La centralidad de la discusión de paritarias

Decimos que el resultado de las paritarias en ciernes es, relativo al nuevo esquema económico, una llave maestra para su consolidación o para exponerlo al derrape. Esto, en medio del desquicio macroeconómico heredado, con la letal restricción externa dominando. Medidas recientes mejoraron en parte una caja externa virtualmente vaciada, pero, aquella, en sustancia, persiste.

El salario real se reposicionó bastante en esta década larga. Con dos fases bien diferenciadas de avance: desde hace varios años, más bien, se trató —no sin vaivenes— de mantener niveles. Justamente, en el último lapso, la marcha general de la economía se degradó, surgió la restricción externa con un tipo de cambio apreciándose, con una inflación potenciada y un sector privado que tendió a dejar de crear trabajo.

Asumida la mejora del salario real, el problema es que el costo laboral medido en dólares se disparó —rebasó mucho, en proporción, esa mejora—, así afectó la competitividad de la economía. O sea: el dólar contenido en los salarios es demasiado alto y el propio de las condiciones generales de la economía, demasiado bajo (aunque mejoró algo recientemente).

La regla de oro sería remediar la distorsión del salario en dólares sin lastimar su poder adquisitivo interno. Cabe trabajar en ello, pero no es fácil. El Gobierno teorizó un planteo de ese tipo —corrección cambiaria e inflación final neutra—, pero en los hechos hubo traspaso y la inflación final (elevada desde antes) se vio reforzada. Por lo demás, hay ajustes en curso y pendientes. Continuar leyendo