2015: ¿año electoral y de ajuste fiscal?

Eliana Scialabba

El día lunes el gobierno presentó el proyecto de Presupuesto 2015 frente a diputados. No es novedad que año a año el proyecto del Ejecutivo luego termine siendo un cumulo de proyecciones erróneas, las cuales otorgan discrecionalidad a Nación para el “efectivo” manejo fiscal.

No obstante, este año el Presupuesto tiene varias “sorpresas”. En primer lugar, Economía proyecta un 2015 con una inflación estimada que se ubicaría en 15,6% (mientras que la inflación estimada para este año es del 21,5%) y un crecimiento económico del 2,8%, (este año espera cerrar con un crecimiento cercano al 0,5%, por debajo del 6,2% proyectado en el presupuesto previo), mientras que el déficit fiscal ascendería a 4 puntos del PBI.

Sin embargo, lo más llamativo fueron las estimaciones correspondientes al desempeño fiscal. Según el proyecto oficial, los ingresos públicos crecerán un 28,1% anual, mientras que el gasto sólo lo hará un 13,2%. ¿Será realmente esto posible? Claramente creemos que no.

Analizando cada ítem en detalle, se estima que los recursos tributarios pasarán de 28% del PBI a 30%, alcanzando los 1.489.900 millones de pesos e incrementando la presión tributaria. De este total, poco menos de un tercio (412.563 millones, 8,3% del PBI o 28% de la recaudación) estará explicado por uno de los impuestos más regresivos del sistema tributario: el IVA, el cual se estima que se incrementará un 28,8%. Este sería el “piso” de la inflación que el gobierno tiene en mente para 2015, ya que este tributo de alícuota fija, se recauda por incremento de base imponible, la cual depende casi exclusivamente del mayor nivel de precios, en un contexto de estancamiento del consumo.

En tanto, Ganancias se proyecta que ascenderá también un 28,8% a 333.498 millones de pesos (casi 7 puntos del PBI y 22% de la recaudación). Por último, otro recurso tributario de alto peso en la recaudación son los Aportes y Contribuciones de la Seguridad Social (que representaran más de un cuarto de los recursos), los cuales estarán cerca de los 8 puntos del PBI. Como se observa, tres fuentes de recursos con fuerte incidencia sobre los sectores de menores recursos y los trabajadores.

Desde el punto de vista del gasto público, el panorama es más llamativo. Según los datos presentados, el gasto corriente se estima que ascienda a 1.089.381 millones de pesos, un 18,5% más que este año, mientras que los gastos de capital se contraerán un 12,7%, para cerrar 2015 con un crecimiento del gasto público del 13,2%.

Desagregando gasto corriente, las remuneraciones que representan el 11% del gasto total en Nación, se incrementarán un 18,3%: esto implica que una vez más, el costo del ajuste lo terminarán pagando los trabajadores. En tanto, los intereses de la deuda pública aumentaran un 14,9%.

Por otra parte, se estima que las prestaciones de la Seguridad Social aumenten un 29%, ascendiendo a 444.090 millones de pesos, mientras que las transferencias al sector privado (asignaciones familiares) que representan casi el 30% del gasto, se expandirán un 9%.

De cara a un año electoral, estas cifras, aunque agregadas, resultan bastante llamativas. En primer lugar, el gasto público creciendo por debajo de los ingresos constituyen un claro “ajuste fiscal”. En estos últimos años de crecimiento se despilfarraron recursos y ahora en un contexto de desaceleración, cuando la expansión fiscal se encuentra más justificada, no hay como hacer frente a las mayores erogaciones.

Por otra parte, los ingresos de los hogares (exceptuando jubilaciones) crecerían por debajo de la inflación, la cual se estima que estará en torno al 40%, muy lejos del 15,6% proyectado por el oficialismo. Sin embargo, si el ajuste fiscal fuera tan brutal que permitiera bajar la inflación a la cifra del gobierno, los beneficiarios de los planes sociales igualmente perderían una parte importante del poder de compra, ya que el aumento de los recursos destinados a ellos se encuentra por debajo del avance de precios oficial.

Asimismo, si bien no se especifica el monto del gasto en concepto de subsidios a los servicios públicos, para alcanzar las cifras defendidas por el Ministro Axel Kicillof frente a los diputados, habría que eliminar los subsidios, lo que profundizaría aun más la escalada inflacionaria y la recesión.

El proyecto de Ley de Presupuesto defendido por Kicillof y Capitanich en el Congreso, la ley de leyes, si bien debería generar previsibilidad a los diferentes actores económicos, durante los últimos años sólo logra generar más dudas sobre la conducción fiscal dada la inconsistencia de los números presentados, los cuales para 2015 se vuelven aun mas inconsistentes de cara a las elecciones presidenciales. Es sabido que durante años electorales, el gasto público crece mucho más que el resto de los años, de aquí lo paradójico de la estimación para el año próximo, teniendo en cuenta que en la actualidad el mismo se incrementa por encima del 40%.