El excedente de dólares comerciales se sigue contrayendo

En el mes de mayo el resultado del sector externo volvió a “achicarse”, y junto con ello, el excedente de dólares comerciales de la economía.

Según datos oficiales, el superávit comercial se contrajo un 72 %, alcanzando US$ 355 millones. El hecho se explicó por la fuerte caída de las exportaciones (-26 %), que vienen en retroceso hace dieciocho meses, que no lograron compensar la reducción del 16 % de las importaciones, que descienden desde marzo de 2014. De esta forma, el resultado acumulado durante los primeros cinco meses del año por el canal comercial ascendió a US$ 776 millones, la cifra más baja desde el 2000. Continuar leyendo

El superávit comercial en su peor nivel desde 2001

La balanza comercial argentina “cerró” 2014 con un superávit de USD 6.686 millones, un 16,4% debajo respecto al año anterior y el resultado más bajo desde 2001, previo a la salida de la Convertibilidad, año que finalizó con un resultado de USD 6.223 millones.

Las exportaciones totales alcanzaron los USD 71.935 millones, un 12% por debajo de 2013; mientras que las importaciones totalizaron los USD 65.249 millones, presentando una caída del 11% interanual.

Desde el punto de vista de las importaciones, las restricciones para el pago o la autorizaron de las compras al exterior frenaron fuertemente el ingreso de bienes. Asimismo, el menor nivel de actividad también influyó en la reducción de la demanda de productos del resto del mundo.

Desglosando la caída de las importaciones, se observa que la mayor contracción se observa en vehículos automotores de pasajeros, los cuales se contrajeron un 49% respecto a 2013 -explicado por la aplicación del impuesto para los automóviles de gama media y alta – y piezas y accesorios para bienes de capital, que descendieron un 22%. Asimismo, los bienes de consumo cayeron un 10% y los intermedio un 4%, al igual que los combustibles y lubricantes.

En tanto, examinando las exportaciones, los cupos establecidos para vender al exterior y – sobre todo – la pérdida de competitividad, afectaron las colocaciones de productos nacionales en el resto del mundo.

La contracción de las ventas al exterior se explicó por las menores exportaciones de productos primarios, los cuales descendieron un 20% debido a una menor disminución del 35% en la venta de cereales y del 10% en semillas y frutos oleaginosos. En tanto, combustibles y energía se contrajo un 18%, manufacturas de origen industrial un 15% y manufacturas de origen agropecuario un 3%.

Analizando en detalle los puntos mencionados previamente, se observa que el avance de la inflación continúa afectando el poder de compra de nuestro tipo de cambio “anclado” como instrumento de política antiinflacionaria, erosionando mes a mes la competitividad.

El tipo de cambio real multilateral finalizó 2014 en 1,39 $/USD, mientras que el poder de compra respecto a la divisa norteamericana “cerró” por debajo de la época de Convertibilidad: 0,99 $/USD. Por esta razón, las ventas al exterior descienden de manera continua, y se estima que durante 2015 se mantendrá esta tendencia.

Asimismo, el fortalecimiento del dólar y el menor dinamismo de la economía china seguirán presionando sobre los precios de las materias primas a la baja: la menor demanda de soja por parte del gigante asiático a precios inferiores podría dificultar aún más el complicado panorama cambiario.

No obstante, a pesar de lo sombrío del escenario, la caída del precio del petróleo podría “dar un poco de aire” a la creciente demanda de divisas por parte del sector. Asimismo, el menor nivel de actividad genera menor presión sobre el consumo de bienes importados.

En este escenario, habrá que esperar unos meses para conocer las políticas expansivas que llevará a cabo el Ejecutivo en un año de elecciones. Es probable que este año no sea tan restrictivo con los aumentos salariales, los cuales generarían una suba del consumo, principal estandarte del modelo económico kirchnerista.

Estos aumentos junto a la expansión fiscal y monetaria serían positivos para el consumo, y por lo tanto, también sobre la demanda de importaciones y el nivel de precios, profundizando aún más el deterioro de la competitividad y la caída de las exportaciones.

De esta forma, el sector externo podría volver a enfrentarse a la escasez de divisas del año pasado, la cual durante los últimos meses ha sido sorteada mediante ingresos no permanentes, de tipo heterodoxos. No obstante, para evitar este problema y eliminar la incertidumbre es necesario que la economía recupere su competitividad y pueda generar superávit genuino de divisas.

La actividad en caída libre

Si bien el INDEC trató de “lavar su imagen” a comienzos del año con la publicación de un nuevo índice de precios y el cambio de base de medición del PBI, los datos dados a conocer por dicho organismo en el transcurso de los meses, han ratificado que sólo se trató de un intento.

En el día de ayer, el instituto oficial de estadísticas dio a conocer el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que adelanta la evolución del PBI. Según el INDEC, en el mes de mayo el PBI aumentó un 0,5%, y el dato corregido de abril mostró un avance del 0,4%, lo que muestra dos meses seguidos de expansión en términos mensuales.

Sin embargo, respecto del año anterior, mayo se contrajo por tercer mes consecutivo, un 0,2%, aunque desacelerándose la caída respecto a la de los meses anteriores (0,7% en abril y 0,9% en marzo). Asimismo, se estima que junio también arrojó un resultado negativo, lo que confirma que el país se encuentra en “recesión técnica”, ya que lleva tres trimestres seguidos de caída del nivel de actividad, con su consabido impacto sobre el nivel de empleo, el cual se está comenzando a hacer evidente, sobre todo en el sector automotor, el más golpeado por la recesión que atraviesa la economía.

Si bien el informe no presentó la evolución por sector económico, las mayores caídas se verificaron en industria, construcción y comercio – tanto interior como exterior - , mientras que la mayor cosecha de soja parece haber sido la causa de que la caída de mayo no fuese tan pronunciada.

Asimismo, la incertidumbre generada por la posibilidad que la economía vuelva a entrar en “default” podría acelerar aun más la caída del nivel de actividad, y además en el tercer trimestre se reduce el impulso de la producción agropecuaria, por lo que el tercer trimestre se prevé más recesivo.

Por otra parte, la trayectoria ascendente de la inflación no hace más que agravar la situación, debido a que la caída del poder de compra de los salarios también impacta sobre la evolución del comercio, y las diferentes trabas impuestas por el Gobierno a los distintos sectores no hacen más que desalentar la inversión.

En este escenario y con la probabilidad de que todo se complique aun más la semana que viene por el tema de la deuda, sólo queda rezar para que la política económica argentina se estabilice y comience un sendero de expansión. No obstante, sin considerar el tema de la posibilidad del “default”, se espera que el año termine con una recesión de alrededor de un 1%, superando las previsiones iniciales. Una cifra que no se encuentra en línea con las de la “década ganada”.