de participación en los foros multilaterales y de actuación en zonas de conflicto a través de nuestras misiones de mantenimiento de la paz. Estas misiones coinciden con la estrategia diplomática que ha instalado el Presidente Obama, quien en un articulo reciente afirmó que “la preservación de la credibilidad (por la imposición de la fuerza) llevó a Vietnam. Dejar caer bombas sobre alguien para demostrar que usted está dispuesto a bombardear a alguien es la peor razón para usar la fuerza.”

En un mundo en el que muchos aliados poderosos de los EE.UU. miran para otro lado cuando hay que jugarse en zonas calientes, Argentina tiene una oportunidad de cooperación sobre la base de gestos de paz y de defensa activa de los derechos humanos. Por ello, existe también la oportunidad de revitalizar nuestra alicaída alianza extra OTAN (el único de la región) y retomar un mayor protagonismo como miembros del G-20, un espacio central para las decisiones del poder, en el que las últimas participaciones de la presidenta Kirchner rayaron en el ridículo.

Aun en los tiempos de relaciones conflictivas con los EE.UU. se han sostenido programas de cooperación bilateral que pueden potenciarse enormemente, como el acuerdo con la NASA que permitió colocar satélites de enorme complejidad desde los que se prestan servicios a muchos países. Cotidianamente aparecen nuevos espacios científicos en los que especialistas argentinos interactúan con pares norteamericanos en proyectos de avanzada, que podrían ampliarse en nuestros Institutos.

En esta visita, la cooperación en la lucha contra el crimen organizado en sus diversas facetas ocupa un lugar central. Las últimas informaciones demuestran que nuestros puertos figuran entre los primeros exportadores de cocaína hacia Europa y África, sumando un factor más de desestabilización a aquellas regiones (y hacia nuestro propio país). Sostener un diálogo y una acción concreta en este campo es otra oportunidad para la relevancia de nuestro País hacia el resto del mundo.

Finalmente, debemos mencionar que Obama llega a Argentina en un momento en el que se está reconfigurando el mapa político de nuestra Latinoamérica. El drama de Brasil, la crisis en Venezuela, el crecimiento de la Alianza del Pacífico son todas oportunidades para que la voz de Argentina sea escuchada con mas atención y respeto.

Y, obviamente, el interés por nuevas inversiones y mercados que no será un proceso instantáneo y mágico, pero que puede potenciarse por la acumulación de  confianza política y desarrollo de políticas económicas serias y previsibles.

En síntesis, las visitas de tres jefes de Estado de altísimo nivel en los primeros 100 días de gobierno abren un panorama inédito para nuestras políticas internas y externas. Obama es -por su importancia humana y política- la más relevante para los objetivos estratégicos que han votado los argentinos.

Un viaje promisorio

La intensidad de la agenda que tiene preparada el presidente Mauricio Macri para su viaje a Davos es una señal del enorme campo internacional que se la abre a la Argentina luego de años de aislamiento.

Desde las oportunidades de inversión hasta las negociaciones comerciales, desde el complejo panorama de las Américas hasta nuestro lugar en el sistema multilateral, desde el terrorismo y el narcotráfico hasta el medio ambiente, todo está para ser conversado.

Argentina es un país importante por su tamaño y su producción, pero puede ser mucho más relevante si se lo propone. Nuestro continente está en un proceso de cambio muy trascendente. Venezuela y Cuba son temas de todos. El crecimiento de la Alianza del Pacífico abre nuevas oportunidades de integración, pero debe insertarse en un proceso equilibrado con un Mercosur en el que la crisis brasileña genera un problema complejo. Estas cuestiones importan a Estados Unidos, pero también a todos los países que necesitan una América Latina estable y en crecimiento previsible, a lo que Argentina puede contribuir.

Nuestro aislamiento en la lucha contra el narcotráfico (prácticamente todos los especialistas en drogas de las embajadas en Buenos Aires se retiraron en los últimos años) fue concurrente con un discurso ambivalente frente al terrorismo fundamentalista. Mostrar voluntad de protagonismo en el sistema multilateral en estos temas abrirá puertas que repercutirán positivamente en muchos nuevos espacios.

Nuestra relación con China y Rusia, que el Gobierno quiere repensar, es también parte del diálogo con nuestros socios y amigos occidentales. Todo se conecta con todo.

El vínculo con la Unión Europea tiene mil facetas que están anestesiadas, al igual que con los Estados Unidos; al punto que los programas bilaterales de cooperación habían quedado reducidos a su mínima expresión. Basta pensar lo que significa en cooperación tecnológica (y de negocios) el cambio de la matriz energética y de transporte que nuestro país necesita, o las oportunidades de cooperación en el Atlántico Sur, para entender por qué una Argentina confiable es un interlocutor deseable en Davos.

Nuevamente, porque todo se conecta con todo, las posibilidades de financiamiento coyuntural que alivien la caja del Banco Central (BCRA) aumentarán con una agenda amplia de diálogos y coincidencias en temas múltiples.

Brasil usó inteligentemente el enorme valor que agregó a su producción primaria durante los últimos 20 años como una palanca para su relevancia internacional. Argentina puede multiplicar ese modelo si logra que el mundo vuelva a creer en nosotros. Y si pensamos en valor agregado intelectual, el campo es enorme. Macri tiene para mostrar a sus interlocutores un sinnúmero de proyectos exitosos logrados por argentinos innovadores en todo el mundo.

Uno de los aspectos más interesantes de la propuesta del presidente Macri es que la preocupación por la coyuntura va de la mano con la estrategia de cambio estructural, introduciendo la idea de calidad en la inversión pública y privada. Ya no se trata sólo de decir cuánto se invierte, sino con qué resultados se planifica y opera, en un contexto macroeconómico ordenado y previsible. La diferencia de este modelo con el que el mundo vio operar durante los últimos 10 años es una fuente de seducción no menor para el diálogo.

No nos caben dudas de que el diálogo en Davos será exitoso. Lo anticipan las visitas anunciadas de los presidentes de Francia y Estados Unidos y la expectativa que muestran los comentarios de los medios periodísticos más respetados.

Pero el cambio más importante será mostrar un Gobierno que está convencido de que lo internacional y lo local son sinérgicos y no conflictivos, y aprovechar los frutos de esta nueva manera de relacionarnos con el mundo.

Un viaje promisorio

La intensidad de la agenda que está organizando el presidente Mauricio Macri para su viaje a Davos es una señal del enorme campo internacional que se la abre a la Argentina luego de años de aislamiento.

Desde las oportunidades de inversión hasta las negociaciones comerciales, desde el complejo panorama de las Américas hasta nuestro lugar en el sistema multilateral, desde el terrorismo y el narcotráfico hasta el medio ambiente, todo está para ser conversado.

Argentina es un país importante por su tamaño y su producción, pero puede ser mucho más relevante si se lo propone. Nuestro continente está en un proceso de cambio muy trascendente. Venezuela y Cuba son temas de todos. El crecimiento de la Alianza del Pacífico abre nuevas oportunidades de integración, pero debe insertarse en un proceso equilibrado con un Mercosur en el que la crisis brasileña genera un problema complejo. Estas cuestiones importan a Estados Unidos, pero también a todos los países que necesitan una América Latina estable y en crecimiento previsible, a lo que Argentina puede contribuir. Continuar leyendo

Oportunidad para debatir un problema serio

“No me molesta que Sofía fume marihuana. Por supuesto que el abuso de las drogas no es nada bueno, pero ella sabe cuándo parar”, dijo hace algunos años Moria Casán durante un reportaje. Además, aclaró que dichas declaraciones persiguían principalmente fines comerciales: “Es una tapa que va a vender porque Sofía va a quedar como la gran marihuanera”. “De vez en cuando yo fumo marihuana, no soy adicta pero me relaja. Me divierte un poquito”. Y agregó: “Yo he probado todo y, si no hubiese sabido manejarlo, con la edad que tengo, estaría quemada. Yo tengo mucho control sobre mi persona. Todos podemos probar un montón de cosas”.

Hay varias maneras de leer y reflexionar sobre el tema Moria. Una es obviamente la de los comentarios de la farándula, pero es un territorio en el que no puedo, no quiero y no sé entrar.

Otro, es el de utilizarlo de manera constructiva para sacar conclusiones que nos sirvan en nuestra preocupación por la manera como las adicciones penetran de diversas maneras en la sociedad; y sobre el lugar que ocupan en este proceso aquellas personas que son seguidas y admiradas por buena parte de los argentinos.

Las declaraciones de Moria que encabezan este artículo no son diferentes de las que vemos y oímos cotidianamente en los programas que se dedican a lo que genéricamente denominamos la “farándula”. Decenas de personas ligadas al espectáculo siguen el mismo trayecto: muestran el consumo de marihuana como una manera de estimularse, participar, divertirse y ser aceptadas. Pero decenas de esas mismas personas siguen un trayecto que las lleva a la tragedia personal: la adicción, que también es objeto de discusiones mediáticas cuando no pueden manejar su esclavitud a la cocaína y a otras sustancias adictivas. En los últimos tiempos, vedettes de diverso nivel han llorado frente a las cámaras; han mediatizado sus intentos de recuperación y han desaparecido de los medios cuando han fracasado y no son mas objeto de interés.

El consumo de marihuana es obviamente parte de las decisiones personales de los ciudadanos y forma parte de su vida privada. Así lo reconocen la ley y la jurisprudencia. El problema es cuando se lo exhibe como un modo de vida que se difunde con un mensaje del llamado “glamour”, y no encuentra ningún comentario crítico que permita a los ciudadanos evaluar si se trata de una conducta adictiva que pone a estas estrellas de espectáculo en un camino que les genera males mayores.

El consumo de marihuana de Sofía Gala, la hija de Moria, fue parte del entretenimiento. Su adicción posterior a la cocaína y su difícil intento de recuperación(1 año y medio), también fue un objeto mediático. Pero no hemos visto ningún comentario que relacionase una cosa con la otra. Como si se tratase de momentos estancos de la vida.

Mas aún , pareciera que entrar en el terreno de la reflexión y el aprendizaje fuese poco atractivo desde la perspectiva de la dinámica mediática.

Ahora que el Gobierno ha planteado la lucha contra el narcotráfico como una de sus prioridades, se hace importante asumir el tema desde sus múltiples dimensiones. No solo la oferta, sino también la demanda. Una demanda que tiene muchísimas causas, desde el drama de vidas destruidas en la infancia, hasta la tolerancia social que presenta a las adicciones como un entretenimiento de los exitosos.

¿Podremos hablar de lo que la marihuana representó en las adicciones de Moria Casán y Sofía Gala, o simplemente las seguiremos observando como objetos mediáticos que solo merecen curiosidad en los programas vespertinos?

¿Habrá periodistas de ese terreno que se animen a una perspectiva crítica, o seguiremos esperando al próximo caso para aumentar el rating?

Los que se animen, harán un gran favor a una sociedad que comienza a darse cuenta cuan profundamente se le han metido las drogas en la vida cotidiana y quiere ponerles freno antes que sea demasiado tarde.

Sostener un equilibrio virtuoso entre presente y futuro

Si a alguien la quedaban dudas que la historia se repite una y otra vez , los resultados de la primera vuelta deberían sacárselas.

Primera lección: las autocracias empiezan como utópicas y terminan como burocracias; esto es encerradas sobre sí mismas, escuchando solo su discurso y sorprendidas con el desagradecimiento popular. Algunas autocracias optan por la violencia para perpetuarse. Otras profundizan la división social en su intento por revertir el ciclo histórico. Pero los ciclos son irreversibles.

Segunda lección: el supuesto del PJ de que los símbolos partidarios permiten cualquier cosa (o puesto de otra manera, que cantando la marcha las personas siguen como ovejas a cualquier candidato y aceptan cualquier atrocidad en silencio) vuelve a demostrar su falacia. Ya lo mostró Antonio Cafiero cuando barrió a los violentos e inauguró la Renovación; y se confirma hoy con el caso de Anibal Fernandez y varios caudillos locales derrotados por jóvenes que ofrecieron “solamente” cercanía, honestidad y gestión. Un positivo avance hacia la plena incorporación del peronismo a una buena democracia.

Tercera lección: a la gente no le interesan las etiquetas ideológicas. La derrota histórica de Kicillof en la CABA y el triunfo de Cambiemos en las zonas pobres de la Provincia lo demuestran claramente.

Cuarta lección: la gente pobre no vota “por los planes sociales”, como dice alguna derecha reaccionaria. La gente pobre vota por razones muy complejas, que van desde la memoria de tiempos mejores Y los planes, hasta la empatía con un mensaje de esperanza. Si los pobres votasen “por los planes”, Alfonsín habría ganado con el PAN, Chiche Duhalde con las Manzaneras y Scioli habría arrasado en estas primarias. Y, en este mismo sentido, solo el consumo no alcanza para anestesiar a los votantes. Pero, peor aún, este intento de hipnotizar con consumismo tiene un enorme costo en términos de futuro para toda la sociedad.

Con estos aprendizajes, y asumiendo que Mauricio Macri será Presidente, cabe reflexionar acerca de los desafíos y posibilidades que se le presentan.

Sería necio negar que el nuevo Gobierno tiene por delante un desfiladero en lo económico que puede durar algunos meses; pero sería ficticio no reconocer que al fin de esos meses existe un “Jardín del Edén” que tiene enormes posibilidades para un mejor y mas estable futuro.

Pero para que ello sea posible el nuevo Gobierno deberá sostener un equilibrio virtuoso entre presente y futuro.

Corregir el rumbo inmediato al tiempo que se sientan las bases para una transformación económica e institucional y social irreversible sosteniendo y ampliando los derechos adquiridos y satisfaciendo demandas sociales postergadas, sobre la base de la calidad en los bienes públicos. Es notable ver como un Gobierno que se dice progresista ha abandonado los bienes públicos básicos, como la educación, salud, seguridad e infraestructura social. Recuperarlos con calidad será un eje de nuestra gestión.

Otro de los mayores desafíos es, a la vez, un riesgo y una enorme oportunidad, y tiene que ver con la consolidación de la gobernabilidad en un sistema político sin mayorías definidas. Es un riesgo pues puede condicionar un proceso complejo, pero una gran posibilidad para ensayar y consolidar una cultura política nueva, que incluya a lo mejor del peronismo y aísle a los mas reaccionarios.

La oportunidad pasa también por el hecho que durante los años de gobierno K se han tejido en la oposición muchos acuerdos que servirán de base para avanzar rápidamente en campos como lucha contra el narco, mejor justicia, reforma política, corrupción. Y, además de estos acuerdos preexistentes, resulta difícil pensar que haya oposición cerril a mejorar el funcionamiento del Estado, promover el valor agregado a nuestra producción primaria; acordar una política estratégica de uso del suelo y ocupación del territorio; reformar la educación acorde con las necesidades sociales y productivas. No nos cabe duda que en todo el arco político- incluyendo especialmente al peronismo y al movimiento obrero- hay buena voluntad para construir un país mas integrado y equitativo.

Estamos seguro que este equilibrio entre presente y futuro es posible lograrlo en una economía que encuentre los incentivos necesarios para lanzar un proceso de inversión inédito por su amplitud y complejidad. En cada sector de la producción hay oportunidades hasta hoy desaprovechadas para generar empleo y aumentar la competitividad.

Frente a todas estas oportunidades, el kirchnerismo esta lanzando una campaña francamente ridícula de miedo, con amenazas que van desde la desaparición de la AUH y las jubilaciones, hasta el cierre de universidades y liberación de represores presos, cuya extravagancia solo puede explicarse por el terror a un futuro negro para burócratas y corruptos.

Nuestra respuesta es simple. Asistimos a un fin de ciclo y la historia no vuelve atrás.

La responsabilidad de Argentina en la crisis siria

La foto del niño sirio en la playa nos ha horrorizado a todos. La situación de los refugiados de Siria es un problema insoslayable de la comunidad internacional hace ya algunos años. Miles de sirios continúan dejando sus casas y huyendo del horror de su país en busca de paz. Siria ya lleva 4 años en una situación de emergencia internacional similar a lo que sucedió en Ruanda y los Balcanes, y que esperanzadamente creíamos que nunca volvería a pasar.

El principio de responsabilidad de proteger afirma que cuando un Estado no es capaz de proteger a su propia población de genocidios, limpiezas étnicas, violaciones masivas a los derechos humanos o crímenes de guerra, o es inclusive el mismo Estado el que está ejerciendo ese sufrimiento a la población, la comunidad internacional tiene la obligación de intervenir para detener estos crímenes inhumanos. Este principio fue aprobado en 2005 unánimemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y paradójicamente, Argentina fue una de las propulsoras a nivel internacional. Continuar leyendo

Un milagro para la familia

Con su contagiosa alegría, el papa proclamó en Guayaquil que se necesita un milagro para la familia, una frase que encierra múltiples sentidos. Seguramente anticipa nuevas aperturas pastorales hacia las nuevas formas de familia, hasta ahora excluidas por la Iglesia.

Pero también refleja la angustia por lo que genéricamente podemos denominar como la clara decadencia de la familia como espacio básico de crecimiento y socialización. Y no se trata de un tema religioso, siquiera en el discurso papal. Francisco ve -como cualquier persona que analice el tema con objetividad- que esa decadencia compromete el presente y el futuro de sus miembros, y que expresa una enorme inequidad en sus causas y sus resultados. Continuar leyendo

La decisión de Macri

A esta altura del partido, deberíamos ya haber aprendido que en la política argentina hay ciertas reglas que no se cumplen. A saber: a) que el aparato es lo que define las elecciones; b) que la gente vota en función de planes sociales; c) que la publicidad es definitoria; d) que las decisiones de cúpula definen el mapa electoral.

Es comprensible que el análisis político (y no solo de la prensa), busque predecir con el confort que da lo conocido según las reglas y el “sentido común” (las comillas son a propósito).

Pero la historia debería hacernos reflexionar. Antonio Cafiero y Graciela Fernandez Meijide derrotaron al aparato peronista y a los planes sociales (el PAN y las manzaneras). De La Rúa , Narváez y muchos intendentes en diversos contextos también demostraron que el aparato no es invencible; y que el voto de la gente premia la empatía con los procesos históricos  antes que las fidelidades folklóricas.

Una mirada cuidadosa de algunos resultados no lejanos demuele la teoría del voto cautivo de los pobres, sobre todo cuando existe una fuerte sensación de cambio de época. Ni La Matanza, Merlo o Cuartel IX tienen dueño, aunque haya una base de fidelidad tradicional con el aparato.

En los análisis a posteriori se descubre que el candidato victorioso supo interpretar esos nuevos vientos; y que su mensaje llegó de las maneras menos pensadas a círculos que excedían en mucho los anillos urbanos mas confortables.

Es con estas ideas básicas que quiero agregar un comentario a lo mucho que se dice sobre la tozudez de Macri en mantener su estrategia de identidad. Veamos lo que sucedió en el último año

Sergio Massa desapareció porque, mientras sus adversarios mantenían cada uno una estrategia, él ensayaba diez tácticas. Llamarse “Frente Renovador” y acordar con Othacehe es un oxímoron que la gente percibe aunque no vea los programas políticos de bajo rating; y por eso se paga un precio en votos perdidos que no se recuperan. Una vez que la espuma de la cerveza baja, ya no vuelve a subir.

El kirchnerismo se ha encerrado sobre si mismo, apelando a la memoria de tiempos mejores, la monserga chauvinista y al miedo al cambio, logrando consolidar un voto propio.

Macri desarrolló una estrategia simple pero consistente: dejar de lado los estereotipos políticos que querían colocarlo en “la derecha”, con el simple expediente de mostrar resultados que benefician a ese colectivo que se llama la gente, e insistir en anticipar que la Argentina se encamina hacia un cambio de tiempo y estilo. Gestionar bien es una manera de escuchar y contestar a lo que esa gente necesita.

El kirchnerismo lo ayudó con su intemperancia y con episodios de mal gobierno que gotean cotidianamente hacia el electorado, afirmando la necesidad de nuevos tiempos.

La estrategia funcionó, más que en la intención de voto- que se duplicó en un año-, en sus fundamentos: imagen, techo y piso de voto, aceptación del cambio como concepto.

La nueva etapa podría denominarse de “cercanía intensa”, una suerte de épica en la que se quiere volver a la herramienta fundamental de la buena política: la credibilidad en el candidato y su proyecto sobre la base de la relación humana. Ni mas ni menos que eso es el timbreo, una estrategia que se cuela por dentro del aparentemente invencible aparato y le genera profundas grietas.

Macri esta tomando decisiones que ponen a prueba su capacidad de liderazgo, que es mucho más que fijarse en las editoriales o en las presiones corporativas. Es confiar en la gente, asumiendo que ha de responder positivamente a un diálogo silencioso, imperceptible pero que pone en sintonía sus deseos con la capacidad del líder para conducirlo por buen camino. La experiencia demuestra que no es un salto al vacío.

Malvinas, Putin y Londres

Los conflictos internacionales son una suerte de comodín al que recurren los gobiernos cuando necesitan ocultar otros problemas o lograr objetivos internos.

Hace un par de años, Cristina Kirchner y el Primer Ministro inglés coincidieron en algo: ambos tenían economías en situación compleja y por tanto necesitaban distraer a sus ciudadanos. Por eso, comenzaron a circular versiones sobre el envío de naves militares inglesas a Malvinas; Héctor Timmerman contestó con declaraciones y denuncias y ambos iniciaron un juego con el que cambiaron las tapas de los diarios por un tiempo sin que realmente nadie tuviese la más remota intención de disparar un solo tiro. Continuar leyendo